El puertorriqueño Neftalí Soto llegó esta semana a los 150 jonrones de por vida en la NPB, pero a pesar de que esa es una gran noticia no podemos sino recibirla con tristeza debido al evidente declive que han experimentado en los últimos años los bateadores latinos que están activos en la liga.
Soto es el último gran toletero latino en pasar por la NPB
Entre 1999 y 2019, los toleteros caribeños del circuito acumularon nada menos que 13 títulos de jonrones, 12 de carreras empujadas y 3 de bateo, pero desde que comenzó la pandemia en 2020 la sequía ofensiva ha sido tal que todos los ganadores del premio al Latino del Año han sido lanzadores.
Soto fue, por cierto, la última gran figura hispana en brillar sobre el plato, luego de capturar los títulos de jonrones y empujadas de la Liga Central en la temporada 2019 con totales de 43 y 108, respectivamente.
Desde entonces, los totales más altos a los que han llegado los representantes caribeños en los departamentos de cuadrangulares, empujadas y promedio han sido 27, 82 y .294, respectivamente, cortesía de los cubanos Leonys Martín y Dayán Viciedo.
Sin ir muy lejos, en 2019 nada menos que 6 toleteros latinos superaron los 20 vuelacercas, incluyendo 3 que sobrepasaron los 30 y uno que rebasó los 40. Así mismo, 3 superaron las 80 empujadas, incluyendo uno que llegó a las 90 y otro a las 100.
En 2022, por el contrario, sólo 2 llegaron a los 20 jonrones (el total más alto fue 24) y ninguno a las 80 empujadas. De hecho, el total más alto en esa categoría fue 74 y sólo otro jugador superó las 60. Los otros 19 bateadores hispanos que vieron acción quedaron todos por debajo de esa marca.
Por si eso fuera poco, también se ha desatado una alarmante tendencia a cerrar la temporada con un promedio ofensivo inferior a .200. En 2022, por citar un ejemplo, un total de 6 bateadores hispanos no pudieron llegar a esa cifra y nada menos que 10 quedaron por debajo de .210.
En 2019, apenas 4 registraron promedios inferiores a .200 y 6 inferiores a .210, mientras que en 2018 sólo uno quedó por debajo de .200, que además fue también el único en cerrar la campaña por debajo de .210.
Gómez es el puertorriqueño que más jonrones ha conectado en la NPB
La hazaña de Soto sin duda merece ser celebrada. Después de todo, sólo 13 caribeños han podido acumular hasta ahora al menos 150 jonrones de por vida en el circuito nipón y sólo uno de sus compatriotas lo supera: Leo Gómez, quien disparó 153 entre 1997 y 2002 con los Dragones de Chunichi.
Eso quiere decir que muy pronto el inicialista de las Estrellas de DeNA se convertirá en el boricua con más cuadrangulares en la historia de la NPB y hasta es posible que para finales de año se apodere del undécimo puesto de todos los tiempos entre los toleteros latinos.
El problema es que su logro llega en un momento en el que su carrera en Japón parece estar en su recta final. Después de irse para la calle 41 veces en 2018 y 43 veces en 2019, sus totales de vuelacercas han descendido a 25 en 2020, 21 en 2021 y 17 en 2022.
Lo mismo ha ocurrido con sus totales de carreras empujadas, que después de alcanzar las impresionantes cifras de 95 en 2018 y 108 en 2019, se quedaron en 78 en 2020, 62 en 2021 y 49 en 2022.
Peor aún, sus excelentes campañas de 2018 y 2019 convencieron a la gerencia de su equipo de extender su contrato por 3 años y 7,2 millones de dólares en diciembre de 2020, lo que significa que ese gran pacto culminará este año, justo cuando sus números están en su nivel más bajo.
Al momento de escribir estas líneas, su proyección para finales de 2023 es de 15 jonrones y 63 empujadas, cifras que no son necesariamente malas, pero que al mismo tiempo no justifican su continuidad en el club. Si por casualidad lo retienen, lo harán sólo por un año y con una considerable reducción de salario.
De todos los bateadores latinos que están activos en la NPB en este momento, los únicos dos que tienen el potencial real de acercarse a las cifras que registró Soto en 2018 y 2019 son el venezolano José Osuna y el dominicano Domingo Santana, ambos de las Golondrinas de Yakult.
