Mié, 24 Abr 2024 02:18 AM

Los Guantes de Oro y el poder de la fama

   Al igual que en las Grandes Ligas, los Guantes de Oro de la NPB tienen como objetivo reconocer la excelencia defensiva de los jugadores que ven acción en la liga, pero como lo pudimos comprobar el pasado jueves, cuando fueron anunciados los ganadores de la campaña 2012, esa idea es muy poco respetada por los votantes.
 
   Es cierto que los errores, por sí solos, no deberían determinar al ganador del premio en una posición particular, pero tampoco se les puede ignorar de una manera tan flagrante debido a la veteranía, la fama o la producción ofensiva del pelotero en cuestión.
 
   El veterano antesalista de las Golondrinas de Yakult Shinya Miyamoto, por ejemplo, ganó a sus 42 años su cuarto guante consecutivo tras registrar sólo 5 errores en 110 juegos. No cabe duda de que sus habilidades defensivas son extraordinarias, pero ¿acaso era el único candidato que se merecía ganar el premio?
 
   El tercera base de los Dragones de Chunichi, Masahiko Morino, quien también es muy respetado por su excelencia defensiva, sólo cometió 4 errores en 124 partidos, por lo que hubiese podido llevarse el galardón con facilidad si no fuese por la veteranía, el estatus y la fama que posee Miyamoto.
 
   Sin ir muy lejos, Morino ni siquiera fue el segundo en la votación detrás de Miyamoto. Ese honor recayó sobre el antesalista de los Gigantes de Yomiuri Shuichi Murata, quien a pesar de cometer 13 errores en 144 partidos se vio beneficiado por una gran temporada ofensiva en la que tuvo la fortuna de coronarse campeón con su equipo.
 
   Por si esto fuera poco, el novato de los Carpas de Hiroshima Shota Dobayashi recibió 3 votos en esa misma posición (apenas 2 menos que Morino, que recibió 5) a pesar de liderar la NPB en errores con 29, simplemente porque tuvo una decente campaña ofensiva en la se ganó la titularidad de su puesto. ¿Se merece un jugador que cometió 29 errores ser siquiera considerado para un Guante de Oro?
 
   La historia se repite en la primera base, donde el premio fue a parar a las manos de Kazuhiro Hatakeyama, de Yakult, quien superó por apenas 2 votos al veterano inicialista de las Estrellas de DeNA Norihiro Nakamura.
 
   En términos de votos, los resultados arrojaron el siguiente orden: Hatakeyama (64), Nakamura (62) y el dominicano Tony Blanco (14), de Chunichi. En términos de menos errores cometidos, el orden final fue este: Blanco (4), Hatakeyama (7) y Nakamura (10).
 
   Blanco fue el defensa más sólido y además tuvo la mejor temporada ofensiva del grupo, por lo que hubiese podido llevarse el premio sin problemas, pero los votantes prefirieron a Hatakeyama, probablemente porque el año pasado tuvo una gran campaña ofensiva que no fue reconocida con un galardón en ese momento.
 
   Esta tendencia se hizo aún más clara en la Liga del Pacífico, donde el campo corto estrella y líder principal de los Leones de Seibu Hiroyuki Nakajima, quien acaba de declararse agente libre con el objetivo de irse a las Grandes Ligas, ganó el premio a pesar de cometer 18 errores, la segunda cifra más alta de su circuito.
 
   Tres de los cuatro jugadores que le siguieron en la votación cometieron menos de la mitad de los errores que él, incluyendo al representante de los Luchadores de Nippon Ham Makoto Kaneko, quien sólo se equivocó en 6 ocasiones (la menor cifra de la posición) y además defendió los colores del campeón del circuito. No obstante, la fama y el estatus de Nakajima probaron ser más importantes para los votantes que la excelencia defensiva.
 
   Así mismo, la historia del novato Dobayashi también se repitió en este caso, ya que el campo corto de los Marinos de Lotte Shunichi Nemoto, quien apenas disputó su primera campaña en esa posición, recibió 3 votos a pesar de liderar la liga con 19 errores.
 
   Incluso en otras posiciones en las que los votos parecieron respetar el espíritu del premio se pudieron ver omisiones garrafales. Los tres jardineros que recibieron el galardón en la Liga del Pacífico cometieron muy pocos errores en sus puestos y sin duda son dignos recipientes del mismo: Dai Kang Yo (3) y Yoshio Itoi (5), ambos de Nippon Ham, y Yoshifumi Okada (3) de Lotte.
 
   Sin embargo, ¿cómo es posible que hayan ignorado a Ryo Hijirizawa de las Águilas de Rakuten, líder robador y segundo en anotadas en su circuito quien cometió CERO errores durante toda la campaña? ¿O a Seichi Uchikawa de los Halcones de SoftBank, Jugador Más Valioso de la liga el año pasado quien apenas se equivocó UNA vez en la temporada?
 
   Lamentablemente, los jugadores latinos, al igual que los extranjeros en general, están entre los más afectados por esta miopía de los electores a la hora de determinar a los mejores talentos defensivos de ambas ligas.
 
   El venezolano Aarom Baldiris, por ejemplo, nunca ha estado cerca de ganar el premio en su posición (lo más alto que ha alcanzado es el tercer lugar) a pesar de haber sido en los últimos 3 años uno de los antesalistas más sólidos y seguros de la Liga del Pacífico.
 
   En honor a la verdad, este año cometió 16 errores en su puesto, pero si Nakajima recibió el galardón en el campo corto a pesar de sus 18 pifias, ¿por qué no darle más votos al criollo que sí posee una espectacularidad defensiva poco vista en la NPB?
 
   Lo mismo ocurre con el dominicano Blanco, quien a pesar de cometer menos errores que todos sus competidores en la primera base y de haber realizado una mejor campaña ofensiva que cualquiera de ellos, apenas ocupó el tercer lugar en la votación.
 
   Sólo 5 latinos han podido alzarse con el galardón desde que fue instaurado en la NPB en 1972: los venezolanos Robert “Bobby” Marcano, Roberto Petagine y Alex Cabrera, el dominicano Julio Franco y el puertorriqueño Dicky González.
 
   Marcano, quien fuera el segunda base titular de los Bravos de Hankyu (hoy Búfalos de Orix) entre 1975 y 1982 y ganó 3 Series de Japón con ellos, lidera el grupo con 4 Guantes de Oro en su haber (1975-76 y 1978-79).
 
   Luego le sigue Petagine, quien fuera el inicialista estrella de Yakult entre 1999 y 2002, con 3 galardones (2000-02). Cabrera, Franco y González poseen uno cada uno.
 
   Cabrera y González son los ganadores más recientes, al haberlos obtenido en 2008 y 2009, respectivamente. Ambos se vieron beneficiados por las excelentes campañas que realizaron en esos años. Cabrera, en ese entonces primera base de Orix, bateó para .315, con 36 jonrones y 104 empujadas, mientras que González, aún lanzador de los Gigantes de Yomiuri, tuvo la mejor temporada de su carrera al registrar una marca de 15-2 y una efectividad de 2.11.
 
   Como hemos podido darnos cuenta con el caso de Blanco este año, ni siquiera una temporada brillante en términos ofensivos puede garantizarle a un jugador la obtención de un Guante de Oro, pero la historia ha confirmado hasta ahora que sin duda eso ayuda, como les ocurrió a Cabrera y González.
 
   De lo que sí podemos estar seguros, al menos después de ver estos resultados, es que los errores y la excelencia defensiva son lo que menos cuenta para llevarse el galardón.
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