El lanzador estadounidense Trevor Bauer volvió a ser noticia en Japón este fin de semana luego de perder su compostura sobre el terreno de juego durante un partido entre las Estrellas de DeNA y los Dragones de Chunichi en el Estadio de Yokohama.
Resumen del juego Chunichi vs DeNA. Incluye incidente de Bauer
El derecho de 32 años gritó furiosamente luego de que sus compañeros de equipo cometieran un garrafal error defensivo ante un roletazo de rutina y más adelante continuó con su pataleta al lanzar de mala gana la pelota a las gradas y entrar malhumorado al dugout después de terminada la entrada.
Varios fanáticos se apresuraron a comentar en las redes sociales que eso era totalmente normal y que no entendían cuál era el problema con su reacción, ya que el ex abridor de los Dodgers de Los Ángeles no había hecho nada que otros no hubiesen hecho antes.
El problema es muy sencillo: ese tipo de reacción puede que sea normal en las Grandes Ligas o los circuitos latinoamericanos, pero no en Japón, donde los peloteros son enseñados desde niños a controlar sus emociones y a no perder su compostura sobre el terreno.
Por ejemplo, ningún pelotero nipón de la NPB se queja nunca de una decisión de un umpire. Si éste canta strike un lanzamiento que parecía malo, el bateador ni siquiera se voltea a verlo, simplemente sonríe de manera sarcástica, como preguntándose “¿cómo es posible que eso haya sido strike?”, y luego camina tranquilamente de vuelta al dugout.
Lo mismo ocurre cuando un bateador recibe un pelotazo. Los extranjeros se lo toman personalmente y salen corriendo al montículo a tratar de agredir al lanzador, pero los japoneses entienden que no hubo mala intención y caminan en silencio a la primera base.
Por supuesto, los nipones no son robots sin sentimientos, son seres humanos que en raras ocasiones pierden su compostura, pero nunca al nivel mostrado por Bauer este fin de semana. Lo máximo que hacen es reclamarle de manera airada al lanzador lo que hizo, sin acercársele ni amenazarlo de manera alguna.
Los bateadores japoneses no disputan las decisiones del umpire
Ese admirable nivel de disciplina proviene de la educación que reciben los japoneses desde que son niños. Es lo que llaman Colectivismo, o actuar siempre en beneficio del grupo y no siguiendo los deseos personales de cada individuo, como lo hacemos comúnmente en Occidente.
Bauer, al gritar a todo pulmón, tirar la pelota a las gradas de mala manera y entrar gritando al dugout, puede se que haya sentido bien al expulsar toda la frustración de su cuerpo, pero sin duda no se ganó ningún amigo en el proceso. Todo lo contrario, molestó incluso a los que no tuvieron nada que ver con su problema.
Imagínese, por ejemplo, que usted llega al edificio en el que vive y se encuentra otro carro estacionado en su puesto privado. La mayoría de la gente empezaría a tocar la corneta efusivamente hasta que el dueño del carro que está ocupando su puesto se dé cuenta de lo que está sucediendo y baje rápidamente a mover su carro para que usted pueda estacionar el suyo.
En teoría, ese acto de agresividad logró resolver el problema. El ruido que usted causó no sólo logró atraer al dueño del otro carro para que lo moviera de su puesto sino que además también lo castigó de alguna manera por lo que hizo.
El problema con esa acción es que, mientras tanto, su ruido y sus gritos molestaron al resto de los vecinos del edificio que no tenían nada que ver con el problema y muy difícilmente usted tratará de ofrecerles una compensación por ello.
Para los occidentales es común e incluso aceptable ignorar los sentimientos de los demás cuando estamos tratando de alcanzar una meta individual, pero ese no es el caso en Oriente, donde toda acción que se toma debe considerar primero sus efectos en el colectivo antes de ejecutarse.
Si lo que uno planea hacer (por ejemplo, casarse y mudarse a otro país) afecta negativamente a su familia o al grupo social al que uno pertenece, entonces hay que encontrar una manera alternativa de hacerlo que no produzca ese tipo de efecto.
