Mié, 24 Abr 2024 09:13 AM

Lo inverosímil de los 3.000 hits de Ichiro Suzuki en MLB

 

   El dato que nos parece más increíble de los 3.000 hits del japonés Ichiro Suzuki en las Grandes Lígas, marca a la que el habilidoso toletero llegó ayer con un largo triple, es que éste debutó en las mayores a los 27 años y 162 días de edad.

 

   El promedio de edad de los otros 29 miembros del club de los 3.000 imparables al momento de su debut en MLB es de 20 años y 215 días y el que debutó con mayor edad entre ellos, Wade Boggs, lo hizo a los 23 años y 299 días.

 

   En comparación, Ichiro debutó en la Gran Carpa con 3 años y 228 días de edad más que Boggs y a pesar de eso todavía pudo llegar a los 3.000 hits. Esta es la razón por la que afirmamos que su hazaña es sencillamente inverosímil.

 

   Analicemos con más detalles los asombrosos logros que tuvo que realizar para poder llegar a esa meta. Si bien algunos de ellos resultan muy conocidos, nunca está demás darles un repaso.

 

   Su increíble capacidad de adaptación

 

   La mayoría de los jugadores extranjeros que debutan en las Grandes Ligas pasan trabajo durante las primeras semanas de la temporada. Como de pronto se encuentran en un circuito en el que nunca habían jugado antes y además haciéndolo en estadios nuevos y ante lanzadores que nunca habían enfrentado, pues lo normal es que atraviesen un período de ajustes que, si logran superar con éxito, les permita adaptarse al ritmo de trabajo de la liga.

 

   Algunos superan ese período más rápido que otros y hay quienes incluso nunca lo superan, pero en el caso de Ichiro sólamente duró 3 turnos, porque en la cuarta visita al plato de su primer juego en MLB conectó en sencillo al jardín central que comenzó la legendaria historia que todavía hoy estamos contando.

 

   El delgado jardinero nipón terminó esa primera campaña (2001) con los títulos de bateo y bases robadas de la Liga Americana, además de alzarse con los galardones al Novato del Año y al Jugador Más Valioso de la temporada, participar en el Juego de las Estrellas y obtener un Guante de Oro. Sus 242 hits representaron la cifra más alta registrada en las mayores en 71 años.

 

   Su consistente producción ofensiva

 

   Llegar a los 3.000 hits requirió un esfuerzo productivo sobrehumano por parte de Ichiro. Desde su debut en la Gran Carpa en 2001, cosechó al menos 200 hits, 20 dobles, 40 empujadas y un promedio superior a .300 en cada una de sus primeras 10 campañas, además de sumar al menos 30 robos en 9 de ellas y 100 anotadas en 8.

 

   Por si eso fuera poco, fue electo para participar en el Juego de las Estrellas y ganó el Guante de Oro como jardinero en 10 campañas consecutivas, cifras que alcanzan niveles extraterrestes cuando se toma en cuenta que ya había ganado 7 títulos de bateo y 7 Guantes de Oro consecutivos y además había participado en 7 ocasiones seguidas en la Serie de las Estrellas de la NPB antes de dar el salto a las mayores.

 

   Su marcas de más hits para una temporada (262, en 2004) y más campañas consecutivas con 200 o más hits (10) prometen mantenerse vigentes por muchos años.

 

   Su envidiable forma física

 

   Ichiro no ha cambiado de peso o físico desde que debutó en las Grandes Ligas en 2001. Su velocidad sobre las bases y la fuerza de su brazo han, naturalmente, disminuido un poco, pero no mucho.

 

   Adicionalmente, nunca ha sufrido una lesión que lo haya mantenido alejado de los terrenos por mucho tiempo (la menor cantidad de juegos que ha disputado en una temporada es 143) y la velocidad de su swing se mantiene casi inalterada.

