Jue, 25 Abr 2024 17:19 PM

El secreto del éxito de la selección japonesa

   Si una cosa quedó clara la semana pasada cuando el manager Koji Yamamoto anunció la lista preliminar de la selección japonesa que participará en el próximo Clásico Mundial de Béisbol, fue la estrategia que el equipo planea utilizar para tratar alzarse por tercera vez con el título.
 
   Un simple vistazo al grupo de jugadores escogidos lo deja todo muy claro: buenos lanzadores, bateadores disciplinados, velocidad, compromiso y, además de todo esto, un plan de trabajo bien trazado.
 
   La razón por la cual el conjunto nipón ha logrado coronarse campeón en las dos ediciones anteriores del torneo no es, en realidad, un secreto. La mayoría de los comentaristas que cubrieron esos eventos lo dijeron en su momento y es lo mismo que cualquier entrenador de béisbol de cualquier parte del mundo les dice a diario a sus jugadores.
 
   Se trata de lo que los estadounidenses llaman “hacer las cosas pequeñas”. Es decir, defender bien, correr las bases de manera inteligente, tener disciplina sobre el plato, tratar de hacer contacto y no de batear jonrones en todo momento, tocar la bola cuando sea necesario, utilizar a los lanzadores apropiadamente y, sobre todo, entrenar.
 
   El equipo japonés nunca ha estado blindado en todas sus áreas. Su ofensiva, por ejemplo, nunca ha sido la mejor, y su defensa, a pesar de ser muy sobria, tampoco ha sido la más espectacular. Pero lo que sí ha sabido hacer es sacarle el máximo provecho a sus fortalezas.
 
   A continuación analizamos las cinco áreas en las que Japón ha destacado en el pasado y cuya apropiada explotación le ha permitido alzarse con dos títulos mundiales.
 
   Su gran cuerpo de lanzadores. Cada país cuenta siempre con una gran tradición en alguna de las posiciones del campo. Puerto Rico, por ejemplo, ha tenido siempre buenos receptores. Venezuela, en lo que respecta al campo corto, ha producido varios de los mejores defensas de la historia del béisbol. En el caso de Japón, su tradición son los lanzadores. Cada niño que juega pelota en ese país siempre crece deseando ser un gran lanzador y durante el draft anual de la NPB, las primeras opciones de los equipos son siempre los monticulistas.
 
   Es por esto que a la hora de seleccionar a los lanzadores que formarán parte de la selección, el equipo siempre tiene muchas opciones de donde escoger. Pero su fortaleza no viene sólo de tener buenos talentos disponibles sino también de saber cómo utilizarlos.
 
   Un detalle que saltó a la vista de inmediato tras publicarse la lista preliminar de jugadores que asistirán al Clásico es que de los 16 lanzadores seleccionados 13 son, o fueron en algún momento, abridores. En un torneo corto como éste en realidad no hacen falta relevistas, sino serpentineros que puedan entrar en relevo y quedarse por la mayor cantidad de tiempo posible, especialmente cuando las reglas limitan mucho el número de lanzamientos que cada jugador puede hacer durante la primera ronda del campeonato.
 
   En las dos ediciones anteriores, Japón trabajó mayoritariamente con sus tres mejores abridores y utilizó al resto como relevistas en situaciones claves y esa fórmula fue una de las claves de su éxito. Un ejemplo que ilustra este aspecto de manera perfecta es el segundo juego del equipo ante Cuba en la segunda ronda del torneo de 2009.
 
   El derecho Hisashi Iwakuma abrió el partido y limitó a los cubanos a apenas 5 imparables en 6 entradas completas. Luego, el zurdo Toshiya Sugiuchi, quien también es un gran lanzador abridor, dominó al conjunto caribeño durante las 3 entradas restantes para completar el blanqueo, concretar la victoria de su equipo y anotarse el salvado. Dos buenos lanzadores fueron más que suficientes para resolver un partido complicado.
 
   Otro detalle importante es su gran repertorio de lanzamientos quebrados. Como la mayoría de los serpentineros nipones no tienen demasiada fuerza en sus brazos lo que hacen es especializarse en varios lanzamientos quebrados que viven engañando a los bateadores rivales, y no sólo eso, sino que también los utilizan en situaciones claves, como cuando la cuenta está en 3 y 2. La mayoría de los toleteros esperan la recta en esa cuenta, pero los japoneses rara vez la utilizan en esa situación.
 
