Cuba, Marvin Miller y los contratos de béisbol

   La relación entre la Federación Cubana de Béisbol (FCB) y la Liga Japonesa de Béisbol Profesional (NPB, por sus siglas en inglés), que este año se hizo más estrecha con la llegada de 4 peloteros cubanos a Japón, se está tornando muy interesante.
 
   Todo comenzó con la introducción de una nueva política del gobierno caribeño, que ahora les permite a sus peloteros firmar contratos profesionales con clubes extranjeros e irse a jugar al exterior sin desertar su país.
 
   Según un artículo de la agencia de noticias AFP, el presidente de la FCB Higinio Vélez explicó el año pasado que el objetivo de la nueva política es cumplir con el anhelo de los jugadores cubanos y también del pueblo de propagar el béisbol de la isla alrededor del mundo.
 
   No obstante, un reportaje del diario deportivo Sponichi del mes pasado puso al descubierto las condiciones bajo las cuales se firman los contratos entre ambas organizaciones y de éstas se puede deducir que otra meta muy importante de esa política es hacer dinero.
 
   Por supuesto, no existe nada de malo con querer vender un producto por el mejor precio posible, en especial cuando se trata de uno de tan alto nivel. Después de todo, el béisbol cubano es famoso alrededor del mundo por su calidad, su pasión, su entrega y su increíble éxito en todos los torneos en los que participa.
 
   Sin embargo, la estrategia que se está empleando para tratar de producir la mayor cantidad de dinero posible a través de la contratación de peloteros cubanos por parte de clubes japoneses no parece ser la más acertada, como lo explicaremos más adelante.
 
   Primero revisemos las condiciones de los contratos, para que tengamos una mejor idea de cómo funciona todo.
 
   Los equipos japoneses (o de cualquier otro país, con la excepción de los Estados Unidos) que estén interesados en firmar a un pelotero cubano deberán hacerlo a través del Ministerio de Deportes del país, ya que los jugadores son considerados como empleados de ese organismo.
 
   El ministerio puede otorgar una lista de jugadores que están disponibles para ser contratados (normalmente, los que mejor rendimiento están teniendo) o los clubes pueden enviar a sus representantes a Cuba a ver a los peloteros que más les interesen en una serie de pruebas pautadas con anterioridad.
 
   Los jugadores cubanos que firmen con un club extranjero sólo podrán hacerlo por un año a la vez. Según el artículo de Sponichi, la razón de esto es la política del gobierno cubano en relación a la tasa cambiaria de las monedas extranjeras, pero también responde al deseo de la FCB de renegociar los contratos de sus jugadores cada año con el objetivo de cederlos al mayor postor.
 
   Se estima que el 20 por ciento de los salarios de los jugadores va a parar a las arcas del gobierno cubano, por lo que mientras más alto sea el monto del contrato mayor será el ingreso para el gobierno, que además está interesado en establecer relaciones con tantos equipos distintos como sea posible.
 
   Estas condiciones prometen crear situaciones inusuales, ya que los jugadores cubanos que vayan a Japón podrían verse obligados a firmar con equipos distintos cada año y eso podría crear problemas tanto para ellos como para los equipos que los contraten.
 
   Los 4 primeros peloteros cubanos que llegaron a Japón este año a través de esta política fueron Frederich Cepeda (Gigantes de Yomiuiri), Yulieski Gourriel (Estrellas de DeNA), Alfredo Despaigne (Marinos de Lotte) y Héctor Mendoza (Yomiuri).
 
   Diversos medios deportivos nipones reportaron recientemente que DeNA está dispuesto a ofrecerle a Gourriel una extensión de 3,5 millones de dólares para el año que viene, mientras que Yomiuri obviamente ve la contratación de Mendoza, quien apenas tiene 20 años y es probable que no juegue con el equipo mayor esta campaña, como una inversión a largo plazo.
 
   Si el gobierno cubano insiste en mantener la regla de que todos los contratos deberán ser renegociados todos los años, entonces es probable que los clubes pierdan el interés por ciertos jugadores (como en el caso de Mendoza) o simplemente se abstengan de presentar ofertas tan generosas (como en el caso de Gourriel), ya que sus inversiones no les estarán garantizando nada para el futuro.
 
