Sáb, 20 Abr 2024 02:45 AM

Grandeligas famosos que han jugado en Japón

   La columna de esta semana está dedicada a los cada vez más numerosos seguidores de nuestra página en la red social Facebook, que día a día envían sus preguntas y manifiestan su creciente interés por el béisbol profesional japonés. Les agradecemos enormemente su atención y con mucho gusto le respondemos todas sus interrogantes.
 
   Un dato curioso que quizás desconozcan y que nos gustaría compartir hoy con ustedes es la gran cantidad de estrellas de las Grandes Ligas que han jugado alguna vez en Japón, cuya relación en materia de béisbol con los Estados Unidos ha sido siempre estrecha desde el nacimiento del profesionalismo en la tierra del sol naciente en 1936.
 
   Desde Babe Ruth y Lou Gehrig hasta Randy Johnson y Barry Bonds, pasando por Andrés Galarraga y Omar Vizquel, son muchas las luminarias que han jugado en los diversos estadios de la geografía nipona (Joe DiMaggio incluso pasó allá su luna de miel junto a Marilyn Monroe), si bien la mayoría de ellos lo han hecho en encuentros de exhibición.
 
   No obstante, otros tantos sí han disputado temporadas enteras o han formado parte de las nóminas de algunos de los 12 equipos de la NPB y sin duda dejaron, para bien o para mal, su huella en la liga.
 
   No tenemos espacio suficiente para mencionarlos a todos, por lo que nos concentraremos en aquellos que nos parecen más interesantes.
 
   Colby Lewis, el lanzador responsable de la única victoria que consiguieron los Vigilantes de Texas en la Serie Mundial del año pasado, es el ejemplo más reciente. El robusto derecho jugó dos sólidas temporadas con los Carpas de Hiroshima en las que dejó récord de 15-8, con 2.68 de efectividad (2008) y 11-9, con 2.96 de efectividad (2009), respectivamente, y además fue líder ponchador en ambas campañas.
 
   El conjunto de Hiroshima le hizo una buena oferta para que continuase jugando en la liga, pero un acuerdo previo con Texas le dio la oportunidad de regresar a la Gran Carpa y no perdió tiempo en sacarle el máximo provecho a la misma.
 
   Antes de que Alfonso Soriano se convirtiera en el joven prodigio de los Yanquis de Nueva York y en la gran estrella que es hoy, su carrera profesional había comenzado también con Hiroshima, de cuya academia en la República Dominicana se había graduado como juvenil.
 
   El espigado joven dio muestras tempranas de su talento con el equipo filial, pero su descontento con el régimen casi militar al que estaba sometido dentro de la organización y con el modesto salario de 45 mil dólares anuales que recibía y que no querían aumentarle lo obligaron a buscar nuevos rumbos.
 
   Fue así como contactó a Don Nomura, el mismo agente que llevó a Hideo Nomo a las Grandes Ligas en 1995, y comenzó a construir un plan que le permitiera escapar del rígido contrato que tenía con Hiroshima. Nomura descubrió que el club lo había firmado sin la presencia de un representante legal cuando aún no había alcanzado la mayoría de edad y apeló al Comisionado de la NPB para que anulara el contrato, pero sin ningún tipo de éxito.
 
   Ante la negativa, Nomura le recomendó al joven talento usar el mismo truco que le permitió a Nomo liberarse de su contrato japonés y dar el tan ansiado salto a las Grandes Ligas: retirarse voluntariamente del béisbol.
 
   Durante el caso Nomo, Nomura había descubierto que los contratos utilizados por los equipos japoneses no aseguraban los derechos mundiales de sus jugadores, por lo que si éstos decidían retirarse y luego volver a la acción, se verían obligados a regresar a su club original sólo si lo hacían dentro de Japón, por lo que tendrían toda la libertad de irse a jugar a los Estados Unidos o a cualquier otro país si así lo quisieran.
 
