Yokohama, Japón. Especial – Antes de convertirse en el abridor estelar que ha ganado 4 salidas consecutivas el zurdo venezolano Enyelbert Soto llegó a los Dragones de Chunichi como refuerzo para el bullpen y en esos términos tuvimos el placer de conversar con él durante una práctica reciente de su equipo en el Estadio de Yokohama.
En apenas su primer año en el béisbol profesional japonés y rodeado por el anonimato, el criollo comenzó a realizar apariciones silenciosas pero efectivas desde el bullpen en las que una y otra vez lograba retirar la entrada sin permitir anotaciones.
En una ocasión concedió una, pero luego volvió a registrar los ceros de costumbre que terminaron de convencer a su manager, que estaba necesitado de un abridor debido a las lesiones que afectan a varios miembros de la rotación regular, de darle la oportunidad de lanzar desde el principio.
Desde entonces, acumula cuatro victorias consecutivas en las que ha permitido sólo una carrera limpia, ha abanicado a 15 rivales y ha registrado una efectividad de 0.36, lo que obviamente le augura un muy buen futuro en la NPB. Quién hubiese imaginado que una racha tan exitosa iba a llegar tras un viaje a la República Dominicana.
“La idea de venirme a Japón surgió de un consejo que me dio Luis Blasini, el gerente de los Navegantes de Magallanes, que es el equipo con el que juego yo en Venezuela. Este año tuve una buena temporada con ellos, pero como no pudimos clasificar a la postemporada él me recomendó que me fuera a jugar a Dominicana con los Leones del Escogido y estando allá fue que me invitaron a venirme a Japón para jugar con Chunichi”, explica.
Las diferencias culturales y de juego se hicieron evidentes desde el principio, pero el latino no tardó mucho en aprender a adaptarse a su nuevo ambiente.
“Este béisbol es obviamente muy diferente al que se juega en los Estados Unidos o el Caribe, pero pasando los meses uno se va adaptando. La preparación física, sobre todo, es muy diferente, es más intensa. Básicamente, el juego es el mismo, pero aquí tiene unas características muy particulares que son únicas. La experiencia en general hasta ahora ha sido fantástica, la gente es demasiado amable. Lo único malo que he visto es lo del terremoto, pero lamentablemente nadie puede controlar la naturaleza”, agrega.
Algo que ha contribuido enormemente a su rápida adaptación a la NPB y a su club es la ventaja de poder contar con varios compañeros de equipo que también son latinos.
“Cuando llegué a Japón al primero que vi fue a Tony Blanco y después a Joel Guzmán y cuando llegué a Okinawa para los entrenamientos primaverales me encontré con Máximo Nelson, Félix Carrasco y Francis Ruiz, que es nuestro intérprete. Todos son muy buenas personas y me han ayudado mucho a adaptarme a la vida y al trabajo aquí. El resto de mis compañeros de equipo y mis entrenadores son todos muy amables, muy unidos y siempre tratan de ayudarme y me siento muy agradecido por eso”, comenta.
Tras la actuación tan destacada que ha tenido hasta ahora, el futuro no podría lucir mejor para el caribeño, que de terminar la campaña al ritmo que lleva ahora con toda seguridad recibirá una invitación para regresar el próximo año y en muchos mejores términos. Sólo el tiempo dirá si esta será la primera de una serie de exitosas temporadas en la NPB, pero el deseo de quedarse ya está presente.
“Desde que empecé a jugar béisbol en la Academia de los Astros de Houston allá en Venezuela siempre me han enseñado que uno no puede estar pensando en el futuro sino en el presente. Es por eso que ahora mismo sólo me preocupo por el día a día para tratar construir un mañana, pero claro, mi deseo es poder quedarme por muchos años, porque me de verdad que me he sentido muy bien aquí”, concluye.
