Cuando el joven Seiya Hosokawa conectó su vigésimo cuadrangular de la campaña este sábado, se convirtió en el primer bateador japonés de los Dragones de Chunichi en alcanzar esa cifra en 13 años y en el primer toletero del club (sin importar la nacionalidad) en lograr esa hazaña en 5 años.
Viciedo es el más reciente bateador de Chunichi en superar los 20 jonrones
La última vez que un bateador nipón de ese conjunto superó la barrera de los 20 vuelacercas fue en 2010, cuando el Jugador Más Valioso de la campaña Kazuhiro Wada y el antesalista Masahiko Morino terminaron el año con 37 y 22 jonrones, respectivamente.
Si dejamos la nacionalidad de un lado, la última vez que un bateador de ese conjunto cerró la temporada con 20 o más vuelacercas fue en 2018, cuando el inicialista cubano Dayán Viciedo, quien todavía está activo con la organización, se fue para la calle en 26 ocasiones.
Este dato deja en evidencia el problema más grave que le ha tocado enfrentar a la divisa de Nagoya desde que perdió al dominicano Tony Blanco a través de la agencia libre a finales de la campaña 2012: la falta de un bateador de poder confiable y consistente en su alineación.
Chunichi vivió su era dorada entre 2004 y 2011, cuando de la mano del legendario manager Hiromitsu Ochiai ganó 4 títulos de la Liga Central y clasificó a 5 Series de Japón, de las cuales ganó una: la memorable edición de 2007.
La filosofía de esa organización siempre ha sido ganar a través de su pitcheo y su defensa, pero esa estrategia nunca le generó resultados positivos sino hasta la llegada de Ochiai, quien se encargó de añadir una buena ofensiva a la ecuación.
Su primer gran cuarto bate de poder fue el estadounidense Tyrone Woods, quien entre 2005 y 2008 disparó al menos 35 cuadrangulares por campaña y fue sin duda alguna el motor ofensivo que mantuvo al conjunto en la pelea por el título de la Liga Central todos esos años.
Desde la partida de Blanco en 2012, Chunichi no ha podido encontrar a un jonronero confiable
Un desacuerdo salarial obligó a la gerencia a dejarlo en libertad a finales de 2008, pero su reemplazo, el ya mencionado Blanco, llegó en 2009 y tomó el relevo sin que se notara la diferencia. Ese mismo año lideró la Liga Central con 39 vuelacercas y después acumuló 72 más en sus 3 siguientes temporadas.
A pesar de que el equipo se coronó campeón de su circuito en 2010 y 2011 y avanzó a la Serie de Japón en ambas ocasiones, la gerencia decidió no renovar el contrato de Ochiai, iniciando así una debacle que todavía hoy está afectando al conjunto.
El reemplazo de Blanco tras su partida en 2012 fue el también dominicano Héctor Luna, cuyo promedio ofensivo estuvo casi siempre por encima de .300, pero cuyos totales de jonrones y empujadas no fueron los esperados.
Viciedo llegó a la franquicia en 2016 y desde el principio tuvo un gran impacto en la ofensiva del club, pero su perfil sigue siendo muy similar al de Luna: excelente promedio, pero no suficientes jonrones o carreras empujadas, por lo que el problema que comenzó en 2013 todavía se mantiene.
El también cubano Alex Guerrero se convirtió en una grata excepción, luego de capturar el título de jonrones de la Liga Central en 2017 con 35 estacazos y remolcar a 86 compañeros, pero lamentablemente su pasantía por la organización se limitó sólo a ese año.
De manera que han pasado 5 largas campañas desde la última vez que el equipo disfrutó de una sólida actuación ofensiva de su cuarto bate importado y nada menos que 13 desde que un bateador japonés hiciera algo digno en esa área.
No se puede negar que aquella generación local de 2010, comandada por Wada y Morino, fue legendaria, pero tampoco que la gerencia ha hecho un esfuerzo casi nulo a la hora de buscar reemplazos para esos grandes talentos.
Cada año, sus primeras selecciones en el draft suelen ser lanzadores y los pocos jugadores de posición que se atreve a firmar no reciben el respaldo ni la confianza que necesitan para poder desarrollarse en bateadores de poder confiables.
