Razones por las que era mejor no firmar a Fujikawa

   Hace un par de días comenzó a correr la noticia en la prensa norteamericana de que los Cachorros de Chicago habían firmado por 2 años y 9,5 millones de dólares a quien hasta ahora había sido el cerrador estrella de los Tigres de Hanshin, Kyuji Fujikawa.
 
   Apenas conocimos la noticia, pusimos en duda el buen juicio del club de las Grandes Ligas escribiendo en nuestra cuenta de Twitter, “¿sabrán los Cachorros lo que están haciendo?”. De inmediato, varios fanáticos nos preguntaron intrigados el porqué de nuestro comentario.
 
   Es muy sencillo. Cuando uno analiza su perfil actual, TODO indica que apostar por él es una mala inversión. Su rendimiento está en claro descenso y el aura de invencibilidad que en algún momento tuvo hace tiempo que desapareció. Revisemos su caso, punto por punto.
 
   Ya no es lo que era antes. Cuando Fujikawa estaba en su mejor momento de forma, hace ya más de 5 años, su presencia sobre el montículo era intimidante. Su recta, que alcanzaba las 95 millas por hora, dominaba por completo a los bateadores rivales. En el primer juego de las estrellas de 2006 se dio incluso el lujo de retar al venezolano Alex Cabrera mostrándole el agarre de la pelota antes de cada lanzamiento. La señal era clara, sólo utilizaría rectas ante él, y así fue, lo ponchó con 3 rectas duras. Esa confianza sobre el montículo lo abandonó después de 2007 y no le ha vuelto a regresar.
 
   Su recta ha perdido mucha velocidad. En su mejor momento, su recta promediaba 93-94 millas por hora y en ocasiones subía a 95. Hoy día, no pasa de 90. Este año ni siquiera estuvo incluido en la lista de los lanzadores más rápidos de la NPB, algo que en el pasado sí logró hacer. Esto lo deja casi sin armas para trabajar porque su otro lanzamiento, una bola de tenedor que se cae al llegar al plato, no puede engañar tanto a los bateadores si no se combina con una recta poderosa. Más importante aún, esa recta dura fue lo que lo hizo famoso y si ella desaparece también lo hará su imagen de buen cerrador.
 
   Se lesiona con facilidad. Incluso cuando estaba dando sus primeros pasos con Hanshin las lesiones lo vivían molestando, al punto de que no se convirtió en uno de los relevistas regulares del equipo sino hasta su quinta campaña como profesional. Luego de disfrutar de un buen período de rendimiento entre 2005 y 2008, las molestias físicas regresaron y no lo han dejado en paz desde entonces. No ha logrado lanzar más de 68 entradas en una temporada desde 2007 y este año se vio limitado a apenas 47 y 2 tercios, su cifra más baja desde 2004. Próximo a cumplir 33 años, parece poco probable que su físico mejore y se mantenga constantemente en buena forma en los próximos años.
 
   Sus ponches son cada vez más escasos. Cuando su recta y su confianza estaban en su cúspide cosechaba ponches con mucha facilidad. En 2005 sumó 139, en 2006 logó 122 y en 2007 propinó 115. No obstante, no ha podido volver a superar la barrera de los 100 desde ese entonces. Este año apenas logró 58, su total más modesto desde 2004.
 
   No es el mejor en situaciones de alta presión. La pérdida de su velocidad y de aquella confianza de la que gozaba sobre el montículo lo ha hecho mucho más vulnerable a las situaciones de alta presión, en las que ahora parece fallar más a menudo de lo que triunfa. En la postemporada de 2010, por ejemplo, perdió una batalla decisiva contra el venezolano Alex Ramírez (a partir del minuto 6:20) que le costó a su equipo la eliminación. Hanshin ganaba 6-5 en la apertura del octavo episodio y Ramírez vino a batear con 2 outs y hombres en tercera y segunda. El criollo se vio abajo en la cuenta de inmediato con 2 strikes consecutivos, pero luego logró conectar un sencillo que remolcó las dos carreras y le dio el triunfo y la clasificación a los Gigantes de Yomiuri.
 