   Esto nos trae al crucial precedente establecido por el legendario Marvin Miller, el primer y más famoso director ejecutivo de la Asociación de Jugadores de las Grandes Ligas, quien en 1975 puso fin a la infame cláusula de reserva, que hasta ese momento ataba a los peloteros a sus clubes de por vida sin permitirles nunca convertirse en agentes libres.
 
   Luego de que un tribunal de arbitraje fallara a favor de los jugadores y les permitiera convertirse en agentes libres tras finalizada cada temporada, Miller se dio cuenta de que si todos los peloteros de todos los equipos estuviesen disponibles cada año para ser firmados eso bajaría el valor de sus contratos, ya que no existiría un incentivo para invertir una gran cantidad de dinero en adquirirlos.
 
   Por el contrario, si los contratos atasen a los jugadores a sus clubes por al menos un período fijo (que luego se decidió sería de 6 años), esto implicaría que sólo un número limitado de peloteros se convertirían en agentes libres cada invierno y eso elevaría sus respectivos valores en el mercado, como efectivamente ocurrió después.
 
   Es por esto que la estrategia del gobierno cubano de renegociar los contratos de sus jugadores cada año nos parece poco acertada. Si DeNA está dispuesto a ofrecer 3,5 millones de dólares por Gourriel para la temporada 2015, es probable que también pudiese ofrecerle 10 millones por 3 campañas, lo que representaría un ingreso garantizado de 2 millones (20 por ciento de su salario) para el estado.
 
   Pero si el club se encuentra con el obstáculo de que sólo puede asegurar sus servicios por un año, entonces es probable que pierda el interés por hacer una fuerte inversión por él, sobre todo cuando se vea obligado a disputar sus servicios con equipos económicamente más poderosos.
 
   Algo similar ocurre con el caso de Mendoza, que como ya mencionamos parece ser una inversión a largo plazo de Yomiuri. La limitación de los contratos a sólo una temporada impedirá que los clubes puedan desarrollar apropiadamente a los jóvenes que éstos consideran tienen potencial y básicamente eliminaría la posibilidad de ser contratado de todo aquel pelotero que no tenga ya una carrera consumada.
 
   Por si esto fuera poco, dicha regla parece ignorar otros escenarios claves. ¿Qué ocurrirá cuando un jugador tenga una mala temporada? Cepeda, lamentablemente, ha tenido un muy pobre rendimiento hasta ahora con Yomiuri (batea para .194, con 6 jonrones y 18 empujadas en 52 partidos) y parece poco probable que el club le presente una oferta para regresar a la liga el año que viene.
 
   Si esto ocurre, ¿querrá otro equipo japonés contratarlo en 2015? Parece difícil. Lo mismo se puede decir de las lesiones. Tanto Cepeda como Gourriel y Despaigne han sufrido ya lesiones durante su estadía en Japón. Si en el futuro uno de ellos se ve obligado a perderse toda una temporada debido a una lesión y su contrato es por sólo un año, ¿querrá su equipo renovarlo para la temporada siguiente? Es probable que no.
 
   Es por esto que resulta más sensato permitir que los acuerdos entre ambas partes sean multianuales, ya que eso garantizaría una relación por el período determinado sin importar lo que ocurra.
 
   Así mismo, tal política abre las puertas a escenarios indeseables, como la posibilidad de que algún equipo con mucho dinero firme a 10 jugadores, sabiendo que sólo puede colocar a 4 de ellos en su roster activo de manera simultánea, con el objetivo de evitar que sean contratados por sus rivales.
 
   Exclusividad es la cualidad más deseada por un club a la hora de firmar a un jugador. Si no se ofrece, lo más probable es que el interés de los equipos por contratarlo disminuya o incluso desaparezca por completo.
 
   Tanto desde el punto de vista financiero como del objetivo de querer propagar el béisbol cubano alrededor del mundo, la estrategia más apropiada para tener éxito parece ser la de permitir contratos multianuales, no la de renegociarlos cada año.
 
   En los próximos meses sabremos cuántos jugadores cubanos verán acción en la NPB el año que viene y bajo qué condiciones.
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