Analizando el nivel de juego de la NPB

   Nuestra columna de la semana pasada, El significado de los 4.000 hits de Ichiro Suzuki, desató un interesante debate entre algunos de nuestros seguidores acerca del valor real de la hazaña y de la calidad de la pelota que se juega en Japón en comparación a las Grandes Ligas.
 
   Como notamos cierta escasez de información en algunos de los tópicos discutidos y como la pregunta “¿qué liga es de mayor calidad: MLB o NPB?” no las hacen muy a menudo, queremos dedicar la columna de esta semana a clarificar esa interrogante.
 
   Antes que nada debemos aclarar un punto que no admite debate: MLB es la mejor liga del béisbol del mundo. No existe duda alguna al respecto. Tiene más equipos que ninguna otra, el nivel de juego más alto que se pueda encontrar y cuenta con los mejores jugadores, la mejor organización, los mejores salarios y los mejores estadios del planeta. Punto, este tema no amerita más discusión.
 
   ¿Cómo se califica entonces el nivel de juego de la NPB? Los expertos en el tema coinciden en que la calificación más acertada sería la de un nivel AAAA. Es decir, superior a AAA pero no tan alto como el de las Grandes Ligas.
 
   Existe una manera muy lógica y sencilla de determinar esto. Los mejores jugadores de la NPB cuentan con el nivel suficiente como para jugar en las Grandes Ligas. No estamos diciendo que serían estrellas en esa liga o que sus números en Japón se traducirían de la misma manera a MLB, sólo queremos decir que tienen el nivel suficiente como para formar parte del roster activo de un club de las mayores.
 
   Sin embargo, y salvo en casos excepcionales en que un pelotero que se está recuperando de una lesión juega a ese nivel como parte de su proceso de rehabilitación, los mejores jugadores de AAA no tienen el nivel suficiente como para jugar en las Grandes Ligas. Si lo tuvieran, ya los hubiesen subido a ese nivel.
 
   Por lo tanto, la NPB tiene un nivel superior a AAA porque parte de su talento podría jugar en las Grandes Ligas, pero no tan alto como MLB porque la otra parte de sus miembros no cuenta con la calidad suficiente como para ver acción a ese nivel.
 
   ¿De dónde proviene la diferencia entre ambas ligas? Esta pregunta también cuenta con una respuesta muy simple. La diferencia en la calidad de ambos torneos proviene de la forma en que ambas ligas están organizadas.
 
   La MLB cree firmemente en la libertad de competencia y tiene como fin, tanto profesional como comercial, ofrecerle a su público el mejor béisbol del mundo. Por eso no escatima esfuerzos ni recursos en reclutar a los mejores jugadores del planeta, tarea para la cual no tiene límites. Por ejemplo, un equipo de Grandes Ligas puede estar conformado enteramente por peloteros extranjeros.
 
   Adicionalmente, tampoco escatima esfuerzos ni recursos en construir los mejores estadios y en adquirir la mejor tecnología que le permita vender mejor su producto.
 
   La NPB, por el contrario, tiene objetivos diferentes. Casi todos sus equipos (la única excepción es el de Hiroshima) existen por razones estrictamente publicitarias. Su meta principal es promover el nombre de la compañía a la que pertenecen, como el conglomerado de medios de comunicación Yomiuri (en el caso de los Gigantes de Yomiuri) o la compañía de trenes de pasajeros Hanshin (en el caso de los Tigres de Hanshin). La parte deportiva tiene un valor secundario.
 
   Debido a esto, los clubes japoneses no trabajan como empresas independientes que tienen la libertad de tomar sus propias decisiones y de generar ganancias que les permitan invertir en su futuro sino que tienen que regirse por las órdenes que reciben de su compañía matriz y trabajar con un presupuesto limitado.
 
   Adicionalmente, las reglas de la liga establecen, con el objetivo de proteger el desarrollo del talento nacional, que cada club sólo puede tener 4 jugadores importados activos al mismo tiempo en su roster. No cabe duda de que si los equipos japoneses tuviesen la libertad de añadir a su roster a tantos extranjeros como quisieran la calidad de la NPB fuese más alta.
 
   La única ventaja que podemos observar de jugar en la NPB en comparación a las Grandes Ligas no es que los lanzadores nipones, por lo general, tienen mucha menos velocidad (eso lo compensan con un tremendo control y un repertorio de lanzamientos increíble), sino que como la liga tiene muchos menos equipos es relativamente más fácil conocer a los lanzadores rivales (cada conjunto se enfrenta a apenas 5 rivales distintos durante la mayor parte de la campaña) y adivinar los lanzamientos que van a hacer.
 