   Su increíble disciplina. Esta estrategia de utilizar a lanzadores abridores como relevistas no podría tener éxito si no fuera por la increíble disciplina de los jugadores nipones. Para todos ellos es un honor tremendo representar a su país y su punto de vista al respecto es siempre el mismo: todos están dispuestos a jugar en el rol o la posición que sea necesaria para ayudar al equipo a ganar.
 
   En occidente esto es difícil de ver. Un jugador consagrado por lo general no acepta que lo cambien de posición o que lo pongan a hacer algo a lo que no está acostumbrado. Todo lo contrario, primero renunciaría a participar en el torneo antes de dejar que lo utilicen de una forma diferente.
 
   En Japón este no es el caso. Un cuarto bate realiza un toque de sacrificio con gusto y un lanzador abridor acepta con entusiasmo trabajar en relevo por todo el tiempo que sea necesario.
 
   Es por esto que cuando todos lo japoneses que están activos en las Grandes Ligas declararon que no participarían en el torneo la prensa local concluyó que sería mejor así, ya que nadie rompería la disciplina del equipo.
 
   Todos aquellos equipos occidentales que cuentan con muchas estrellas de la Gran Carpa en sus alineaciones tendrán un gran reto por delante a la hora de crear armonía entre tantos egos. Ponerlos a trabajar juntos en busca de un objetivo común no será nada fácil.
 
   Su visión clásica del juego. Como lo explicamos anteriormente, los japoneses son expertos a la hora de jugar el béisbol clásico. Tocan la bola en todo momento, corren bien las bases, defienden con sobriedad y sus bateadores hacen contacto en los momentos más apropiados. Su estrategia de juego es siempre la misma, hacer las carreras una por una y mientras más temprano en el juego mejor. Eso de conectar jonrones y tratar de hacer un rally no es lo suyo.
 
   Por supuesto, este plan resultará poco efectivo cuando se enfrenten a un equipo que produzca muchas carreras, pero como hasta ahora le ha dado resultado no hay razón para cambiarlo.
 
   Su gran preparación. Los japoneses se toman muy en serio sus entrenamientos, al punto de que muchas veces deciden no jugar un partido porque el mal clima no les permitió entrenar antes del mismo. Los entrenamientos primaverales en Japón siempre comienzan el primero de febrero y se extienden por casi dos meses antes de que empiece la temporada regular. Por si esto fuera poco, también duran todo el día, desde la mañana hasta la noche, a diferencia de las Grandes Ligas donde apenas se trabaja 3 o 4 horas diarias.
 
   En un torneo corto como el Clásico Mundial no hay tiempo para entrar en calor. Si un equipo no está caliente desde el primer partido su vida en el evento será muy corta. Es por esto que Japón empezará a practicar a finales de enero y realizará un buen número de partidos amistosos antes de su debut ante Brasil el 2 de marzo de Fukuoka.
 
   Su nivel de compromiso. Todos los equipos que participan en el torneo siempre están comprometidos, consigo mismos, con su país y sus fanáticos a hacer el mejor trabajo posible, pero nos atrevemos a decir aquí que el nivel de compromiso de la selección japonesa está por encima del de la mayoría de los equipos. Ellos no sólo dicen que están comprometidos con el campeonato sino que además lo demuestran.
 
   Es por esto que el manager se reúne una y otra vez con sus asistentes para estudiar a todos los candidatos a formar el equipo y además planean partidos amistosos para ponerlos a prueba y determinar cuáles son los más calificados. Es por esto que entrenan más, pasan más tiempo concentrados y realizan más partidos amistosos que otros equipos. Es por esto que cuando disputan su primer partido en el torneo, el nivel de intensidad de su juego es mayor que el de la mayoría de sus rivales.
 
   Al igual que en las ediciones de 2006 y 2009, Japón no es el candidato más fuerte del Clásico 2013 y lo más probable es que esta vez no quede campeón por el simple hecho de que no podrá continuar ganando por siempre. No obstante y a pesar de las varias bajas importantes con las que cuenta, será uno de los mejores equipos del evento por mantenerse siempre fiel a su sabia estrategia de explotar al máximo sus fortalezas.
 
   Por el bien del torneo y también porque nos gustaría mucho ver a un país latinoamericano alzarse con la corona, esperamos que Japón no vuelva a ganar el título, pero aun así lo estaremos apoyando con entusiasmo para que haga el mejor trabajo posible. Y si vuelve a ganar, lo celebraremos con mucho gusto. Gambare Nippon!
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