El relativo éxito de la carrera de Hideki Matsui

   El pasado 27 de diciembre, durante una rueda de prensa celebrada en Nueva York, el famoso toletero japonés Hideki Matsui, que jugó en su país con los Gigantes de Yomiuri y en las Grandes Ligas con los Yanquis de Nueva York y otros tres equipos, anunció su retiro del béisbol.
 
   Tan pronto se conoció la noticia se produjo una avalancha de elogios hacia al jugador de tal magnitud que todavía se sienten sus efectos, tanto en Japón como en los Estados Unidos, Latinoamérica y el resto del mundo del béisbol.
 
   “Matsui deberá ser recordado como uno de los mejores de Japón”, escribió el diario Japan Times. “Este es un jugador digno del Salón de la Fama”, declaró Joe Maddon, el manager de las Mantarrayas de Tampa Bay, el último equipo de las mayores para el que jugó.
 
   “Siempre consideraré a Hideki Matsui como uno de mis compañeros de equipo favoritos. A pesar del acoso de los reporteros y la presión de jugar bien que recibió tanto de los fanáticos en Nueva York como en Japón, él siempre mantuvo su concentración y la dedicación a su trabajo”, agregó Derek Jeter, el campo corto estrella de los Yanquis.
 
   No creemos que tales declaraciones sean inmerecidas, pues Matsui fue sin duda un gran jugador de béisbol, pero sí creemos que son un poco exageradas, en especial cuando se le echa un vistazo detallado a sus números y se los compara con los de otros jugadores que desarrollaron sus carreras en condiciones similares a la suya.
 
   Veamos primero sus números generales. En los 20 años que estuvo activo, su promedio ofensivo fue .293, con 507 jonrones y 1.649 carreras empujadas. A simple vista, estos números son sin duda muy buenos.
 
   El único problema es que su carrera está dividida en 2 períodos distintos. Los primeros 10 años de la misma los jugó en Japón y los últimos 10 en las Grandes Ligas y esto hace difícil establecer su verdadero puesto en la historia.
 
   En las Grandes Ligas, por ejemplo, existen en este momento nada menos que 200 jugadores con un promedio ofensivo de por vida superior a .293, mientras que en la NPB existen 33, por lo que, en lo que a esta categoría se refiere, no estamos hablando de una marca fuera de lo común.
 
   En cuanto a sus cuadrangulares, no cabe duda de que su posición mejora notablemente. En la Gran Carpa, sólo 24 jugadores superan sus 507 estacazos, mientras que en Japón el número se reduce a 6. En este caso sí estamos hablando de un logro extraordinario, pero cabe resaltar que 332 de esos vuelacercas los obtuvo en Japón y sólo 175 en los Estados Unidos.
 
   En lo que respecta a las carreras empujadas, sus 1.649 remolques lo colocan en el puesto 29 en las Grandes Ligas y en el quinto en Japón. Una vez más, estos son números muy destacables, pero otra vez hay que hacer la salvedad de que 889 de ellos los consiguió en Japón y sólo 760 en los Estados Unidos.
 
   Tomemos ahora en cuenta sólo los números que registró en sus 10 años en la NPB: 332 jonrones, 889 empujadas, 1.390 hits y un promedio de .304. No cabe duda de que son extraordinarios, pero si se les compara con los de otro jugador de similar categoría, como por ejemplo el venezolano Alex Ramírez, podremos comprobar que no son los mejores.
 
   En sus primeras 10 temporadas en la NPB, Ramírez registró un promedio ofensivo de .305, con 336 jonrones, 1.109 empujadas y 1.717 hits, números que superan a los de Matsui en todas y cada una de las categorías analizadas.
 
   Por supuesto, el venezolano va encaminado con casi toda seguridad al Salón de la Fama japonés, por lo que el hecho de que sus números sean mejores que los de Matsui no le resta méritos a los logrados por éste. El punto que queremos destacar aquí es que incluso si sólo tomamos en cuenta su carrera en la NPB, Matsui no es único en su categoría, también existen otros similares o mejores que él.
 
   Pasemos ahora a analizar sus números en las Grandes Ligas. En los 10 años que vio acción en las mayores bateó para .282, con 175 jonrones y 760 carreras empujadas. Esas son buenas marcas, sin duda, pero difícilmente se puede decir que sean extraordinarias o que conviertan al jugador que las logró en un candidato al Salón de la Fama.
 
   Para ser justos, cuando Joe Maddon declaró que Matsui era un jugador “digno del Salón de la Fama”, lo hizo en referencia a los números totales de su carrera y no sólo a los que obtuvo en las Grandes Ligas y después agregó que de haberlos logrado todos en los Estados Unidos entonces sin duda sería un fuerte candidato a ser admitido en Cooperstown.
 
   Comparemos ahora la carrera de Matsui con la de otro jugador que, al igual que él, jugó la primera parte de su carrera en Japón y el resto en las Grandes Ligas, en períodos de tiempo de similar longitud: Ichiro Suzuki.
 
   Por supuesto, Ichiro y Matsui son dos tipos jugadores diferentes, de manera que resulta difícil comparar sus números. El primero supera al segundo en hits conectados y promedio, mientras que el segundo gana claramente la partida en jonrones y carreras empujadas, por lo que trasladaremos la comparación a un área distinta: el impacto de ambos en las ligas en las que jugaron.
 
