Darvish No negoció, recibió un aumento de sueldo

   Una de las noticias más destacadas de esta semana en el béisbol profesional japonés fue la “renovación” por “un año” del contrato que Yu Darvish, quien es considerado el mejor lanzador nipón de la actualidad, tiene con su equipo de toda la vida, los Luchadores de Nippon Ham.
 
   La firma le garantizó al joven serpentinero de 24 años un salario de $5,8 millones de dólares para la temporada 2011, según informaron los medios locales. Todo esto suena muy normal, pero es necesario aclarar que Darvish no “negoció” su nuevo salario o los términos de su contrato, sino que recibió un aumento de sueldo que fue decidido unilateralmente por su club.
 
   Se comentó incluso que el jugador “había decidido” quedarse con su equipo en vez de tratar de irse a las Grandes Ligas, como muchos esperan que ocurra en el futuro, pero una vez más debe aclararse aquí que el joven talento no tenía otra opción que renovar su contrato con Nippon Ham.
 
   Como hemos explicado en artículos anteriores, los contratos de trabajo que firman los jugadores japoneses con sus equipos prácticamente los ligan a esas organizaciones de por vida, como todavía ocurre en muchas empresas japonesas, y éstos apenas tienen voz o voto en relación a las condiciones bajo las cuales trabajan.
 
   Los clubes firman a sus prospectos preferidos apenas terminan la escuela secundaria o la universidad y cada uno de ellos debe jugar nada menos que nueve temporadas completas (es decir, si el primer año es de adaptación y apenas ve acción con el primer equipo, ese año no cuenta) con sus equipos para poder convertirse en agentes libres y moverse a cualquier otro equipo de su elección, ya sea dentro o fuera de Japón (tras ocho temporadas se ganan el derecho a moverse dentro de Japón).
 
   De manera de que cualquier jugador japonés que desee probar suerte en las Grandes Ligas o simplemente cambiar de equipo antes de cumplidos los plazos mencionados anteriormente sólo tiene dos opciones: solicitar a su equipo que lo coloque a la venta a los clubes de las mayores a través del llamado Sistema de Traspasos, o simplemente retirarse del béisbol.
 
   Dicho esto, se hace claro que Darvish, quien aún necesita jugar cuatro temporadas más para convertirse en agente libre, no tenía otra opción que renovar su contrato con Nippon Ham. Por supuesto, pudo haberle solicitado al equipo que lo pusiera a la venta a través del Sistema de Traspasos para tratar de dar el salto a las Grandes Ligas, pero la decisión final descansa en manos del club, que tiene la potestad de negarle ese derecho repetidamente hasta que el jugador se convierta en agente libre.
 
   Eso fue lo que le ocurrió al campo corto estrella de los Leones de Seibu y de la selección japonesa, Hiroyuki Nakajima, cuando le solicitó a su club apenas concluyó la campaña 2010 que lo pusiera a la venta a través del Sistema de Traspasos para tratar de cumplir su sueño de jugar en las Grandes Ligas. La respuesta fue un rotundo “no” que lo obligará a disputar dos temporadas más con su equipo para poder convertirse en agente libre o a intentar que el club, milagrosamente, cambie de opinión el próximo invierno.
 
   Continuando con el caso de Darvish, también debe mencionarse que las condiciones de los contratos japoneses no son exclusivamente malas. Como en cualquier empresa regular en la que se realizan evaluaciones anuales a cada empleado, los equipos japoneses llaman a todos sus jugadores (excepto a los extranjeros, que se rigen por contratos similares a los que se usan en la Grandes Ligas) a finales de cada año para analizar, uno por uno, sus actuaciones en la recién concluida campaña y premiarlos o castigarlos de acuerdo a los resultados de su evaluación.
 
   Con Darvish, Nippon Ham está obviamente haciendo todo lo que está a su alcance para mantenerlo ligado al club por el mayor tiempo posible, pues está conciente de que dada la fama que ya tiene a nivel mundial en cualquier momento empezará a pedirles que lo dejen irse a las Grandes Ligas.
 