 

   Mientras que otros jugadores ganan peso (algunos de manera notable), pierden velocidad y fuerza y sucumben a constantes lesiones con el pasar de los años, el jardinero japonés ha mantenido su físico intacto, tal como si hubiese encontrado la fuente de la eterna juventud. El único cambio notable que muestra son las prominentes canas que se le ven en la cabeza.

 

   Su inquebrantable rutina de trabajo

 

   Su excelente forma física, así como su rendimiento sobre el terreno, son consecuencia de una impresionante rutina de trabajo. Sus compañeros de equipo nunca dejan de asombrarse de lo imperturbable, rigurosa y balanceada que es.

 

   Horas antes de que comience el partido se le puede ver caminando solo por el terreno, estirándose y haciendo diversos tipos de calistenias que mantienen su cuerpo a tono. Según cuentan, carga un conjunto de pesas propio que utiliza antes de cada práctica de bateo para mantener constante la velocidad de su swing.

 

   Así mismo, corre y calienta el brazo con la ayuda de algún compañero antes de cada juego, además de poseer una ya famosa rutina de calistenias que realiza cuando está en el círculo de prevenidos y otra igualmente popular manera de sostener el bate a la hora de enfrentar a los lanzadores rivales.

 

   Luego de terminado cada partido, limpia a fondo sus zapatos y le echa aceite a su guante para mantenerlo en óptimas condiciones.

 

   Por si eso fuera poco, durante el descanso invernal siempre regresa a Japón para continuar trabajando por su cuenta con compañeros y amigos locales en sesiones diarias que nunca detiene el frío de la época.

 

   Su asombroso conocimiento del juego

 

   En el documental “Béisbol, el décimo inning” de Ken Burns, Ichiro explica en una entrevista que su conección al béisbol es tan grande que ve al deporte como si fuese uno de sus padres, razón por la cual su conocimiento del juego es extremadamente profundo.

 

   Su padre comenzó a entrenarlo rigurosamente desde que tenía 3 años de edad y desde ese momento no ha parado de estudiar el juego.

 

   Para el momento en que alcanzó su adolescencia, no sólo practicaba muchas horas al día, sino que además visitaba cada noche un centro de bateo en el que enfrentaba a máquinas cuya velocidad fácilmente dominó después de un tiempo. Tal era su fervor por seguir mejorando, que su padre debía pedirle al dueño del local que aumentara la velocidad de las máquinas por encima del limite recomendado, de manera de que su hijo pudiera aprender más.

 

   En la escuela secundaria, donde además era uno de los mejores estudiantes, todas sus tareas y ensayos explicaban su deseo y obsesión por convertirse en un jugador de béisbol profesional.

 

   Al momento de dejar Japón para dar el salto a las Grandes Ligas, le dijo al dueño de la Ola Azul de Orix (hoy Búfalos de Orix) que ya no tenía nada más que aprender en la NPB y que esa era la razón por la cual quería irse a las mayores.

 

   Por lo tanto, desde que debutó en MLB en 2001 no ha hecho sino seguir estudiando el juego meticulosamente y esa es una de las principales razones por las que hoy día, a sus 42 años de edad, todavía puede mantenerse jugando al impresionante nivel que muestra en este momento.

 

   No resulta una sorpresa, por lo tanto, que haya llegado a los 3.000 hits con la avanzada edad que tiene y a pesar de haber debutado en la Gran Capra con 27 años y medio, así como tampoco lo será el anuncio de su elección a los salones de la fama tanto de MLB como de la NPB en su primer año de elegibilidad.

 

   Después de todo, nos encontramos ante una de las carreras más impresionantes de la historia del béisbol y ante uno de los bateadores más habilidosos que jamás se hayan visto sobre el terreno de juego.

 

   Si bien nunca fue un bateador de poder ni tampoco acumuló números destacados en esas categorías, su forma cerebral de practicar el deporte y su innegable talento para hacer contacto con la pelota serán por siempre respetados y admirados por las generaciones futuras.