   Salvo eso, todo lo demás tiene un grado de dificultad muy similar a de la Gran Carpa. De hecho, los jugadores extranjeros que van a jugar en Japón enfrentan muchas más dificultades que facilidades en esa liga (se entrena mucho más que en EEUU, el estilo de juego es muy diferente, el idioma, la cultura, etc.).
 
   En un punto del debate de nuestros seguidores se determina que como el curazoleño Wladimir Balentien fracasó en las Grandes Ligas pero está a punto de romper el récord de jonrones de la NPB, entonces la liga estadounidense es, por deducción, mejor que la japonesa. Estamos en desacuerdo con este razonamiento.
 
   El hecho de que un jugador fracase en una liga pero triunfe en otra tiene que ver más con el pelotero en sí que con el nivel de las ligas en las que juega. Su capacidad de adaptarse al entorno, la cultura y el estilo de juego que se practica en un país determinado, además de muchos otros factores, determinan su éxito, no el hecho de que dicha liga sea de un nivel inferior.
 
   Por citar un ejemplo, el norteamericano Eric Karros, que fue el novato del año en la Liga Nacional en 1992 y alcanzó el estrellato con los Dodgers de Los Ángeles durante la década de los 90, tuvo un paso desastroso por la liga venezolana con los Leones del Caracas. Siguiendo el razonamiento presentado en el debate podríamos determinar que la LVBP es, por deducción, mejor que MLB porque Karros fracasó en la primera y triunfó en la última.
 
   Este obviamente no es el caso. Su fracaso en Venezuela y su triunfo en las mayores se debieron a razones individuales y no a la calidad de juego de ambas ligas.
 
   Así mismo, debemos aclarar que el caso de Balentien no representa ninguna sorpresa. Esta es su tercera temporada en Japón y en las dos primeras ganó el título de jonrones de la Liga Central con la misma cantidad de cuadrangulares: 31.
 
   ¿Cómo es posible que su producción haya aumentado tanto este año? Es muy sencillo, la NPB cambió en secreto su pelota oficial en un intento de revivir la ofensiva de sus dos ligas, que había estado en terapia intensiva desde que la misma empezó a utilizarse en 2011.
 
   La diferencia entre ambas pelotas es tan grande (la original volaba mucho menos que la actual) que el repunte de la ofensiva visto este año en la NPB se tradujo en una presión mediática que al final obligó a la NPB a confesar que había hecho el cambio en secreto.
 
   Debe aclararse, además, que no sólo es Balentien el que ha estado bateando más jonrones, sino todos los jugadores de la liga en general. Veteranos cuyas carreras parecían acabadas han vuelto a rebasar la cerca gracias a la nueva pelota y diminutos jugadores de posición que no solían conectar cuadrangulares ahora lo hacen de vez en cuando.
 
   Puede que Balentien, en su mejor versión, nunca hubiese disparado tantos jonrones en las Grandes Ligas, pero no por eso hay que restarle méritos a lo que está haciendo en Japón. Está a punto de lograr algo que ningún otro jugador, japonés o extranjero, ha logrado antes y eso merece ser celebrado.
 
   Como ya hemos dicho en otras ocasiones, a todo aquel que crea que el nivel de juego de la NPB es inferior y que, por lo tanto, todo allá es mucho más fácil de lograr que en las Grandes Ligas, lo invitamos a que firme con un club japonés y empiece a romper todos los récords de esa liga, que desde aquí seguiremos su caso con mucho interés.
 
   Con respecto a los 4.000 hits de Ichiro, no hace falta para nada comparar sus logros entre ambas ligas. 4.000 hits son 4.000 hits en cualquier liga del mundo y por donde quiera que se le vea es un récord impresionante que no tiene nada que ver con el mercadeo o la propensión comercial de la MLB, sino con el logro profesional de un jugador excepcional.
 
   El mismo manager de los Yanquis de Nueva York, Joe Girardi, comentó al momento en que Ichiro llegó a los 4.000 hits que él mismo nunca llegó a esa cifra en su carrera, aun sumando todos los hits que obtuvo desde que jugaba en las categorías infantiles.
 
   Un pelotero que logre sumar 4.000 hits en AAA, en la liga mexicana de verano o en la liga coreana merece todo el respeto del mundo. El hecho de que juegue en una liga que tenga una calidad inferior a la de MLB no desmerita su logro. Incluso en el béisbol infantil, un logro como ése o un juego sin hits ni carreras es algo muy difícil de lograr, por lo que merece ser celebrado.
 
   Como dice el columnista norteamericano Joe Posnanski en el artículo que citamos la semana pasada: “el récord de Ichiro es impresionante. No hace falta justificarlo, es simplemente impresionante”.
 
   Les agradecemos mucho a nuestros seguidores el haberse tomado el tiempo para expresar sus opiniones a través de nuestra página. Independientemente de que estemos de acuerdo o no con ellas siempre son bienvenidas y los invitamos a que las sigan expresando en el futuro.
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