Los dos debutaron en 2021 y han completado un par de promisorias temporadas hasta ahora, si bien ninguno de ellos ha podido acercarse, por distintas razones, a los totales del puertorriqueño.
Osuna es el que más probabilidades tiene de alcanzar los números de Soto
El que estuvo más cerca de lograrlo fue Osuna, quien el año pasado bateó para .272, con 20 jonrones y 74 remolcadas, y además jugó casi todos los partidos del calendario. Sin embargo, eso fue lo mejor que pudo hacer durante la campaña regular.
Santana, por su parte, disparó 15 cuadrangulares y remolcó 35 carreras en apenas 189 turnos legales debido a una lesión. Esos números le dan una proyección de 33 vuelacercas y 77 empujadas en una temporada completa, por lo que el potencial para alcanzar a Soto está ahí.
En lo que va del año 2023, Osuna acumula 8 jonrones y 24 remolques en 141 turnos legales. Eso le da una proyección de 24 cuadrangulares y 71 empujadas para esta campaña, números que sin duda son buenos, pero no tanto como los del boricua.
Santana, por su parte, suma 5 vuelacercas y 11 remolques hasta el momento, lo que se traduce en una proyección de 16 jonrones y 36 empujadas para finales de 2023, cifras que son casi idénticas a las que logró el año pasado, cuando apenas disputó 60 partidos.
En otras palabras, ninguno de los dos está encaminado a siquiera acercarse a los totales que alcanzó Soto en 2018 y 2019 y eso significa que, salvo una sorpresa mayúscula, pasaremos otra temporada más sin ver a un jugador latino convertirse en el protagonista ofensivo del circuito.
Un total de 17 bateadores caribeños están viendo acción en la NPB este año, pero sólo 5 de ellos son titulares con sus respectivos equipos y, como ya lo mencionamos, sólo dos cuentan con el potencial para acercarse al nivel ofensivo de Soto.
El resto necesita, en primer lugar, ganarse la titularidad, y luego, encontrar la consistencia ofensiva necesaria para producir esos números que eran tan comunes en el pasado y hoy ya casi no se ven.
En 2018, los cuartos bates latinos abundaban en la NPB
En 2018, por ejemplo, 4 de los 12 conjuntos de la NPB comenzaron la temporada con un cuarto bate latino: los Tigres de Hanshin tenían al dominicano Wilin Rosario, los Gigantes de Yomiuri al cubano Alex Guerrero, las Estrellas de DeNA al venezolano José López y los Dragones de Chunichi al cubano Dayán Viciedo.
Por si eso fuera poco, los terceros bates de los Dragones de Chunichi y las Águilas de Rakuten eran los dominicanos Zoilo Almonte y Carlos Peguero, respectivamente, y el quinto bate de los Halcones de SoftBank era el cubano Alfredo Despaigne.
En comparación, este año sólo dos equipos utilizan un cuarto bate caribeño y ninguno de ellos es titular, sino que aparece de vez en cuando en ese rol. Nos referimos al dominicano Gregory Polanco con los Marinos de Lotte y al cubano Ariel Martínez con los Luchadores de Nippon Ham.
Adicionalmente, el dominicano Domingo Santana está bateando en el quinto lugar para las Golondrinas de Yakult, tal como lo está haciendo el puertorriqueño Neftalí Soto con las Estrellas de DeNA. El venezolano José Osuna, quizás el hispano más productivo del momento, es el sexto bate de Yakult.
Hubo una época en la que los toleteros latinos abundaban en la liga y sus números eran realmente espectaculares. Tanto en 2004 como en 2005, nada menos que 7 caribeños superaron la barrera de los 20 jonrones en el circuito, y en cada caso 4 de ellos superaron incluso la barrera de los 30.
En 2017, que se mantiene todavía como la temporada más exitosa para los bateadores latinos en la NPB, los líderes de cuadrangulares y remolques de ambos circuitos fueron hispanos: Alex Guerrero (35 estacazos) y José Celestino López (105 empujadas) en la Liga Central y Alfredo Despaigne (35 y 103, respectivamente) en la Liga del Pacífico.
Hoy día, nuestros bateadores ya casi no aparecen entre los 5 mejores de las principales categorías ofensivas de cada circuito, por lo que sus posibilidades de ganar un título en esos departamentos son prácticamente nulas.
En algún momento las cosas mejorarán y tendremos el placer de volver a disfrutar de sus grandes hazañas ofensivas, pero todo parece indicar que no será pronto.