Los jugadores japoneses son siempre un modelo de comportamiento sobre el terreno
En lo que al béisbol se refiere, los jugadores japoneses están conscientes de que sus acciones pueden afectar de manera negativa a sus compañeros de equipo, a la franquicia en general e incluso a la compañía matriz que es dueña de la misma.
Es por eso que cada movimiento que realizan y cada gesto que ofrecen están cuidadosamente calculados para no ofender a nadie, y si por casualidad lo hacen tras perder momentáneamente la compostura, ese error debe ser seguido por una inmediata y sincera disculpa.
Lamentablemente, eso no fue lo que ocurrió con Bauer, quien le dio rienda suelta a su frustración sin pensar en las consecuencias de sus acciones y al final ni siquiera se disculpó por lo ocurrido. Cuando lo entrevistaron luego de finalizar el juego, lo único que hizo fue aclarar que no se molestó con alguna persona en particular sino por el error cometido.
Para tener éxito en el béisbol profesional japonés, un jugador no sólo debe tener talento para ese deporte, sino también una gran capacidad de adaptación a su nuevo entorno, porque sin ella es imposible que dure mucho tiempo en la liga.
De hecho, la mayoría de los peloteros importados que llegan a ver acción en la NPB cada año nunca regresan para una segunda temporada, precisamente porque no encontraron la manera de adaptarse al estilo y la filosofía de juego de los nipones.
Los japoneses que han logrado triunfar en las Grandes Ligas lo han hecho no sólo por su talento, sino especialmente porque lograron entender y asimilar la manera en que se hacen las cosas en ese circuito, incluso cuando no están de acuerdo con la misma.
Shohei Otani ha aprendido en la MLB a ser más efusivo en sus celebraciones
Shohei Otani, por ejemplo, ha aprendido a ser más efusivo en sus celebraciones, que es algo que no hacía cuando jugaba en su país. Yu Darvish, por citar otro ejemplo, aprendió a defenderse de los ataques de críticos y fanáticos e Ichiro Suzuki, famosamente, aprendió a decir groserías en inglés y español.
A Bauer, por lo tanto, le toca aprender a adaptarse al béisbol japonés si pretende mantener viva su carrera, ya que si lo botan de la liga por mala conducta difícilmente podrá conseguir trabajo en cualquier otro circuito profesional del planeta.
Él mismo ha declarado públicamente que está consciente de que esta es su última oportunidad, de que tiene que trabajar duro y aprender a adaptarse para tener éxito porque si no lo logra es muy probable que no le quede otra opción que retirarse del juego.
Es por eso que ahora necesita aprender a controlar sus impulsos, tal como lo hacen sus anfitriones, a comportarse como un caballero sobre el terreno y, más importante todavía, a disculparse sinceramente cada vez que cometa un error.
Actuar como una diva porque uno es famoso y pensar que los demás son los que tienen que adaptarse a uno y no uno a los demás puede que funcione brevemente si uno es muy talentoso y es capaz de generar los resultados esperados.
Sin embargo, al momento que esos resultados dejen de llegar la paciencia que los demás habían logrado mantener con uno hasta ahora desaparecerá y ya no habrá manera de convencerlos de que nos den otra oportunidad.
Los propios comentaristas japoneses del partido en el que participó Bauer se enfocaron precisamente en ese punto. “Muchos jugadores extranjeros se dejan llevar por sus emociones. Ahora hay que ver si es capaz de pasar la página y concentrarse en su trabajo, porque hasta ahora ha lanzado bien”, dijeron.
¿Aprenderá Bauer a adaptarse al béisbol japonés?
¿Será capaz Bauer de pasar la página? Como ya lo explicamos, triunfar en Japón es la única esperanza que tiene de mantener viva su carrera y nunca podrá hacerlo si no aprende a controlar sus emociones y respetar a sus anfitriones.
El aspecto más valioso de un equipo japonés es su armonía interna y cualquier elemento que atente contra ella siempre será eliminado. Como dice un dicho local, “el clavo que sobresalga será vuelto a clavar”. La misión de Bauer ahora es evitar convertirse en el clavo.