El gran septiembre de Rosario y Despaigne

   La columna de esta semana queremos dedicársela a un par de latinos que debutaron este año en la NPB y que después de superar un inicio dubitativo terminaron la campaña dominando la liga: el dominicano Rainel Rosario y el cubano Alfredo Despaigne.
 
   Las actuaciones de ambos en septiembre fueron tan sobresalientes que sin duda serán candidatos de peso para el premio al Jugador Más Valioso del mes, en especial Rosario, quien tiene mucho chance de ganarlo.
 
   El jardinero dominicano terminó septiembre con un promedio ofensivo de .413 (de 75-31), 5 jonrones, 7 dobles, 19 empujadas y 14 anotadas, cifras que lo colocan como líder o uno de los mejores de todas esas categorías en la Liga Central.
 
   Salvo una sorpresa de último minuto, es muy probable que el isleño se lleve el premio y se convierta así en el segundo hispano en cosechar el galardón esta temporada luego de que su compatriota Wily Mo Peña lo recibiese en abril.
 
   Pero más importante que sus buenos números y la posibilidad de obtener un título tan prestigioso, la mayor victoria de Rosario en septiembre fue ganarse, finalmente, la titularidad con los Carpas de Hiroshima.
 
   El club lo firmó a finales de enero como una apuesta a largo plazo. Le otorgó de entrada un contrato de 4 años –cosa poco común en la liga para un extranjero– y le asignó un modesto salario de 100 mil dólares anuales pensando que le tomaría todo ese tiempo adaptarse bien al ritmo del béisbol japonés.
 
   Es por esto que no le permitió debutar sino hasta finales de abril, ya que tenía ocupados todos los cupos para importados en su roster. Sólo la lesión de uno de ellos fue lo que, al final, le brindó al caribeño la oportunidad de saltar al terreno.
 
   Su primer jonrón llegó en apenas su tercer partido y tras 8 encuentros ya bateaba para .333, con 2 vuelacercas, 3 anotadas y 4 empujadas. Sin embargo, fue bajado al equipo menor en ese momento para darle paso de nuevo al foráneo que se había lesionado originalmente.
 
   A finales de mayo recibió otro chance de jugar y su rendimiento fue incluso mejor que antes. Bateó para .348 en 7 juegos, con 3 jonrones, 3 anotadas y 5 remolques, pero a pesar de ello volvió a ser enviado al conjunto filial debido a la falta de cupos disponibles para extranjeros en el roster.
 
   Una semana después recibió otra oportunidad de ver acción y esta vez registró una racha de 8 juegos consecutivos con hit, en la que bateó para .407, con 2 estacazos, 5 anotadas y 9 remolques antes de empezar a frenar un poco su rendimiento.
 
   A principios de julio, a pesar de tener un promedio de .327, con 7 jonrones, 12 anotadas y 22 empujadas en 31 partidos, volvió a ser bajado al equipo menor y además fue dejado ahí hasta mediados de agosto.
 
   Ya sea porque se dio por vencido con su otro extranjero o porque finalmente se dio cuenta de su gran valor como pelotero, el club lo volvió a promover al conjunto mayor el 15 de agosto y nunca más lo dejó fuera de su roster.
 
   Su rendimiento en las dos últimas semanas de ese mes fue más bien modesto, pero en septiembre se consolidó con una de las fuerzas ofensivas más destacadas de la liga, esfuerzo que probablemente le valga el premio al Jugador Más Valioso del mes en el circuito.
 
   En este momento, a falta de que dispute su último juego de la temporada regular, Rosario batea para .342, con 14 jonrones, 13 dobles, 32 anotadas y 49 empujadas en 68 juegos.
 
   Una simple proyección de estos números para una temporada completa (29 jonrones, 27 dobles, 67 anotadas y 103 empujadas) demuestra que su firma, especialmente por 4 años y con un salario de apenas 100 mil dólares por campaña, puede haber sido la mejor inversión jamás hecha por el club en toda su historia.
 
   Despaigne, por su parte, registró números casi tan extraordinarios como los de Rosario en septiembre (.369 de promedio, con 5 jonrones, 10 dobles, 10 anotadas y 16 empujadas), pero varios de sus rivales en la Liga del Pacífico produjeron cifras tan buenas o incluso mejores que las suyas, por lo que parece poco probable que pueda llevarse el premio al Jugador Más Valioso del mes en ese circuito.
 
   No obstante, el triunfo del cubano está en haber demostrado, finalmente, que tiene todo el talento necesario no sólo para jugar en la NPB sino también para ser una estrella en la liga.
 
   Los Marinos de Lotte lo contrataron como un refuerzo de emergencia a finales de julio y desde el principio lo promocionaron como un toletero temible que, proveniente de la poderosa selección de su país, iba a dominar la liga en la mayoría de los departamentos ofensivos, pero lamentablemente para él y los fanáticos del equipo la realidad fue otra.
 
   Desde su debut el 29 de julio empezó a producir carreras a un buen ritmo e incluso a conectar jonrones, pero su promedio se mantuvo constantemente alrededor de .250 y sin mostrar señales de que pudiera mejorar en el futuro.
 
   Sin embargo, todo cambió a partir del 14 de septiembre, día en el que conectó 3 dobles en 4 turnos y dio inicio a una impresionante racha ofensiva que para finales de mes elevaría su promedio desde .239 hasta .306.
 
   En una forma similar en la que el dominicano Anderson Hernández descifró el secreto de los lanzadores japoneses a finales de junio, Despaigne, quien no tuvo la oportunidad de realizar 2 meses de entrenamientos primaverales a principios de año, descubrió el truco para superar a los monticulistas rivales y desde entonces no ha parado de castigarlos.
 
   El cubano terminó el año con promedio de .311, 12 jonrones, 12 dobles, 26 anotadas y 33 empujadas en apenas 45 partidos, números que le dan una proyección para una temporada completa de 38 cuadrangulares, 38 dobles,  83 anotadas y 105 remolques.
 
   Él ya manifestó que desea regresar al equipo el año que viene y la gerencia está ansiosa por renovarlo, pero cualquier acuerdo entre ambas partes dependerá de lo que decida el gobierno cubano, sin cuyo consentimiento el jugador no podrá ver acción de nuevo en Japón.
 
   El gobierno de la isla implementó el año pasado una política a través de la cual los peloteros cubanos pueden irse a jugar profesionalmente a cualquier país extranjero (con la excepción de los Estados Unidos) sin desertar, pero con la condición de que regresen a su país al final de cada temporada.
 
   Adicionalmente, dicho programa estipula que los jugadores cubanos sólo podrán firmar contratos por un año, al parecer con el objetivo, entre otros, de ceder sus servicios al mejor postor, lo que promete dificultar mucho la renovación de los mismos con los clubes que los firmaron en primera instancia.
 
   De cualquier forma, no podemos sino celebrar el éxito que tanto Rosario como Despaigne obtuvieron este año en el béisbol japonés y la manera tan impresionante en la que terminaron la temporada.
 
   Rosario, a quien todavía le falta por disputar la postemporada y tiene además un buen chance de ganar el premio al Jugador Más Valioso del mes, promete terminar la campaña en una nota más alta que Despaigne, pero esto por supuesto no le resta méritos al segundo.
 
   Les deseamos a ambos la mejor de las suertes en Japón y que puedan continuar desarrollando sus carreras en la NPB por muchos años más.
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