Jue, 18 Abr 2024 19:43 PM

La partida de Otani y las malas mañas de la NPB

   La decisión del lanzador juvenil Shohei Otani de irse directamente a las Grandes Ligas luego de graduarse de la escuela secundaria y la reaparición de varias viejas mañas que no hacen sino retrasar el progreso de la NPB son los acontecimientos que más nos llaman la atención de la actualidad del béisbol japonés.
 
   Kaz Nagatsuka, un reportero del diario Japan Times, resumió perfectamente la situación del joven de 18 años en un tweet reciente: “Otani escogió las Grandes Ligas en lugar de la NPB porque jugar en las mayores le parece más atractivo. La NPB debería tomarse eso en serio”.
 
   Otani, el lanzador estrella del liceo Hamanaki Higashi cuya recta alcanza las 100 millas por hora, ha sido el centro de atención de la prensa deportiva nipona en las últimas semanas ya que se esperaba que fuese el jugador más atractivo del venidero draft de la NPB, que tendrá lugar este jueves 25 de octubre.
 
   La mayoría de los equipos japoneses se reunieron con él tratando de convencerlo de firmar con ellos y quedarse jugando en Japón, pero varios equipos de las Grandes Ligas también tuvieron la oportunidad de presentarle sus ofertas y al parecer éstas fueron mucho más atractivas que las de los clubes locales.
 
   El joven talento convocó una rueda de prensa este domingo para anunciar su decisión, que sin duda sorprendió a los más de 50 reporteros que fueron a cubrirla. “Fue muy difícil tomarla, pero al final decidí irme a jugar a los Estados Unidos. Tuve varias diferencias de opinión con las personas que me rodean, pero al final decidí hacer lo que yo quería”, explicó el jugador.
 
   Incluso su propio padre, que también estuvo presente en la rueda de prensa, deseaba que se quedara jugando en Japón, pero explicó que a pesar de ello apoyará la decisión de su hijo, al igual que ya lo han hecho otros como su manager del liceo Hamanaki Higashi.
 
   No obstante, los equipos japoneses no se sienten tan contentos y varios ya han declarado su desacuerdo con las normas vigentes. Los Gigantes de Yomiuri, por ejemplo, han hecho un llamado a la NPB para tratar de hacer algo que convenza a los peloteros que quieren irse a las Grandes Ligas de quedarse en Japón.
 
   Los Dragones de Chunichi se quejan de que los scouts de las Grandes Ligas gozan de más ventajas que los japoneses porque tienen mayor flexibilidad a la hora de actuar, mientras que el manager de las Águilas de Rakuten, Senichi Hoshino, manifestó que el castigo por saltarse el draft e irse directamente a los Estados Unidos es muy leve.
 
   Otani se convertirá en el cuarto jugador japonés en saltar el draft para irse a jugar a las Grandes Ligas luego de Makoto “Mac” Suzuki, Kazuhito Tadano y Junichi Tazawa.
 
   Una vez tomada la decisión, ahora sólo le queda determinar con cuál equipo firmar. Los Dodgers de Los Ángeles, los Vigilantes de Texas y los Medias Rojas de Boston parecen ser los principales candidatos.
 
   El caso de Otani, tal como comenta Nagatsuka, no hace sino poner al descubierto las deficiencias de una liga que, de continuar trabajando como lo ha estado haciendo hasta ahora, está destinada a seguir perdiendo a sus mejores jugadores en el futuro.
 
   Incluso el ex manager norteamericano de los Marinos de Lotte Bobby Valentine comentó en su momento que los clubes japoneses deberían hacer un mejor trabajo en atraer a su propio talento para tratar de mantenerlos jugando en el país.
 
   Precisamente, algunas de las cosas que la NPB debería evitar para no afectar su desarrollo como organización y continuar desmotivando a su propio talento es recaer en varias viejas mañas que han vuelto a surgir en las últimas semanas, como dejar de anunciar a los lanzadores abridores con 24 horas de antelación, jugar los partidos de postemporada a la misma hora y dar boletos intencionales para evitar que un bateador consiga un título de bateo.
 