Hosokawa llegó al club a través de un canje con DeNA
Sin ir muy lejos, Hosokawa, el joven talento que acaba de irse para la calle por vigésima vez este año, llegó a la organización esta misma temporada a través de un cambio con las Estrellas de DeNA; ni siquiera fue una selección del draft que logró convertirse luego en un jonronero.
La insistencia de enfocarse sólo en pitcheo y defensa es, a la hora de la verdad, ratificada por el manager de turno y en ese sentido el conjunto ha fallado estrepitosamente con todos y cada uno de los estrategas que ha contratado desde que decidió no renovarle el contrato a Ochiai.
Desde 2012 hasta ahora, el equipo ha terminado nada menos que 7 veces en el penúltimo o último lugar de la tabla y sólo en una ocasión logró clasificar a la postemporada: 2012, cuando algunas de sus grandes estrellas de 2010 todavía estaban activas.
En estos últimos 11 años, los Gigantes de Yomiuri, los Carpas de Hiroshima y las Golondrinas de Yakult han ganado todos múltiples títulos de liga, mientras que los Tigres de Hanshin y las Estrellas de DeNA han logrado clasificar a la Serie de Japón.
En comparación, Chunichi no ha hecho sino decepcionar a sus fanáticos en ese período, a pesar de que sin duda logró desarrollar grandes lanzadores durante el mismo, como el cubano Raidel Martínez, que es en este momento el mejor cerrador de toda la NPB.
No obstante, por muy bueno que sea en ese rol, nunca podrá salvar partidos si sus compañeros de equipo no le dan la oportunidad de hacerlo y eso es lo que hemos presenciado una y otra vez esta misma temporada, cuando ha pasado períodos de más de 2 semanas sin subirse al montículo.
El actual manager, Kazuyoshi Tatsunami, ha sido particularmente controversial en ese aspecto. A pesar de que Hosokawa está completando una campaña excepcional, no duda en castigarlo cada vez que comete algún tipo de error o no se esfuerza lo suficiente en las prácticas.
Lo mismo ocurre con el joven lanzador Hiroto Takahashi, quien después de brillar con la selección nacional en el Clásico Mundial de marzo no ha tenido la mejor campaña del mundo, pero no porque no esté lanzando bien sino porque no está recibiendo el suficiente apoyo ofensivo de sus compañeros.
A pesar de ello, Tatsunami no pierde el tiempo en echarle en cara sus derrotas y culparlo por los males del conjunto, pero eso sin duda no es justo, ya que su rendimiento sobre el montículo ha sido bueno, pero no ha podido traducirse en más victorias debido a la pésima ofensiva del club.
Tatsunami casi no le da oportunidades de juego a los 3 dominicanos que él mismo firmó
Por si eso fuera poco, el propio Tatsunami viajó a la República Dominicana durante el invierno para firmar a 3 bateadores: Arístidos Aquino, Zoilo Almonte y Orlando Calixte, y los 3 han estado relegados al equipo menor durante casi toda la temporada.
Precisamente cuando el club necesita más ayuda ofensiva, le sigue negando a esos 3 importados la oportunidad de jugar en la máxima categoría y tratar de hacer el trabajo para el cual fueron contratados: conectar jonrones y empujar carreras.
El primer paso que debe dar la gerencia en este momento para tratar de mejorar el futuro del equipo es deshacerse de Tatsunami, ya sea a través de la típica ausencia médica -los conjuntos nipones nunca despiden a sus managers- o simplemente negándose a renovarle su contrato.
Mientras él continúe sobre el banquillo con esa terca actitud de general del ejército que no hace sino interrumpir la armonía del conjunto, parece muy difícil que el club logre salir del foso de la clasificación que ocupa en este momento.
Una vez que eso ocurra, el siguiente paso será firmar a un estratega que no sólo se enfoque en el pitcheo y la defensa sino también en la ofensiva, que es lo único que le permitirá al equipo aspirar a clasificar a los playoffs en el futuro.
Ya es hora de devolverle a los fanáticos de Nagoya la ilusión por ser campeones otra vez.