   Ya el año pasado le habían subido el sueldo de $3,1 a $3,8 millones anuales, convirtiéndolo en el jugador más joven (23 años) en superar la barrera de los 300 millones de yenes anuales (aproximadamente $3,5 millones de dólares), y ahora se lo han aumentado a $5,8 millones, convirtiéndolo en el jugador mejor pagado en la NPB en 2011.
 
   El mayor sueldo jamás pagado en Japón hasta ahora han sido 650 millones de yenes al año (aproximadamente $7,5 millones de dólares, al cambio de hoy), que fue el monto que las Estrellas de Yokohama le ofrecieron al cerrador Kazuhiro Sasaki para regresar al equipo luego de las cuatro temporadas que disputó en las Grandes Ligas con los Marineros de Seattle.
 
   Esto quiere decir que Nippon Ham podrá aspirar a retener a Darvish con estos aumentos de sueldo que le ha estado dando quizás por uno o dos años más, pero probablemente no por los cuatro años que le quedan para convertirse en agente libre. De igual forma, la venta de jugadores a las Grandes Ligas a través del Sistema de Traspasos representa una buena fuente de ingresos para los equipos japoneses, así que es probable que al final terminen accediendo a venderlo, ya que probablemente reciban una buena remuneración por él. No olvidemos los $46 millones de dólares que pagaron los Medias Rojas de Boston en 2006 para ganarse los derechos de negociación con Daisuke Matsusaka.
 
   Pero así como los clubes japoneses premian las buenas actuaciones de sus jugadores, también castigan las malas. Otra gran noticia de este descanso invernal fue la rebaja salarial de nada menos que el 50% que recibió el jardinero Nobuhiro Matsunaka de los Halcones de SoftBank, que pasó de ganar $4,6 millones de dólares en 2010 a $2,3 millones en 2011.
 
   Matsunaka, un veterano de 14 campañas en el béisbol japonés, es el más reciente ganador de la triple corona en el béisbol japonés, tras liderar la Liga del Pacífico en jonrones (44), empujadas (120) y promedio ofensivo (.358) en 2004. También fue un miembro importante de la selección japonesa que ganó el Clásico Mundial de Béisbol en 2006, pero las lesiones lo han venido afectado en las últimas dos campañas y a sus 37 años parece estar ya en el declive de su carrera.  Esto no ha pasado desapercibido para su club, que ya el año pasado le había rebajado otro millón de dólares de su salario.
 
   En la mayoría de los casos, las revisiones salariales en los clubes son mínimas y en muchos casos no se realizan cambios, como le ocurrió al lanzador estrella de las Águilas de Rakuten Hisashi Iwakuma, cuyo intento de dar el salto a las Grandes Ligas este invierno se vio frustrado tras no llegar a un acuerdo contractual con los Atléticos de Oakland, quienes habían ganado los derechos exclusivos para negociar con él. Iwakuma se vio forzado a volver a Rakuten y el club decidió mantenerle su salario de 2010, que fue de aproximadamente $3,5 millones de dólares.
 
   Otro aspecto curioso que debe conocerse de los contratos japoneses es que, como en tantos otros aspectos de la cultura del país, cada jugador debe empezar desde lo más bajo y ganarse su salario y su estatus con su trabajo y sus resultados. Precisamente Nippon Ham firmó este invierno a uno de los jóvenes lanzadores más buscados de Japón, Yuki Saito, quien llegó procedente de la famosa Universidad Waseda.
 
   El club le otorgó un bono de un millón de dólares por aceptar unirse a la organización, pero el salario de su primer año será de sólo 175 mil dólares. Si genera los resultados que de él se esperan es probable que en unos años pueda aspirar a un salario tan alto como el que ahora tiene Darvish, pero de no ser ése el caso su salario apenas se elevará.
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