Vie, 19 Abr 2024 05:03 AM

El piano que sobrevivió a la bomba atómica

   Una jornada muy especial vivieron todos los fanáticos que asistieron al encuentro entre los Gigantes de Yomiuri y los Carpas de Hiroshima del pasado sábado 6 de agosto en el Estadio Mazda, entre otras cosas porque fue la primera vez en 53 años que se celebró un partido de béisbol profesional en la ciudad el día del aniversario de la caída de la bomba atómica.
 
   Antes de mudarse a su parque actual a principios de 2009, los Carpas solían jugar sus partidos en casa en el ya desaparecido Estadio Municipal de Hiroshima, que fue la sede del equipo desde su inauguración en 1957 hasta 2008.
 
   Como dicho estadio era administrado por el gobierno local, estaba sujeto a una ordenanza que declaraba el 6 de agosto como día no laborable para que los habitantes de la ciudad pudieran concentrarse en sus oraciones de paz y en participar en las actividades relacionadas a la conmemoración de aquel nefasto episodio de la Segunda Guerra Mundial, por lo cual no podían celebrarse partidos en él en esa fecha.
 
   Desde que la ordenanza entró en vigencia en 1959, el béisbol profesional se ausentó ininterrumpidamente de Hiroshima el 6 de agosto, para el pesar de todos los fanáticos que deseaban tener la libertad de ver jugar a su equipo ese día.
 
   No obstante, cuando el club se mudó al Estadio Mazda, cuya administración es privada, los residentes de la ciudad empezaron a presionar para que se modificara la ordenanza en cuestión, de manera que pudiera celebrarse un partido de béisbol en esa fecha y el gobierno local eventualmente aceptó.
 
   Para celebrar la ocasión, se realizó un mini concierto antes del inicio del partido utilizando un piano que milagrosamente sobrevivió a la explosión a pesar de encontrarse a sólo 1,8 kilómetros del epicentro (ver foto).
 
   Restaurado y entonado para la ocasión, si bien sus teclas amarillentas denotaban su vejez de al menos 66 años –probablemente más–, su sonido le llegó al corazón a todos los asistentes gracias a la delicada ejecución de la pianista de 24 años Mami Hagiwara, nativa de la ciudad que ganó el primer premio de la Competencia Internacional de Música de Ginebra el año pasado (ver video).
 
   Un momento de silencio fue guardado antes del inicio de la acción y cada uno de los jugadores de ambos equipos autografió una lámpara de papel que fue luego donada a la universidad de la ciudad para ser utilizada en las actividades conmemorativas al suceso (ver fotos).
 
   Casualmente, los Gigantes de Yomiuri fueron también los rivales de los Carpas la última vez que la ciudad presenció un encuentro de béisbol profesional 53 años atrás.
 
   Para quienes no recuerdan los detalles, Estados Unidos dejó caer en la calurosa mañana del 6 de agosto de 1945 y en medio de un cielo despejado la primera bomba atómica que conoció la humanidad. Se trató de una medida desesperada para forzar el final de la Segunda Guerra Mundial y sin duda logró su objetivo.
 
   La bomba mató instantáneamente a al menos 120 mil personas y literalmente borró la ciudad del mapa. Desafortunadamente para los japoneses, la estrategia se repitió 3 días después en la ciudad de Nagasaki y si bien el cielo nublado impidió que la bomba acertara en el blanco, sí causó un daño considerable que obligó al Imperio a rendirse incondicionalmente pocos días después.
 
   En su momento, se pensó que nada crecería en el suelo de Hiroshima por los siguientes 90 años, pero apenas dos años después los habitantes ya estaban reconstruyendo la ciudad y hasta tuvieron el privilegio de recibir la visita del Emperador Hirohito para darles ánimo.
 
   Hoy día Hiroshima es una metrópolis vibrante, que combina la naturaleza con las más modernas joyas arquitectónicas y además alberga a una de las firmas automovilísticas más conocidas del mundo, la compañía Mazda.
 
   El nuevo estadio de la ciudad, que es uno de los pocos en el país que cuenta con grama natural, es uno de los más placenteros de visitar, con una gran variedad de asientos y vistas disponibles, una muy variada y muy buena comida y un sentimiento general de orgullo y amor por el equipo local.
 
   A todo aquel que tenga la oportunidad de visitar Japón algún día, lo invitamos a que no deje de pasar por Hiroshima, donde podrá disfrutar del agradable paisaje de la ciudad, probar su excelente comida, visitar el Estadio Mazda y, sobre todo, visitar el Museo Conmemorativo de la Paz, dedicado a recordar un suceso que no debe olvidarse y también a promover la paz entre las naciones del mundo.
 
   Está ubicado justo al lado del único edificio que quedó en pie después de la explosión, conocido como el Domo de la Bomba Atómica, que no son más que las ruinas de una fábrica que se encontraba en el lugar y que se han preservado como recuerdo.
 
   A la entrada del museo se encuentra un jardín en medio del cual se puede ver una antorcha que está prendida constantemente, cuyo objetivo es recordarle al mundo la amenaza que representan las bombas atómicas y que pretende no apagarse hasta que la última de ellas sea desmantelada.
 
   Dentro del museo pueden verse todo tipo de cosas relacionadas con el suceso en sí. Fotos, videos, maquetas que muestran el estado de la ciudad antes y después de la explosión, información acerca de los daños causados por la radiación y varios objetos que sobrevivieron a la explosión.
 
   El más impresionante de ver es el más sencillo de todos: un reloj de pulsera detenido a la hora en que explotó la bomba, las 8:15 de la mañana. Tal fue la fuerza del estallido que literalmente detuvo el tiempo.
 
   A pesar del sentimiento de desolación que generalmente produce la visita al museo, su mensaje de paz es muy claro: debemos hacer todo lo posible para que un suceso como ése no se repita. Sin duda, un consejo al que deberíamos prestarle mayor atención en Latinoamérica, donde si bien no hemos sufrido una guerra en muchos años sí somos víctimas de una violencia constante que probablemente cobra más víctimas anuales que las que produciría una guerra de verdad.
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