La mala suerte de Alex Cabrera

   De cualquier forma que se quiera verla o analizarla, es imposible negar que la carrera del venezolano Alex Cabrera en el béisbol profesional japonés ha sido muy exitosa. Un título de jonrones, uno de carreras empujadas, un premio al Jugador Más Valioso de la temporada regular, dos anillos de campeón de liga y uno de campeón nacional hablan por sí solos.
 
   Adicionalmente, posee el récord (compartido) de más cuadrangulares en una temporada con 55 y el décimo mejor promedio ofensivo de por vida con .310. No obstante, es curioso ver cómo su carrera hubiese sido mucho más exitosa de lo que ya es si no hubiese sido por la mala suerte que le ha acompañado desde que llegó a la NPB hace 10 años.
 
   El poderoso inicialista criollo conectó nada menos que 154 vuelacercas en sus primeras tres campañas en la Liga del Pacífico con los Leones de Seibu: 49 en 2001, 55 en 2002 y 50 en 2003. Sin embargo, sólo ganó el título de jonrones en una ocasión, 2002. En 2001 y 2003, quedó segundo detrás de su gran amigo Karl “Tuffy” Rhodes, de los Búfalos de Kintetsu.
 
   En comparación, los también venezolanos Roberto Petagine y Alex Ramírez ganaron los títulos de cuadrangulares de la Liga Central en 2001 y 2003 con 39 y 40 estacazos, respectivamente. Si en lugar de haber jugado en la Liga del Pacífico hubiese tenido la suerte de jugar en la Liga Central o si su amigo “Tuffy” Rhodes hubiese jugado en la Central, Cabrera hubiese ganado con facilidad el liderato de jonrones por 3 años consecutivos.
 
   En 2002, incluso, estuvo cerca de ganar la triple corona ofensiva, tras quedar segundo en promedio con .336 y en carreras empujadas con 115. Michihiro Ogasawara, de los Luchadores de Nippon Ham, lo superó en promedio con .340 y una vez más su amigo Rhodes le ganó la partida en remolcadas con 117.
 
   En 2004, una lesión en la muñeca lo mantuvo alejado de los terrenos de juego durante la primera mitad de la campaña, por lo que sólo pudo ver acción en 64 partidos ese año. No obstante, en ese período conectó 25 estacazos y empujó 62 carreras. De haber jugado la temporada completa con ese mismo ritmo ofensivo hubiese terminado el año con 50 jonrones y 124 empujadas, números que le hubiesen valido la doble corona ofensiva de su circuito.
 
   En 2006, a pesar de que sus números no fueron tan espectaculares como en sus primeros tres años en la liga, estuvo a punto una vez más de alzarse con la triple corona ofensiva tras ganar el título de remolcadas con 100 y quedar segundo en estacazos con 31 y en promedio con .315. Ogasawara, de Nippon Ham, lo superó sólo por un jonrón, mientras que Nobuhiro Matsunaka, de los Halcones de SoftBank, le ganó con comodidad la batalla del promedio con .324.
 
   En 2008 volvió a quedar segundo en remolcadas con 104, una vez más por detrás de su amigo Rhodes, quien lidero la liga con 118, y en 2010 peleó el título de bateo hasta la última semana de la temporada, pero una mala racha ofensiva en sus últimos 4 partidos (se fue de 15-1) lo relegó al cuarto puesto de ese departamento.
 
   En resumen, de no haber sido por la mala suerte de haber jugado en la misma liga que su amigo “Tuffy” Rhodes y de haberse lesionado con tanta frecuencia, Alex Cabrera tuviese en su haber en este momento hasta 5 títulos de cuadrangulares, 4 de carreras empujadas y 3 de bateo, incluidas un par de triples coronas. No obstante, hasta el momento se ha tenido que conformar con un solo título de jonrones, uno de remolcadas y ninguno de bateo.
 
   Su compatriota y amigo Alex Ramírez, en comparación, ha acumulado en el mismo número de campañas 2 títulos de jonrones, 4 de impulsadas y uno de bateo, incluidas un par de dobles coronas ofensivas y dos galardones al Jugador Más Valioso.
 
   En este momento, Cabrera suma 346 estacazos de por vida en la NPB, lo que le convierte en el segundo extranjero con más jonrones en la historia, siempre detrás de Rhodes, quien sumó 464 en 13 campañas. El criollo aspira jugar un par de temporadas más, con lo que tendría la oportunidad de alcanzar los 400 vuelacercas de por vida, pero eso sólo dependerá de que pueda mantenerse sano.
 
   En 2008 se convirtió en el jugador que más rápido llegó a los 300 jonrones de por vida en la NPB, al alcanzar la marca en su partido número 934, con lo que superó por amplia ventaja el récord anterior de 1.072 partidos impuesto por Koichi Tabuchi. De no haber sido por las varias lesiones que lo limitaron a jugar apenas 65 partidos en 2009 y 112 este año, es muy probable que a esta altura ya hubiese llegado o estuviese muy cerca de los 400 estacazos.
 
   Otro aspecto en el que las lesiones han afectado al venezolano es el de su “nacionalidad” dentro de la liga. Un jugador extranjero que ve acción en al menos 75% de los partidos de su equipo durante 8 temporadas en la NPB se gana el derecho a ser considerado como un japonés más dentro del róster y eso, obviamente, aumenta sus posibilidades de ser renovado o contratado por otros equipos, ya que no reducirá el cupo de extranjeros del club que lo contrate. Actualmente, los clubes japoneses tienen un límite de 4 extranjeros inscritos al mismo tiempo en su róster activo durante una campaña.
 
   Ramírez se ganó su “nacionalidad” japonesa luego de cumplir el porcentaje requerido en sus primeras 8 campañas en Japón y desde entonces no ocupa más una plaza de extranjero en su club. Cabrera, sin embarho, tuvo que esperar 10 años para ganarse esa ventaja, ya que se perdió más de la mitad de dos campañas (2004 y 2009) debido a diversas lesiones.
 
   Hoy día, Ramírez es considerado tanto por sus números como por su gran carisma como uno de los mejores jugadores extranjeros, si no el mejor, que han pasado por la NPB. Con un poco más de suerte, menos lesiones y la ausencia de “Tuffy” Rhodes, es posible que esa distinción estuviese en manos de Cabrera, al menos por un par de años más.
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