   En Japón, Ichiro fue una sensación desde su debut, impuso marcas que nadie más había logrado y sin duda tuvo un impacto significativo en la NPB. Mencionemos alguno de sus logros. Se convirtió en el primer jugador de la liga en rebasar la barrera de los 200 hits en una temporada; ganó 7 títulos de bateo consecutivos, algo que nadie más había logrado, ni siquiera en campañas no consecutivas; ganó tres galardones al Jugador Más Valioso en fila, algo que sólo un pelotero más ha logrado; y también registró 7 Guantes de Oro de manera consecutiva por su excelencia defensiva.
 
   Matsui, por su parte, tuvo excelentes números en sus 10 temporadas en la NPB, pero nunca llegó a transitar un territorio que nadie más había visitado en el pasado. Por el contrario, se podría decir que hasta causó un poco de decepción. Cuando debutó en la liga sus cualidades como pelotero, y en especial como bateador de poder, eran tan prometedoras que los Gigantes de Yomiuri le asignaron el número 55 en honor al récord de más jonrones para una campaña que para entonces estaba en poder solitario del legendario Sadaharu Oh.
 
   El club pensaba que si existía alguien capaz de superar esa marca que para muchos parecía inalcanzable, sería él. Matsui sí logró ganar tres títulos de jonrones durante su carrera japonesa, pero nunca estuvo cerca de siquiera poner en peligro ese récord. La cifra más alta que alcanzó, y sólo una vez, fueron 50 jonrones; su total más alto después de ése fue 42.
 
   En los Estados Unidos, Ichiro tuvo un impacto inimaginado y, además, inmediato. En su primera campaña en las mayores ganó el título de bateo, el premio al Novato del Año, el premio al Jugador Más Valioso de la temporada regular y el liderato de imparables con una cifra (242) que nadie más había superado en los 70 años anteriores a su debut. Por si esto fuera poco, en sus primeros 10 años en la Gran Carpa conectó al menos 200 hits por campaña, una marca que nadie más había logrado; ganó 10 Guantes de Oro consecutivos y fue electo al Juego de las Estrellas 10 veces. Adicionalmente, ganó otro título de bateo en 2004 y hasta impuso un nuevo récord de indiscutibles para una campaña con 262, cifra que parece difícil que ningún otro jugador supere en el futuro cercano.
 
   Matsui, por su parte, demostró tras su llegada que tenía las armas suficientes para jugar al máximo nivel, pero no puede decirse que haya superado las expectativas. Ni siquiera puede decirse que haya jugado mejor de lo que jugó en Japón. Fue elegido dos veces al Juego de las Estrellas y fue nombrado el Jugador Más Valioso de la Serie Mundial de 2009, pero nunca ganó un título individual o un Guante de Oro o hizo algo que nunca nadie había hecho antes.
 
   A pesar de todo, Matsui es una figura más querida, respetada y admirada que Suzuki en su país. La razón es su personalidad. Matsui representa el prototipo ideal del caballero japonés: es alto, fuerte, cortés, noble, humilde y siempre abierto a responder las preguntas de los periodistas o a firmarles autógrafos a los fanáticos. Además, jugó para los Gigantes de Yomiuri, que es el equipo más querido y admirado de la NPB.
 
   Los números indican con claridad que Ichiro no sólo es un mejor jugador y que además tuvo un impacto mucho mayor en el juego, tanto en Japón como en los Estados Unidos, sino también que Matsui, a pesar de ser un gran jugador, difícilmente pueda categorizarse de único.
 
   Repetimos que no creemos que la avalancha de elogios que ha recibido tras anunciar su retiro sea inmerecida, pero sí sospechamos que se debe más al amor que críticos y fanáticos sienten por él que a sus logros concretos como jugador.
 
   La historia del béisbol japonés está llena de ejemplos similares. El más claro de ellos es el de quien precisamente fue el primer manager de Matsui en Japón y su principal mentor, Shigeo Nagashima. Durante sus años como jugador Nagashima fue por 17 temporadas el alma de los Gigantes de Yomiuri y sus cualidades como pelotero fueron indudables, pero cuando se analizan sus números y se los compara a los de su compañero de equipo Sadaharu Oh difícilmente puede entenderse por qué es más popular y venerado en su país que éste.
 
   Los números y los títulos de Oh casi duplican a los de Nagashina (Oh, por ejemplo, conectó 868 jonrones; Nagashima sólo 444). Sin embargo, el último es el más querido y respetado porque, tal como su discípulo Matsui, representa el prototipo del caballero japonés: es educado, cortés, humilde, apuesto, gentil y, en general, una persona muy grata.
 
   Tras analizar los números que acabamos de ver llegamos a la conclusión de que Matsui tuvo una gran carrera en Japón, aunque no extraordinaria, y un decente paso por las Grandes Ligas, pero nada más que eso. Sus números en la NPB, por sí solos, no le valen su elección al Salón de la Fama local, aunque debido a lo mucho que se le admira en su país es probable que terminen aceptándolo tomando en consideración los números que logró en las mayores.
 
   Ichiro, por el contrario, es muy probable que sea electo al Salón de la Fama tanto en Japón como en los Estados Unidos, ya que sus números han sido impresionantes en ambas ligas y el impacto que ha tenido en el juego en ambos circuitos ha sido aún mayor.
 
   Le deseamos lo mejor a Matsui en su retiro como pelotero y sin duda celebramos todo lo que logró en su carrera. Creemos incluso que merece ser considerado como uno de los mejores jugadores japoneses de todos los tiempos, pero no que sea el mejor ni tampoco que esté cerca de serlo. Sus números lo explican con claridad.
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