Mié, 24 Abr 2024 08:45 AM

El dopaje que no ayuda y la lesión de González

   El pasado jueves primero de septiembre la foto del segunda base de los Dragones de Chunichi, Hirokazu Ibata, salió en todas las portadas de los diarios deportivos japoneses tras convertirse en el primer japonés en dar positivo en una prueba de anti-dopaje en la NPB desde que la liga instauró controles regulares en 2007.
 
   A primera vista, la noticia lució impactante y una gran mancha negra en la reputación de los jugadores japoneses se veía venir en el horizonte, pero sólo hizo falta leer unas pocas líneas de uno de los artículos publicados para caer en cuenta que se trataba del típico caso de mucho ruido y pocas nueces.
 
   El camarero de 36 años dio positivo en una prueba realizada el 12 de julio por tres substancias prohibidas que se encuentran incluidas en una medicina para sus ojos, pero lo curioso del asunto es que la liga ya sabía que él tenía años usando esa medicina, que incluso había dado positivo en el pasado por tomarla y, más importante aún, que dichas substancias no lo ayudan en ninguna forma a mejorar su rendimiento deportivo.
 
   Por si la situación no estuviese lo suficientemente clara, la NPB no lo multó a él sino a su club, al que penalizó con 3 millones de yenes (unos 30 mil dólares), por no informarle que debía solicitarle permiso a la liga para utilizar esa medicina, tal como lo había hecho en 2009, cuando tuvo que tratarse con el mismo medicamento.
 
   En pocas palabras, la liga inscribió a Ibata en la lista negra de jugadores que han dado positivo en pruebas anti-dopaje en la NPB y encima le otorgó el dudoso honor de ser el primer japonés en la misma, no por usarla, sino por no pedir permiso para usar una medicina que se sabe no lo ayuda en forma alguna a jugar mejor.
 
   Sólo tres jugadores, todos ellos extranjeros, habían dado positivo hasta ahora en las pruebas ante-dopaje de la NPB. Desafortunadamente, los dos casos más graves fueron protagonizados por peloteros hispanos.
 
   El venezolano Luis González fue suspendido por un año y despedido de los Gigantes de Yomiuri en mayo de 2008 por dar positivo por tres substancias prohibidas y no poder dar explicaciones claras al respecto y apenas un mes después el español Daniel Ríos fue también suspendido por un año y dejado en libertad por las Golondrinas de Yakult tras dar positivo por otra substancia prohibida.
 
   El caso del venezolano fue particularmente lamentable porque ocurrió durante su mejor momento con el equipo. Tras un primer año de resultados modestos, en 2008 había descubierto la clave para triunfar en Japón y se había revelado como una de las grandes sorpresas del club. Para el momento de su suspensión bateaba para .307, con 35 imparables, 2 jonrones y 17 carreras empujadas en 32 encuentros disputados.
 
   Ni González ni Ríos volvieron a jugar en la NPB luego de cumplir los plazos de sus respectivas suspensiones.
 
   El lanzador norteamericano Rick Guttormson fue el primero en dar positivo en 2007 tras utilizar una medicina para el cabello que puede ser empleada para ocultar los efectos de otras substancias prohibidas. En su caso, la suspensión fue de sólo 20 días y su equipo, los Halcones de SoftBank, no prescindió de sus servicios al conocerse la noticia.
 
   Cambiando de tema, otro suceso reciente que lamentamos profundamente es la lesión del lanzador boricua de los Gigantes de Yomiuri Dicky González, que fue movido a la lista de lesionados tras resentirse de su pantorrilla derecha durante el juego del 23 de agosto ante los Tigres de Hanshin.
 
   En un principio, las noticias que se publicaron al respecto resultaron contradictorias. Algunos titulares daban por terminada su temporada, pero otros aclaraban que “podría” perderse el resto de la campaña. No obstante, tras consultar con algunos miembros del equipo y un periodista que cubre regularmente los juegos de Yomiuri, la dura realidad parece ser que el caribeño no podrá ver acción durante el resto del año.
 
   Este caso también resulta muy lamentable, ya que González había vuelto recientemente a su mejor forma luego de realizar la peor temporada de su carrera en 2010, año que terminó con récord de 5-13 y 5.29 de efectividad.
 
   Luego de arrojar resultados modestos durante 4 años con las Golondrinas de Yakult, Yomiuri le dio en 2009 la oportunidad de formar parte de su rotación de abridores y el caribeño no defraudó al dejar marca de 15-2 con una efectividad de 2.11, sus mejores números hasta ahora. Se esperaba que el éxito se repitiera en 2010, pero todo pareció salirle mal en una campaña para el olvido.
 
   Las cosas no cambiaron mucho tras el inicio de la acción en 2011, por lo que fue bajado por más de dos meses al equipo menor para trabajar en su mecánica de lanzar. El panorama no lucía demasiado alentador para el latino, pero de alguna forma logró reencontrarse consigo mismo y regresó al primer equipo dando muestras del mismo dominio ejercido en 2009.
 
   Su récord de 2-2 cosechado a partir del 3 de julio no dice mucho, pero su efectividad de 1.39 y sus 49 ponches en las 41 entradas y dos tercios que ha lanzado desde entonces sí confirman el regreso a su mejor versión sobre la lomita.
 
   Esperemos que este contratiempo no represente el final de la que es ya la carrera más longeva que cualquier jugador puertorriqueño haya tenido en la NPB. ¡Esperamos que regreses pronto Dicky!
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