Dom, 06 Oct 2024 09:30 AM

Razones por las que Otani no firmará por 10 años

   Las especulaciones acerca de cuánto dinero podrá ganar el japonés Shohei Otani una vez que se convierta en agente libre a finales de esta temporada ya están casi fuera de control, por lo que consideramos necesario desmentirlas a continuación.

 

 Los medios norteamericanos no paran de especular acerca del costo del futuro contrato de Otani

 

   La famosa revista estadounidense Forbes publicó hace un par de meses un artículo en el que asegura que el fenómeno nipón podría convertirse en el primer pelotero en la historia en firmar un contrato superior a los 500 millones de dólares.

 

   Sin embargo, después de su extraordinaria actuación en el Clásico Mundial de Béisbol 2023, en el que fue nombrado Jugador Más Valioso, esa cifra ya no parece ser suficiente. Ahora un agente pronostica que terminará firmando por 12 años y 600 millones de dólares.

 

   Lo peor de todo es que en lugar de tratar de analizar la situación con un poco más de racionalidad, la mayoría de los medios norteamericanos se han sumado a la fiesta de tratar de adivinar qué tan alta será la cifra final, ignorando descaradamente el elemento más importante de la historia: la personalidad de Otani.

 

   Hablemos con claridad. La única razón por la que un jugador de béisbol profesional firma un contrato de 10 o 12 años es para tratar de ganar la mayor cantidad de dinero posible. Otras consideraciones entran en juego, sin duda, pero la principal razón es el dinero.

 

   El patrón es siempre el mismo. Un pelotero se convierte en agente libre en el mejor momento de su carrera y varios equipos empiezan a competir por sus servicios. Luego, con la ayuda de su agente, éste apela a todo tipo de trucos para tratar de aumentar las ofertas y al final acepta la más alta.

 

   Aaron Judge, de los Yanquis de Nueva York, constituye el perfecto ejemplo de ello. Rechazó una oferta de renovación de su club a principios de 2022, completó la campaña de su vida, se declaró agente libre a finales de año, amagó con firmar con los Gigantes de San Francisco hasta último minuto y al final decidió quedarse en Nueva York por 9 años y 360 millones de dólares.

 

   Demás está decir que ese no es el caso de Otani, quien no sólo ha demostrado una y otra vez que el dinero no es su principal motivación sino que además ya ha explicado públicamente que su principal deseo es ganar un título.

 

Otani hubiese podido firmar por 300 millones de dólares al llegar a la MLB, pero no lo hizo

 

   Para los que no conocen su historia, o simplemente han preferido olvidarla, recordemos brevemente todas las veces que el fenómeno japonés ha podido escoger el dinero por encima de sus intereses profesionales y al final no lo hizo.

 

   En 2016, poco antes de tomar la decisión de dar el salto a las Grandes Ligas, el nuevo convenio laboral entre la MLB y su Asociación de Peloteros entró en vigencia y con él apareció una nueva regla que impedía que los jugadores internacionales menores de 25 años firmaran como agentes libres.

 

   Como Otani sólo tenía 22 años en ese momento, si decidía mudarse a la Gran Carpa sólo podría hacerlo en condición de jugador amateur y eso lo obligaría a cobrar salario mínimo por las primeras 3 campañas, con la dificultad adicional de tener que negociar un aumento de sueldo en las siguientes 3.

 

   Después de su extraordinaria actuación en la NPB durante las 5 temporadas anteriores, en las que brilló como abridor y bateador designado, muchos scouts especularon que para poder firmarlo en un mercado libre habría que pagar unos 300 millones de dólares.

 

   Otani, por lo tanto, sólo hubiese tenido que esperar 3 años para poder llegar a las mayores por la puerta grande y firmar un contrato de 300 millones, pero al final no lo hizo. Explicó con toda la tranquilidad del mundo que su deseo era hacer la transición lo antes posible y que no le inquietaba el tema monetario.

 

   Su decisión hizo posible que los 30 clubes de la MLB tuviesen a su alcance firmarlo, ya que sólo podría cobrar salario mínimo, pero a pesar de ello muchos pensaron que la fama y el prestigio de los equipos más poderosos terminarían convenciéndolo de firmar con ellos. Los Yanquis eran las favoritos.

