Vie, 19 Abr 2024 02:00 AM

Mizuno deberá responder por deficiencias de su pelota

   La controversia ocurrida el año pasado en relación a las deficiencias de la pelota oficial de la NPB continúa. Justo cuando se pensaba que el problema había sido superado, pruebas recientes demostraron que este año la pelota está volando más de lo que debería.
 
   Luego de trabajar por años con hasta 4 pelotas distintas por temporada, la liga tomó en 2011 la iniciativa de utilizar una pelota única en todos sus juegos con el objetivo de adaptarse a los estándares del béisbol internacional.
 
   La famosa compañía de productos deportivos Mizuno fue la escogida para fabricar la pelota oficial del circuito, que se suponía debía tener características muy similares a la utilizada en las Grandes Ligas. No obstante, el resultado final dejó mucho que desear.
 
   Apenas comenzó la campaña 2011 se hizo evidente que la nueva pelota volaba mucho menos que las utilizadas anteriormente y las pruebas de ello no se hicieron esperar. La producción ofensiva de todos los equipos, en especial sus jonrones, cayó de forma alarmante, por lo que tanto jugadores como medios deportivos empezaron a dejar escuchar sus críticas.
 
   La NPB y los dueños de los 12 equipos hicieron oídos sordos a las quejas, pero luego de observar cómo la ofensiva del circuito se mantuvo en terapia intensiva durante dos campañas completas no tuvieron más remedio que hacer algo al respecto.
 
   El único problema es que cuando finalmente lo hicieron, por razones todavía incomprensibles decidieron hacerlo a espaldas de todo el mundo. Así, cuando comenzó la temporada 2013 los jonrones y las ofensivas de los distintos clubes resucitaron de manera sorpresiva y alcanzaron niveles mucho más altos que los vistos en los 2 años anteriores.
 
   Una vez más las quejas no se hicieron esperar, por lo que a mediados de campaña la NPB no tuvo más opción que admitir que había ordenado, en secreto, la modificación de la pelota. Esta revelación causó un revuelo aun mayor que terminó por forzar la renuncia del entonces comisionado de la liga, Ryozo Kato, quien a finales de año abandonó su puesto para asumir la responsabilidad de lo ocurrido a pesar de que todo había sido hecho a sus espaldas.
 
   La calidad de la pelota de la NPB es evaluada de acuerdo al llamado Coeficiente de Restitución (COR, por sus siglas en inglés), que mide la velocidad relativa de la misma antes y después de su impacto con un objeto rígido, como por ejemplo el piso.
 
   Entre 2011 y 2013, la NPB estableció los siguientes límites de COR para sus pelotas: 0,4134 (mínimo) y 0,4374 (máximo). Es decir, cualquier pelota que arrojase un COR que estuviese fuera de esos límites podía calificarse como ilegal, ya que no cumplía con los lineamientos establecidos por la liga.
 
   A pesar de ello, los representantes de la NPB no hicieron respetar sus propias reglas, ya que las pelotas utilizadas en 2011 y 2012 tuvieron todas un COR inferior al mínimo requerido de 0,4134. Por ejemplo, tres pruebas realizadas en 2012 arrojaron los siguientes promedios de COR: 0,409; 0,411 y 0,406.
 
   Es por esto que en 2013, Kunio Shimoda, secretario general de la NPB, ordenó a espaldas del comisionado Kato y sólo a un grupo de selectos oficiales de Mizuno que aumentara el COR de las pelotas que se estaban fabricando para que éstas cumplieran con los límites estipulados por la liga.
 
   La compañía cumplió con la solicitud de Shimoda y finalmente presentó un producto con el COR correcto. Tres pruebas realizadas en 2013 arrojaron promedios de 0,416; 0,416 y 0,414, respectivamente.
 
