Mar, 23 Abr 2024 07:12 AM

Furor mediático rodea llegada de Gourriel a Japón

   Algo un poco sorpresivo y hasta inesperado ha acompañado la llegada del pelotero cubano Yulieski Gourriel al béisbol japonés: la extensa, incansable y tremendamente detallada cubertura que los medios deportivos locales han hecho de la misma.
 
   La firma el año pasado del curazoleño Andruw Jones con las Águilas de Rakuten causó sensación, al igual que la contratación este año del norteamericano Kevin Youkilis con el mismo equipo, pero el caso del cubano parece superar a ambos en notoriedad.
 
   Desde la rueda de prensa que ofreció en La Habana antes de salir para Japón el pasado 30 de mayo, en la que confesó que durante el Clásico Mundial de Béisbol 2013 perdió 5 kilos durante las 2 semanas que pasó en Japón debido a que no le gustó la comida local, los medios nipones no han dejado de seguir atentamente sus pasos.
 
   Su presentación como nuevo jugador de las Estrellas de DeNA, en la que posó para los fotógrafos sosteniendo una gran bandera cubana; su encuentro con su manager y el resto de sus compañeros de equipo; su actuación en las prácticas del conjunto, incluyendo sus leves problemas de comunicación sobre el terreno; las estrategias de la gerencia del club para atenderlo, que incluyen prepararle comida cubana 3 veces al día para que se alimente sin problemas; su encuentro con sus compatriotas que juegan en la liga y hasta sus reacciones ante todo lo que ha experimentado en Japón hasta ahora han sido reseñadas extensamente por la prensa local.
 
   Son varias las razones que han causado este furor mediático. La principal de ellas parece ser una cuestión de estatus. La imagen es una de las cosas más importantes que existen en la sociedad japonesa. Una persona, una compañía, una región e incluso el país entero valoran mucho su imagen y hacen el mayor esfuerzo posible tanto por protegerla como por promocionarla. Su éxito depende casi exclusivamente de ello.
 
   En el caso de Gourriel, y también en el de su compatriota Frederich Cepeda, la NPB se ha encontrado de pronto con algo que su principal rival, las Grandes Ligas, no puede tener: un par de jugadores altamente cotizados que de no ser por limitaciones políticas hace tiempo se hubiesen ido a jugar a los Estados Unidos.
 
   Ambos son excelentes peloteros, por supuesto, y además gozan de mucha fama, por lo que ya existen razones suficientes para promocionar sus respectivas contrataciones por todo lo alto. No obstante, parece haber un sentido de orgullo escondido detrás de todo, una especie de satisfacción secreta por haber superado a su gran rival en la carrera por firmar a un pelotero de gran talento, si bien con la ayuda de factores externos.
 
   Otro aspecto que muy posiblemente esté contribuyendo a este furor mediático es el hecho de que Gourriel, a diferencia de Cepeda, cumple hoy sus 30 años y está en el mejor momento de su carrera. Una cosa es contratar a un jugador de mucho renombre, como por ejemplo Andruw Jones, pero otra cosa muy distinta es adquirirlo cuando está en el mejor momento de su carrera, que es cuando más beneficios puede aportar a su nuevo equipo.
 
   Guardando las distancias, la llegada de Gourriel a Japón podría compararse en ciertos aspectos a la llegada del norteamericano James Robert (Bob) Horner a las Golondrinas de Yakult en 1987, que se transformó en un acontecimiento mediático de proporciones estratosféricas por dos razones muy particulares.
 
   La primera, porque a diferencia del pasado se trató de un jugador norteamericano famoso que llegó a la liga con 29 años y en su mejor momento profesional. La segunda y más importante, porque Japón, en la cúspide de su poderío económico, le ofreció un contrato más caro (2 millones de dólares) que el que sus competidores norteamericanos deseaban o estaban en capacidad de ofrecerle y eso se convirtió en motivo de orgullo nacional.
 
   Luego está la forma en que la historia de Gourriel se ha desarrollado hasta ahora. El hecho, además admitido, de que no le gusta la comida japonesa y de que no se ha sentido muy a gusto cuando ha visitado Japón en el pasado ha despertado la curiosidad de la prensa, que obviamente está muy interesada en saber cómo va a hacer para adaptarse a la vida en el país en el que va a estar viviendo, como mínimo, por los próximos 5 meses.
 
