Vie, 26 Abr 2024 20:03 PM

Rebeldía sin causa: pesadilla latina

   El incidente disciplinario protagonizado por el venezolano Alex Cabrera el pasado domingo durante una práctica de los Búfalos de Orix nos recuerda el gran trabajo que aún tenemos por delante los latinoamericanos a la hora de preparar y educar a nuestros jóvenes para que desarrollen con éxito sus carreras en el deporte profesional.
 
   Según reportaron varios medios japoneses, que incluso publicaron fotos del incidente, Cabrera se molestó porque su turno al bate durante la práctica fue cambiado al último grupo y como señal de protesta sacó una pistola de juguete (model gun), de esas que usan pólvora y hacen ruido pero no expulsan proyectiles, y la disparó nada menos que en 20 ocasiones, a veces apuntando a sus compañeros. Demás está decir que todos los presentes pasaron un susto tremendo.
 
   Las rabietas de los atletas son comunes en el deporte profesional, especialmente en el béisbol, pero existe una diferencia entre romper un bate, patear unos cascos o tirar el guante al suelo y sacar una pistola, así sea de juguete, y dispararle a los jugadores y entrenadores asustándolos innecesariamente.
 
   Japón tiene una ley de control de espadas y armas de fuego muy estricta, que incluso ha llevado al arresto de personas por alterar armas de juguete, pero para la fortuna de Cabrera el arma que cargaba consigo no está prohibida por esa ley. Es por esto que salvo por el susto y la molestia de sus compañeros y entrenadores no se le impuso ninguna sanción disciplinaria, pero sin duda se le llamó la atención por su comportamiento y desde esta columna esperamos que reflexione y evite repetir el incidente en el futuro.
 
   De haber ocurrido lo mismo en un club de las Grandes Ligas es muy probable que una sanción monetaria y una suspensión hubiesen caído sobre él, o peor aún, la cancelación inmediata de su contrato.
 
   El dominicano Máximo Nelson, de los Dragones de Chunichi, puede dar fe de que en Japón no debe jugarse con esa ley de control de espadas y armas de fuego. A principios de marzo de este año, cuando partía del aeropuerto de Okinawa con rumbo a Nagoya junto al resto del equipo, fue detenido por cargar una bala en su equipaje de mano.
 
   Es probable que haya sido una bala de adorno, algún recuerdo que haya traído consigo de su país, pero eso no produjo ningún tipo de simpatía por parte de la policía o de su equipo. Fue arrestado inmediatamente y detenido por dos días para ser interrogado y su apartamento en Nagoya fue allanado en busca de más balas o armas de fuego.
 
   Afortunadamente para él, la policía no encontró nada y esto evitó su expulsión del equipo, que estuvo a punto de cancelar su contrato, ya que se determinó que no cargaba la bala con intenciones criminales. No obstante, el club le impuso una suspensión inmediata de tres meses que le evitó debutar en la presente campaña hasta el 13 de junio y esto lo salvó aún más, ya que la Liga Japonesa de Béisbol Profesional (NPB, por sus siglas en inglés) decidió no tomar acciones disciplinarias adicionales debido a la rápida reacción de Chunichi al incidente.
 
   Desde esta columna nos preguntamos dos cosas: ¿a quién se le ocurre llevar una bala en su equipaje de mano al cruzar la seguridad de un aeropuerto? y ¿qué hubiese ocurrido si este incidente hubiese sucedido en un club de las Grandes Ligas?
 

   Es necesario que les expliquemos a nuestros jóvenes la importancia de mantener la compostura en los momentos difíciles y de respetar las leyes adonde quiera que vayan, especialmente cuando tienen tanto que perder después de haber trabajado tan duro para alcanzarlo. No existe nada más triste que ver a un pelotero tirar a la basura una exitosa carrera deportiva por ignorar tontamente al sentido común.