Jue, 25 Abr 2024 03:49 AM

La inusual temporada 2011 de la NPB

   Nuestro colega de la versión inglesa del Diario Yomiuri Jim Allen trató recientemente en uno de sus artículos un tema que vale analizar en esta columna: lo inusual que será la temporada 2011 de la NPB, debido a todos los ajustes que, forzosamente, se le han tenido que hacer al calendario de juego como consecuencia del terremoto y posterior tsunami que afectaron al noreste del país el pasado 11 de marzo.
 
   La prohibición de jugar partidos de noche en las regiones afectadas por la tragedia durante todo el mes de abril para ahorrar electricidad, la limitación de la duración de los partidos a 3 horas y media con ese mismo objetivo y las Águilas de Rakuten disputando sus partidos de local en los estadios de Hanshin y Orix hasta que el suyo sea reparado son sólo algunos de los cambios que ya hemos empezado a ver en el panorama de la liga.


 
   Considerando lo difícil que tradicionalmente ha sido realizar cambios o innovaciones en una liga y una cultura tan apegada a la tradición, estas medidas no sólo resultan curiosas sino que también despiertan la esperanza de que, finalmente, se den lugar nuevos y necesarios cambios en las mismas.
 
   El hecho de que el inicio de la campaña haya sido pospuesto desde el 25 de marzo hasta el 12 de abril, si bien en el caso de la Liga Central fue difícil de acordar y requirió la intervención de varios sectores influyentes para llevarlo a cabo, ya resulta un gran paso adelante. De hecho, representa la primera vez desde que se empezó a utilizar el sistema de dos ligas en 1950 que el inicio de la campaña es pospuesto por cualquier otra razón que no sea el mal tiempo.
 
   Tanto los clubes como los jugadores ya se han comprometido, a pesar del retraso, a jugar los 144 partidos de la temporada regular, la postemporada y la Serie de Japón, lo que los obligará a conseguir una forma de disputar todos los partidos suspendidos entre el 25 de marzo y el 12 de abril.
 
   La NPB ya ha anunciado que retrasará el inicio de las series de postemporada en ambas ligas hasta el 29 de octubre y el de la Serie de Japón hasta el 12 de noviembre, pero aún así otras medidas serán necesarias para poder recuperar los juegos perdidos.
 
   La realización de dobles jornadas, por ejemplo, ha estado ausente del béisbol japonés por muchos años debido a que la Asociación de Peloteros se niega a disputarlas alegando el desgaste físico que supone para los jugadores. En Japón, los equipos acostumbran a realizar largas prácticas antes de cada partido que, sumadas al tiempo de juego en sí, que por lo general es más largo que en las Grandes Ligas, se traduce en largas jornadas diarias de trabajo que sin duda cansan mucho a los jugadores.
 
   No obstante, puede que este año se vean obligados a aceptarlas, ya que probablemente sean la única forma de poder recuperar el tiempo perdido.
 
   Incluso, las largas prácticas antes de los partidos puede que se vean afectadas también debido a los esfuerzos que se están llevando a cabo para ahorrar energía en las zonas afectadas por el sismo. Limitar el tiempo de juego a 3 horas y medias con la idea de ahorrar electricidad no marcará una gran diferencia salvo que se limiten también las horas de práctica, que no sólo son largas sino que también empiezan con demasiada antelación antes de los partidos.
 
   Así mismo, es posible que la NPB se vea obligada a reducir los abundantes días de descanso que tiene en su calendario. Normalmente, ambas ligas descansan los lunes, días en los que nunca se realizan partidos salvo que se trate de un fin de semana largo como consecuencia de un día festivo.
 
   Por citar un ejemplo, los Gigantes de Yomiuri tienen libres, al menos de momento, los cinco lunes del mes de agosto, lo que se traduce en cinco días de descanso en ese mes. En comparación, los Yanquis de Nueva York tienen sólo dos días libres ese mes: el 8 y el 22. El resto de su calendario está repleto de partidos que de disputarán a todo lo largo y ancho del territorio estadounidense.
 
   Otro problema tradicional que se presenta todos los años al final de la temporada es la falta de coordinación de los calendarios de ambas ligas, que normalmente terminan sus partidos con días y hasta semanas de diferencia. Es por esto que es común ver al equipo campeón de liga comenzar su postemporada dos o tres semanas después de terminada la temporada regular.
 
   La decisión de comenzar la campaña el mismo día sin duda contribuirá a que el final de ambas ligas ocurra en fechas cercanas, pero eso no será suficiente para resolver el problema de recuperar los partidos perdidos, también hará falta el compromiso tanto de la NPB como de los equipos y los jugadores para reducir los muchos días de inactividad que normalmente se ven en el calendario cada octubre.
 
   Quizás el más grave y más difícil de cambiar de todos los problemas sea el del papel que juega el comisionado de la NPB en la liga, cuya falta de autoridad quedó una vez más en evidencia cuando recientemente la Liga Central insistió en comenzar su temporada a tiempo a pesar de la devastación causada por el terremoto y la presión de muchos sectores para que se abstuviese de hacerlo.
 
   Tradicionalmente, el comisionado ha sido una figura simbólica, un requisito necesario para completar la organización, en lugar de un líder capaz de guiarla hacia un futuro mejor. Esto se debe a que el béisbol profesional en Japón nació y creció de la mano de los Gigantes de Yomiuri y éstos, apoyados por el conglomerado mediático del que son propiedad, han estado siempre al mando de todo.
 
   Mientras que en Estados Unidos la organización de las Grandes Ligas trabaja, liderada por su comisionado, para el beneficio y el desarrollo de todos los clubes, en Japón cada club trabaja y se desarrolla por su cuenta y la NPB, que funciona gracias a las contribuciones anuales que le hacen todos los equipos y cuyo comisionado es más un secretario que un gerente, simplemente se limita a organizar los calendarios de acuerdo a las reglas que le dictan los clubes.
 
   A pesar de que la NPB ha progresado mucho desde su nacimiento, los cambios han llegado de manera lenta y costosa. No obstante, una situación de emergencia como la actual puede que termine precipitando varios ajustes que tiene pendientes y que serán más que bienvenidos, ya que tanto los equipos como los jugadores y los fanáticos tienen tiempo esperándolos.

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