   La curiosidad de los medios con respecto a este tema es tan grande que hasta se especuló en un momento que DeNA podría contratar al venezolano Alex Ramírez como coach personal del cubano, en parte debido a su gran experiencia en la liga, pero también porque el criollo es dueño del único restaurante de comida latinoamericana que existe en Japón y eso parece ser lo único que el joven pelotero puede comer.
 
   La sugerencia no podría ser más desacertada porque, a pesar de tener lógica, pasa por alto el hecho de que Ramírez probablemente no desee regresar a trabajar con el club que lo despidió el año pasado, especialmente en un rol de tan baja categoría.
 
   Por último, está la inquietud por saber cuál será el impacto deportivo que tendrá su llegada a la liga. ¿Se convertirá en una estrella de inmediato? ¿Pasará mucho trabajo adaptándose al estilo de los lanzadores japoneses? ¿Cuántos jonrones podrá conectar? ¿Cuántas carreras podrá producir? ¿Será capaz de robarles muchas bases a los muy atentos lanzadores locales?
 
   Todo eso está por verse, aunque en su primer juego en la liga ya pudieron observarse un par de consecuencias que dejó su arribo al circuito: una positiva y una negativa. La positiva fue que respondió bien a la hora de batear. Se fue de 4-3, con un doble, 2 sencillos y una anotada, para dejar su promedio inicial en .750. Esto, obviamente, es una señal prometedora porque muestra lo muy efectivo que podría ser jugando en Japón en el futuro.
 
   La negativa fue que, debido a su contratación improvisada, el equipo no tenía un puesto para él en su roster y se inclinó por colocarlo en la tercera base, desplazando de esa posición al latino activo más longevo en la NPB, el venezolano Aarom Baldiris, quien no sólo tiene ya 7 temporadas de experiencia en el circuito sino que además es uno de los mejores antesalistas defensivos del mismo.
 
   Baldiris fue a parar a la primera base, que no es su posición natural, y el dominicano Tony Blanco asumió el rol de bateador designado, si bien todo esto es temporal debido a que las reglas de los juegos interligas ahora lo permiten. Una vez finalizados, el conjunto ya no podrá utilizar más esa figura, por lo que Blanco deberá regresar a primera y al manager le tocará resolver el dilema de dónde colocar a Gourriel y Baldiris.
 
   A principios de año ya advertimos en una de nuestras columnas que la excesiva contratación de jugadores extranjeros esta temporada, si bien le daba la oportunidad a más peloteros foráneos de ver acción en la liga, también afectaba mucho sus posibilidades de éxito, ya que reducía sus posibilidades de jugar todos los días.
 
   DeNA cuenta en este momento con 6 peloteros importados: los venezolanos Baldiris, Guillermo Moscoso y Enyelbert Soto; los dominicanos Blanco y Jorge Sosa; y el cubano Gourriel. Soto apenas ha visto acción debido a una lesión, por lo que en realidad sólo uno de los 5 jugadores restantes se verá obligado a quedarse en el equipo menor.
 
   No obstante, todos ellos no sólo necesitan sino que también merecen jugar todos los días, por lo que su descenso a la liga menor pondrá en serio peligro su continuidad en el país. Moscoso, por ejemplo, llegó a Japón con mucha promesa y si bien su actuación hasta ahora no ha sido la mejor, sí merece mayores oportunidades de demostrar lo que puede hacer, en especial en un club que está tan necesitado de lanzadores abridores.
 
   Sosa, que también ha tenido una campaña medio accidentada hasta ahora, necesita seguir viendo acción para poder corregir su rumbo y asegurar su continuidad en el circuito, mientras que Baldiris, que ha sido un modelo de consistencia desde que llegó a la NPB, es el que menos merece que lo estén sacando de su posición y lo estén moviendo indiscriminadamente sobre el terreno y también en su puesto en la alineación.
 
   Está por verse cómo transcurrirá el resto de la carrera de Gourriel este año en la NPB, pero lo que sí podemos saber desde ya es que, primero, su presencia en la liga tendrá efectos tanto positivos como negativos, y segundo, la cobertura mediática que recibirá, pase lo que pase, seguirá siendo extensa.
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