   Hiroshima calificó la movida de ilegal y presionó a los equipos de las Grandes Ligas para que no se acercaran a su jugador, pero el Comisionado de las Grandes Ligas terminó por darle el visto bueno a su contratación luego de determinar que el club nipón había pretendido tener los derechos mundiales del jugador sin ningún basamento legal. Lo que ocurrió después de que Soriano llegó a las mayores ya es historia.
 
   El actual manager de los Filis de Filadelfia, Charlie Manuel, disputó seis temporadas en la NPB entre 1976 y 1981 con las Golondrinas de Yakult y los Búfalos de Kintetsu (hoy Búfalos de Orix) en las que se ganó el apodo de “El Diablo Rojo” por la tenacidad de su juego y el color de su cabello.
 
   Sus dos mejores temporadas fueron las de 1979 y 1980, en las que ganó los títulos de jonrones de la Liga del Pacífico con 37 y 48, respectivamente, y fue nombrado el Jugador Más Valioso del circuito en 1979, cuando llevó a Kintetsu al primer campeonato liguero de su historia.
 
   En los 6 años que pasó en Japón bateó 189 cuadrangulares y remolcó 491 carreras, con un promedio ofensivo de .303.
 
   Cecil Fielder, el conocido jonronero de los Tigres de Detroit de los años 90 que incluso amenazó el récord de vuelacercas de la liga venezolana con los Cardenales de Lara y padre del actual fenómeno de los Cerveceros de Milwaukee Prince Fielder, jugó un año en la Liga Central con los Tigres de Hanshin.
 
   Luego de pasar cuatro infructíferas campañas como jugador de reserva con los Azulejos de Toronto, Hanshin le ofreció en 1989 un contrato que le pagaba ocho veces más de lo que ganaba en las Grandes Ligas y, más importante aún, le garantizaba la oportunidad de jugar todos los días.
 
   El robusto inicialista no defraudó y conectó 38 cuadrangulares para ganarse el cariño de la fanaticada local, que le dio el sobrenombre de “Oso Salvaje”. Los Tigres de Detroit, que venían siguiendo su trayectoria, vieron en él un talento por explotar y no dudaron en firmarlo para la temporada siguiente, en la que hizo historia al convertirse en el primer jugador del equipo en 52 años conectar más de 50 jonrones en una campaña (51).
 
   Davey Johnson, el manager de los Mets de Nueva York que ganaron la Serie Mundial de 1986 ante los Medias Rojas de Boston y ganador como jugador de dos series mundiales con los Orioles de Baltimore en 1966 y 1970, firmó con los Gigantes de Yomiuri en 1975 y disputó con ellos dos infames temporadas.
 
   Yomiuri, que venía de ganar 9 series de Japón consecutivas utilizando sólo jugadores japoneses convirtió a Johnson en el primero extranjero en el equipo en más de una década y tanto el club como sus fanáticos esperaban de él una actuación excepcional. No obstante, la adaptación a la liga probó ser más difícil de lo esperado y sus números fueron decepcionantes.
 
   Al año siguiente, buscó resarcir su nombre y sus números mejoraron considerablemente, pero una pelea con su manager, el legendario Shigeo Nagashina, forzó su salida del equipo y efectivamente le cerró las puertas del béisbol japonés, ya que Yomiuri ejerció su presión para que ningún otro equipo lo contratara.
 
   En la categoría de managers, Bobby Valentine, el estratega que llevó a los Mets a la Serie Mundial en el año 2000, dirigió dos veces a los Marinos de Lotte y los llevó al título japonés en 2005, revolucionando tanto el juego como la organización del club.
 
   El actual manager de los Mets, Terry Collins, dirigió por poco más de una campaña (2007-2008) a los Búfalos de Orix, pero renunció a principios de la temporada 2008 debido a las diferencias de opinión que tuvo con el club acerca de cómo manejar el equipo.
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