   Nada menos que 18 años después de que la Liga del Pacífico adoptara la costumbre, la Liga Central empezó este año a anunciar con 24 horas de antelación los lanzadores abridores para todos sus partidos.
 
   La idea de no hacerlo era que los equipos del circuito se rehusaban a revelar a sus rivales sus planes de juego bajo la excusa de que se encontrarían en desventaja si lo hacían, pero finalmente este año se tomó la decisión de adoptar la regla, ya que, entre otras cosas, ayuda a incrementar la asistencia de los fanáticos a los partidos debido a que estos ahora pueden saber cuándo verán acción sus lanzadores favoritos.
 
   La medida fue bien recibida y funcionó con éxito durante la temporada regular, pero una vez que empezaron los playoffs la liga decidió ilógicamente volver a la costumbre de no anunciar a los abridores, lo que permitió a los managers de los equipos enlazarse en un juego de espionaje y decepciones que dio más pena que entretenimiento.
 
   Otro paso atrás en lo hasta ahora había sido una buena idea fue volver a disputar los partidos de la postemporada en horarios simultáneos. En los playoffs de 2011, la liga había adoptado la sabia idea de jugar los partidos en horarios diferentes para permitirles a los fanáticos ver todos los juegos en vivo, tal como se hace en las Grandes Ligas.
 
   Sin embargo, este año se retomó la mala costumbre de disputarlos a la misma hora, lo que sencillamente limita la audiencia y la cobertura mediática que cada partido podría recibir y, por lo tanto, hace más difícil vender el gran producto que la NPB tiene para ofrecer.
 
   Por último, está esa estrategia anti deportiva que ya parecía superada de negarle a un bateador la oportunidad de ganar legítimamente un título ofensivo.
 
   Primero en 2001 y luego en 2002, los asaltos del norteamericano Karl “Tuffy” Rhodes y del venezolano Alex Cabrera al récord de jonrones para una temporada fueron interrumpidos abruptamente cuando ambos igualaron la marca de 55 estacazos.
 
   En los dos casos ambos jugadores contaban con al menos 5 partidos restantes en el calendario para tratar de romper el récord, pero entonces los lanzadores rivales simplemente les dejaron de hacer lanzamientos buenos para evitar que lo lograran.
 
   Cuando en 2010 el norteamericano Matt Murton se acercó al récord de hits para una campaña que había impuesto Ichiro Suzuki en 1994, nadie se propuso a sabotear su esfuerzo. Los lanzadores rivales le continuaron enviando lanzamientos buenos y el jardinero terminó por superar la marca.
 
   Por esto se pensó que esas viejas estrategias que atacaban el deportivismo habían quedado en el pasado, pero para la sorpresa y el desagrado de todos resurgieron en su peor versión el pasado 6 de octubre en el Seibu Dome de Tokorozawa.
 
   Los Marinos de Lotte visitaron a los Leones de Seibu con su jardinero Katsuya Kakunaka liderando la tabla de los bateadores de la Liga del Pacífico con un promedio de .315, 3 puntos porcentuales por encima del campo corto de Seibu Hiroyuki Nakajima, quien ocupaba el segundo lugar con un promedio de .312.
 
   Con ambos bateadores peleando por el título de bateo y muy pocos partidos por disputar en el calendario, el manager de Lotte decidió sentar a Kakunaka para tratar de mantener su ventaja, pero no contento con eso también ordenó a sus lanzadores a no hacerle lanzamientos buenos a Nakajima para evitar que éste lo superase.
 
   Los casi 27 mil aficionados que asistieron al encuentro se dieron cuenta de la estrategia y abuchearon incansablemente al lanzador de Lotte, que le regaló 2 boletos a Nakajima y, por lo tanto, evitó que mejorara su promedio y superara a su compañero de equipo.
 
   Comparada con 20 años atrás, la NPB ha progresado en muchos aspectos, pero detalles como estos no hacen sino retrasar su desarrollo y desmotivar a sus propios jugadores, que cada año se hacen más conscientes de los muchos beneficios que las Grandes Ligas tienen para ofrecer.
 
   Con estas condiciones de trabajo, no es de extrañarse que cada año las mayores estrellas de la liga y ahora las jóvenes promesas como Shohei Otani quieran irse a jugar allá.
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