 

   No obstante, Otani se tomó su tiempo, analizó con cuidado todas las ofertas que recibió y al final aceptó la que le consideró que era mejor para él, la de los Angelinos de Los Ángeles, que no destacó por su dinero o su prestigio sino por el ambiente de trabajo que le ofrecía.

 

   Su instinto no ha podido estar más acertado. Los Angelinos le dieron toda la libertad que necesitaba para convertirse en el extraordinario jugador de doble rol que es hoy día y que promete seguir dominando las Grandes Ligas por varios años más.

 

Otani ganó por unanimidad el JMV de la Liga Americana en 2021

 

   Después de ser nombrado de manera unánime Jugador Más Valioso de la Liga Americana en 2021 y de casi repetir esa hazaña en 2022, Otani llegó al último año de su actual contrato con los Angelinos con la posibilidad de apelar al arbitraje para tratar de ganar la mayor cantidad de dinero posible.

 

   Como se imaginarán, no lo hizo. Simplemente acordó, sin tomarse mucho tiempo, aumentar su salario a 30 millones de dólares anuales, lo que representa un récord para un jugador en su último año de contrato, pero no se acerca al monto que hubiese podido obtener si hubiese apelado al arbitraje.

 

   A pesar de todo eso, muchos piensan que ahora sí, que ahora Otani, sin duda, va a firmar por 12 años y 600 millones de dólares porque, como nos explicó un fanático recientemente, “cada quien tiene su precio y al final le van a hacer una oferta que no va a poder rechazar”.

 

   El problema con esa aseveración es que, una vez más, ignora la consistente actitud que ha tenido el japonés hasta ahora con respecto al dinero: se trata de un aspecto al que no le presta atención a la hora de decidir qué hacer con su futuro profesional.

 

   En lugar de estar adivinando, más bien hagamos una deducción basada en lo que sí ha dicho públicamente: que su principal deseo es ganar un título. En su momento, muchos interpretaron ese comentario como un deseo de cambiar de equipo, pero ese no es el caso.

 

   Desde nuestro punto de vista, Otani siente un profundo agradecimiento hacia los Angelinos por todas las oportunidades que le han brindado y que al final le permitieron convertirse en la gran estrella que es hoy día. Debido a eso, su principal opción será siempre quedarse en esa organización.

 

   Sin embargo, su principal deseo es ganar un título y él está consciente de que es muy probable que no lo pueda lograr con ese equipo, por lo que entonces se haría necesario cambiar de aires. El problema es, ¿cuál conjunto le brindará las mejores posibilidades de alcanzar ese objetivo?

 

Cualquiera que sea su destino, lo más probable es que Otani firme un contrato corto

 

   Cualquiera que sea su destino, parece muy difícil que acepte pactar por 10 o 12 años con una organización que podrá garantizarle mucho dinero, pero no el título que está buscando. Lo más lógico sería firmar un contrato de 2 o 3 años para probar y luego extenderlo o cancelarlo según los resultados.

 

   No importa lo famoso y adinerado que pueda ser un club, llámese Yanquis de Nueva York, Dodgers de Los Ángeles o Astros de Houston, ninguno de ellos podrá garantizarle el título que está buscando, por lo que no tiene sentido que éste vaya a aceptar comprometerse por el resto de su carrera con cualquiera de ellos.

 

   El único análisis sensato que hemos leído hasta ahora y con el que estamos de acuerdo es que su decisión final dependerá mucho del tipo de temporada que tengan los Angelinos este año. Si clasifican a la postemporada o quedan cerca de hacerlo, lo más probable es que Otani renueve con ellos.

 

   Por el contrario, si completan otra campaña desastrosa en la que queden en el foso de la clasificación o muy lejos de llegar a los playoffs, entonces es probable que decida irse a otro conjunto que le dé más esperanzas para el futuro.

 

   Insistimos, lo más lógico es que su próximo contrato sea de 2 o 3 años, independientemente de su destino. Seguramente será muy generoso, quizás por 60 millones de dólares anuales, pero dudamos mucho que se extienda más allá de esa duración.

 

   Muchos alegarán que eso es una locura, que si desperdicia esta oportunidad de firmar por 600 millones de dólares nunca más podrá hacerlo, pero los que digan eso, obviamente, nunca entenderán que es posible tomar en cuenta otros aspectos que no sean el dinero a la hora de firmar un contrato de béisbol.