   No es la primera opción para la selección japonesa. Fue incluido en el roster de la selección japonesa que ganó las ediciones de 2006 y 2009 del Clásico Mundial del Béisbol, pero en ninguno de los casos fue el cerrador principal del equipo. En 2006, el honor recayó sobre Akinori Otsuka, mientras que en 2009 la responsabilidad fue para Yu Darvish. Para la edición 2013 del torneo es muy probable que no haya sido incluido en la lista preliminar de jugadores que asistirán al mismo.
 
   Su personalidad no promete adaptarse bien a otro entorno. Existen 2 tipos de jugadores japoneses: los clásicos, cuya filosofía de juego se apega a la de la “vieja guardia” y que ve los cambios con poco entusiasmo, y los modernos, que aceptan el cambio con agrado y les encanta la idea de enfrentar nuevos retos. Fujikawa pertenece al primer grupo. Su personalidad es 100% japonesa y no parece apta a adaptarse fácilmente a un entorno tan distinto como el de las Grandes Ligas. Daisuke Matszsaka, quien acaba de terminar su contrato de 6 años con los Medias Rojas de Boston, también pertenece a ese primer grupo y una buena parte de su fracaso en los últimos años se ha debido a su choque cultural con el sistema de trabajo de los Estados Unidos.
 
   No fue, ni será, el mejor cerrador japonés de la historia. En su mejor momento fue considerado un gran cerrador, pero nunca el mejor de su país ni tampoco el más prolífico. El título del mejor cerrador japonés de la historia todavía está en manos de Kazuhiro Sasaki (a partir del minuto 0:46), cuyo dominio sobre los bateadores rivales era tal que los equipos que lo enfrentaban planificaban sus juegos basados en 8 entradas, porque sabían que cuando él entrara a lanzar en la novena no había posibilidad alguna de hacer carreras. Su calidad fue incluso demostrada en las Grandes Ligas, cuando entre 2000 y 2003 fue, con mucho éxito, el cerrador regular de los Marineros de Seattle. Luego, el título del cerrador más prolífico de la NPB está en manos de Hitoki Iwase, quien actualmente posee el récord de más salvados en la historia de la liga con 346.
 
   En su defensa, es bueno aclarar que la efectividad de por vida de Fujikawa en la NPB es un impresionante 1.77 y que su relación de strikes y bolas es superior a 4-1, pero parece difícil que esos números se traduzcan bien en las Grandes Ligas, donde su recta de 90 millas será una de las más lentas entre los cerradores regulares y donde la oposición que enfrentará será mucho más poderosa que en Japón.
 
   Según un reporte de la agencia AP, el gerente general de los Cachorros de Chicago Jed Hoyer declaró estar “impresionado” con Fujikawa y es muy probable que esa haya sido la razón por la cual decidió firmarlo por 2 años con un salario muy similar al que ganó en Japón.
 
   Lo que no entendemos es qué fue lo que le impresionó del lanzador, pues ni sus números recientes, ni su historial de lesiones, ni su presencia sobre el montículo en este momento parecen capaces de impresionar a nadie.
 
   Sin ir muy lejos, un total de 9 scouts de 6 equipos de la Gran Carpa fueron a estudiar a Fujikawa a mediados de septiembre en Tokio para evaluar su candidatura para irse a jugar a los Estados Unidos. La prensa local comentó que la actuación del cerrador dejó mucho que desear en esa serie y muy probablemente los scouts presentes tuvieron la misma percepción porque ninguno de ellos pertenecía a los Cachorros de Chicago.
 
   Así como grandes prospectos japoneses que llegan a las mayores con muchas promesas fracasan estrepitosamente, es posible que por esas cosas del destino Fujikawa termine triunfando en ese escenario. No obstante, repetimos, TODO indica que ese no será el caso.
 
   Considerando que otros jugadores japoneses de mucha mejor calidad que Fujikawa, como el campo corto Hiroyuki Nakajima o el camarero Kensuke Tanaka, se acaban de convertir también en agentes libres y representan inversiones mucho más prometedoras, apostar por el lanzador parece más el producto de una gran falta de información que de una decisión bien pensada y comedida.
 
   Les deseamos suerte tanto a Fujikawa como a los Cachorros en su nueva relación, pero nos tememos que no va a tener demasiado éxito.
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