Jue, 25 Abr 2024 03:43 AM

La pelota que no vuela sigue sin volar

   Luego de haber superado apenas el primer mes de juego de la temporada 2012 del béisbol japonés una ola de preocupación ha inundado a la mayoría de las partes relacionadas a la industria debido a la alarmante escasez de jonrones que se ha visto hasta ahora.
 
   Incluso los lanzadores, que han sido los más beneficiados por la introducción de la nueva pelota oficial de la liga el año pasado, han expresado su preocupación por la posibilidad de que el bajo número de cuadrangulares disminuya el interés de los fanáticos por el juego.
 
   La Asociación de Peloteros ya le ha solicitado oficialmente a la NPB que considere modificar las características de la pelota para tratar de revivir la decaída ofensiva de la mayoría de los equipos, pero ésta sólo ha dicho que lo tomará en consideración.
 
   Los números son, ciertamente, alarmantes. El promedio de jonrones conectados por los 12 equipos de la liga en 2010 fue de 1.9 por juego, pero luego de la introducción de la nueva pelota en 2011 cayó a 1.1. En lo que va de la campaña 2012, el promedio ha bajado aún más a 0.7 por juego.
 
   Hasta la fecha ha habido 54 blanqueos, 13 partidos que han terminado con el marcador 1-0, un empate 0-0 y un juego sin hits ni carreras. Adicionalmente, sólo 6 bateadores de la Liga Central tienen un promedio ofensivo igual o superior a .300 y nada menos que 21 lanzadores abridores de ambas ligas tienen una efectividad inferior a 2.00.
 
   A pesar de todo, los fanáticos han seguido asistiendo a los estadios para ver a sus equipos pero eso sin duda podría cambiar si la sequía ofensiva se mantiene a lo largo de toda la temporada.
 
   “La opinión de muchos jugadores es simplemente ‘¿cuánto tiempo más podemos continuar así?’. Incluso los lanzadores han dicho eso”, declaró a los medios locales el jefe de la Asociación de Peloteros, el antesalista de los Tigres de Hanshin Takahiro Arai.
 
   La pelota oficial de la liga, fabricada por la compañía Mizuno, fue introducida en 2011 con la idea de equiparar el nivel de juego de la NPB con los estándares internacionales, ya que hasta ese momento se utilizaban hasta 4 pelotas distintas a lo largo de la campaña.
 
   La promesa de la NPB fue que la nueva pelota tendría las mismas características que la utilizada en las Grandes Ligas (tradicionalmente, las pelotas utilizadas en Japón eran un poco más pequeñas), pero el resultado final no cumplió con las expectativas. Por el contrario, las costuras terminaron siendo más grandes y pronunciadas y su alcance fue mucho menor, debido a su poca capacidad de vuelo.
 
   El impacto se hizo sentir de inmediato: el número de jonrones y el nivel ofensivo en general de todos los equipos disminuyó drásticamente. Para su frustración, la mayoría de los bateadores se encontró empezando de cero, ya que a pesar de que lanzadores que enfrentaban eran los mismos de siempre el tipo de lanzamientos que hacían cambió por completo debido a la nueva pelota.
 
   Se esperaba que luego de una temporada completa utilizándola las cosas mejorarían un poco, ya que los bateadores se irían acostumbrando poco a poco a jugar con ella, pero ese no ha sido el caso. Por el contrario, las cosas parecen estar empeorando.
 
   El norteamericano Wayne Graczyk, veterano columnista del diario Japan Times, dedicó recientemente uno de sus artículos al tema y sugirió la idea de importar las pelotas utilizadas en las Grandes Ligas a Japón. Él mismo reconoce el conflicto que tal idea acarraría, ya que las pelotas estadounidenses son fabricadas por Rawlings y las japonesas por Mizuno, pero propone que ambas compañías lleguen a un acuerdo para producirlas en conjunto.
 
   “Si todas las ligas de alto nivel del mundo utilizasen la misma pelota fabricada de la misma manera, la necesidad de ajustarse a una nueva pelota cuando un jugador cambia de liga o participa en un torneo internacional sería una cosa del pasado”, concluye Graczyk.
 
   Si bien los resultados vistos hasta ahora invitan al pesimismo, no todos comparten el pánico general al respecto. El norteamericano Jim Allen, un experimentado reportero de la versión inglesa del Diario Yomiuri, opina que aún es muy temprano para conocer el verdadero efecto de la pelota esta campaña.
 
   En su popular Podcast, que realiza semanalmente junto a su compatriota y compañero de redacción John Gibson, explicó el pasado lunes que no tiene sentido comparar el primer mes de juego de la temporada pasada con el primero de ésta porque las condiciones climáticas han sido muy opuestas.
 
   Debido al terremoto y posterior tsunami del 11 de marzo de 2011, el inicio de esa temporada se retrasó hasta el 12 de abril y cuando finalmente se empezó a jugar el clima ya era cálido. Este año, por el contrario, una ola de frío ha afectado al país y se ha estado jugando desde el 30 de marzo, muchas veces al aire libre con temperaturas heladas.
 
   Allen explica que el frío reduce mucho la velocidad de la pelota y, por lo tanto, el número de jonrones que se conectan en los partidos. El año pasado se conectaron bastantes jonrones en los primeros 10 juegos del calendario debido al calor y también a que la mayoría de los partidos se jugaron al aire libre y durante el día, debido a la escasez de electricidad causada por el terremoto. Este no ha sido el caso esta temporada.
 
   Según su opinión, debemos esperar a que el clima se caliente y ver qué ocurre antes de sacar conclusiones acerca de los efectos de la nueva pelota en el juego.
 
   Personalmente, estoy de acuerdo con Allen en que debemos esperar un poco más antes de sacar conclusiones acerca de los efectos de la nueva pelota, pero también comparto la opinión de Graczyk de que ya es hora de que la NPB se deje de inventos y comience a utilizar una pelota que tenga exactamente las mismas características que la utilizada en las Grandes Ligas.
 
   Como explica Graczyk en su artículo, existen dos razones importantes para hacer este cambio. La primera, es equiparar las condiciones de juego de la NPB a las del resto del mundo, algo que es primordial lograr si uno quiere ganarse el respeto de la comunidad internacional de béisbol.
 
   La segunda, es detener el efecto negativo que la escasez ofensiva podría producir en el interés de los fanáticos, cuya presencia en los estadios es primordial para que el deporte sobreviva.
 
   Hasta el momento, la NPB sólo ha dicho que “considerará” la solicitud de modificar la pelota que se utiliza actualmente, lo que significa que ni siquiera ha comenzado a estudiar el asunto, por lo que no nos queda otra opción que hacernos la misma pregunta que se están haciendo ahora los peloteros: “¿cuánto tiempo más podremos continuar así?”.
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