   El cambio llevó a muchos observadores a afirmar que la pelota había sido alterada ilegalmente, no sólo por el notable incremento de la ofensiva de todos los equipos sino en especial por la temporada histórica que tuvo el curazoleño Wladimir Balentien, quien impuso un nuevo récord de jonrones para la liga con 60 vuelacercas.
 
   No obstante, como lo confirmaron las distintas pruebas realizadas a lo largo de la campaña, el COR de la pelota en 2013 fue el correcto. Las pelotas utilizadas en 2011 y 2012 fueron las que han debido calificarse de ilegales.
 
   Luego de la confesión de Shimoda y la renuncia de Kato, todo pareció volver a la normalidad ya que, por fin, la pelota oficial estaba siendo fabricada con el COR apropiado. La NPB incluso modificó sus límites para ajustarse a los promedios registrados en las pruebas realizadas en 2013. El mínimo fue establecido en 0,4034 y el máximo en 0,4234.
 
   Sin embargo, el problema volvió a la palestra pública luego de que pruebas recientes demostraran que las pelotas que están siendo utilizadas este año tienen un promedio de COR superior al límite establecido. Una evaluación realizada el pasado 29 de marzo, apenas el segundo día de la temporada, arrojó un promedio de 0,426.
 
   En esta ocasión, la NPB tuvo el atino de hacer públicos los resultados inmediatamente y de aclarar que no tuvo nada que ver con el cambio de la pelota actual, si bien el hecho no deja de ser otro duro golpe a su credibilidad.
 
   “Nos disculpamos por no poder identificar las razones de este cambio, pero esperamos poder encontrar una explicación pronto y ajustarnos a los estándares que todos hemos acordado”, declaró el secretario ejecutivo de la NPB, Atsushi Ihara, durante la rueda de prensa en la que fueron presentados los resultados de las pruebas.
 
   Curiosamente, este hecho libra de culpas al anterior comisionado Ryozo Kato, quien terminó pagando los platos rotos del problema original, y traslada la responsabilidad a Mizuno, quien ahora parece incapaz de hacer un producto de calidad.
 
   Muchos críticos han señalado a lo largo de toda esta travesía que la NPB debería considerar comprar sus pelotas a otra compañía, incluso si se trata de una compañía extranjera o si tiene que ordenarlas directamente a las Grandes Ligas.
 
   Tal propuesta tiene, por supuesto, muchos detractores. Primero, porque sería muy mal visto por la sociedad japonesa que su amada liga le diese la espalda a una compañía nacional, y luego, por la “traición” que representaría acudir a un fabricante estadounidense para adquirir las pelotas necesarias para jugar.
 
   No obstante, la crítica no deja de tener validez. En un país que se enorgullece de la calidad de sus productos y en el que los mismos son probados incansablemente antes de ser lanzados al mercado, resulta incomprensible que una compañía como Mizuno no sea capaz de producir una pelota de béisbol de calidad.
 
   Los trenes de alta velocidad, por ejemplo, son probados por meses, en todo tipo de condiciones posibles, para asegurarse de que su calidad y su seguridad son las adecuadas antes de empezar a ser utilizados por el público. Lo mismo ocurre con los automóviles, que no sólo son evaluados antes de ser puestos a la venta sino también después de que han pasado varios años en la carretera. De no cumplir con los estándares establecidos para vehículos usados de una edad y un modelo similar, entonces no pueden continuar circulando en el país.
 
   La NPB ha dado un paso en la dirección correcta al anunciar hace pocos días que utilizará un sistema de licitación para escoger al fabricante de sus pelotas a partir de la temporada 2016, por lo que ahora la responsabilidad de corregir errores y compensar a las partes afectadas queda en manos de Mizuno.
 
   Mizuno cuenta con la experticia y los recursos necesarios para producir una pelota de calidad, pero por alguna razón no lo ha hecho. Ahora le ha llegado el momento de cumplir con las expectativas o perder para siempre el contrato que tiene con la NPB y la confianza de los muchos consumidores que tiene alrededor del mundo.
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