Sáb, 20 Abr 2024 02:50 AM

Análisis del intercambio Cuba-NPB en 2014

   Algo histórico ocurrió durante la temporada 2014 de la NPB. Por primera vez, y con el consentimiento de su gobierno, varios peloteros cubanos llegaron a Japón a jugar béisbol profesional con distintos clubes locales.
 
   Por generaciones, el béisbol cubano ha despertado la admiración de los fanáticos del deporte alrededor del mundo debido a su poderío, entrega, calidad y, sobre todo, a los numerosos títulos que ha obtenido en competencias internacionales.
 
   Sin embargo, salvo que alguno de sus integrantes tomase la arriesgada decisión de desertar para irse a jugar profesionalmente al exterior resultaba imposible ver a los miembros del conjunto cubano en acción en una liga foránea.
 
   Eso comenzó a cambiar a partir del año pasado, cuando el gobierno de la isla implementó una nueva política que les permite ahora a sus peloteros firmar con clubes profesionales de ligas extranjeras sin desertar su país.
 
   Pero no fue sino hasta esta temporada cuando dicha política tomó protagonismo a nivel mundial, luego de que 4 peloteros cubanos, 3 de ellos muy famosos, firmaran con 3 clubes japoneses y vieran acción en la NPB.
 
   Estos fueron Frederich Cepeda, Yulieski Gourriel y Alfredo Despaigne, todos ellos miembros de la selección nacional, y el joven de 20 años Héctor Mendoza, quien fue firmado como una apuesta a largo plazo y al final no vio acción al máximo nivel de la NPB.
 
   Cepeda firmó con los Gigantes de Yomiuri, Gourriel con las Estrellas de DeNA y Despaigne con los Marinos de Lotte y cada uno de ellos despertó un revuelo mediático con su llegada a sus respectivos clubes.
 
   Finalmente, los tres famosos toleteros iban a tener la oportunidad de demostrar su talento en una liga profesional extranjera de primera categoría y debido a eso el público estaba a la expectativa de lo que pudieran lograr sobre el terreno.
 
   Los tres llegaron luego de empezada la temporada y a pesar de que no tuvieron tanto tiempo para adaptarse a la liga como los otros importados que se unieron a sus clubes durante los entrenamientos primaverales, la mayoría de los fanáticos esperaban que, debido a su talento, empezaran a arrojar resultados inmediatamente.
 
   Lamentablemente, ese no fue el caso. Ahora que ha terminado la campaña tenemos la oportunidad de evaluar de manera apropiada el resultado de este primer intercambio entre el béisbol cubano y la NPB y, por lo que pudimos observar sobre el terreno, debemos decir que su éxito apenas fue moderado.
 
   Despaigne, a pesar de tener un comienzo muy lento y de sufrir una lesión menor, fue el que mejores números registró. Gourriel fue el más constante, pero también se lesionó y tuvo problemas fuera del terreno, mientras que Cepeda tuvo una actuación realmente decepcionante. Analicemos los tres casos uno por uno.
 
   Despaigne debutó con Lotte a finales de julio y a pesar de que empezó a producir carreras desde el principio, su promedio ofensivo se mantuvo alrededor de .240 hasta mediados de septiembre. Su defensa se mostró muy pobre en ocasiones y una lesión menor lo obligó a ser movido a la lista de lesionados por 10 días.
 
   Pero para su fortuna y la de todos los fanáticos de su equipo, todo cambió a partir del 14 de septiembre, cuando conectó 3 imparables ante SoftBank y dio inicio a una racha ofensiva que vería su promedio ascender hasta .311 para el último día de la campaña.
 
   En total, conectó 12 jonrones y 13 dobles, anotó 26 carreras y remolcó 33 en 45 juegos, además de batear para .311, cifras que sin duda son muy buenas. No se sabe todavía cómo se traducirían esos números a lo largo de una temporada completa, pero sin duda son lo suficientemente atractivos como para ameritarle una extensión de su contrato para 2015.
 
   Gourriel debutó con DeNA a principios de junio y disparó 3 indiscutibles en su primer partido, por lo que de inmediato se ganó la admiración de los fanáticos locales. Su producción ofensiva, en términos de jonrones y carreras empujadas, no fue tan destacada como la del dominicano Tony Blanco, el cuarto bate titular del equipo, pero sin duda fue muy buena.
 
   Sus números finales así lo confirman. Disparó 11 jonrones y 22 dobles, anotó en 46 ocasiones y empujó 30 carreras con un promedio de .305 en 62 encuentros.
 
   No obstante, problemas menores pero significativos fuera del terreno, como el hecho de que no le gusta la comida japonesa y de que tampoco le gusta volar, sumados a una lesión que lo mantuvo fuera de acción por más de un mes, afectaron una actuación que ha podido terminar en una mejor nota.
 
   Su equipo quedó más que satisfecho con su rendimiento y está muy interesado en renovarlo para la temporada 2015, pero lo que ocurra no dependerá no de él sino de lo que decida el gobierno de su país.
 
   Cepeda, por su parte, fue el primero en saltar al terreno tras debutar con Yomiuri el 15 de mayo. En su primer partido, conectó un sencillo en 3 turnos y remolcó una carrera, lo que fue ampliamente reseñado por la prensa local, pero a partir de entonces su rendimiento fue en picada y nunca más se recuperó.
 
   Una lesión lo sacó del roster a principios de julio y luego de regresar su rol se limitó casi exclusivamente al de bateador designado, por lo que a finales de agosto fue bajado al equipo menor y dejado ahí hasta el final de la temporada.
 
   En los 52 partidos en los que vio acción, conectó 6 jonrones y remolcó 18 carreras, pero su promedio ofensivo fue de .194, por lo que parece dudoso que su equipo vaya a extenderle su contrato para el año que viene.
 
   Es posible que estos tres peloteros hubiesen podido rendir mejor este año si hubiesen tenido la oportunidad de unirse a sus equipos desde los entrenamientos primaverales, de manera que su proceso de adaptación al ritmo de la liga hubiese sido gradual.
 
   Después de todo, si el choque cultural ya es grande para un pelotero foráneo que ha visto acción en varias ligas internacionales, incluyendo las Grandes Ligas, para uno que llegue directamente de Cuba y que no haya tenido la posibilidad de jugar en el exterior lo va a ser mucho más.
 
   Lamentablemente, este problema persistirá, porque el plan del gobierno cubano es sólo darle permiso a sus jugadores para irse al exterior una vez que haya terminado la Serie Nacional, que en ocasiones se ha extendido hasta mayo o junio, y eso dificultará su contratación y posterior adaptación al béisbol japonés.
 
   Este primer intercambio creó mucho interés por parte de los clubes japoneses en el béisbol cubano, al que ahora observan como una fuente importante de refuerzos, pero si la política de la isla se mantiene inflexible en cuanto al momento en que sus jugadores estarán disponibles para irse al exterior, eso creará muchos problemas en las negociaciones y limitará las posibilidades de los mismos de ser firmados.
 
   Por lo visto este año, las máximas estrellas de la pelota cubana están en capacidad de llegar a Japón a mediados de temporada y arrojar buenos resultados sobre el terreno, pero si a los clubes locales no se les da la oportunidad en el futuro de contar con sus refuerzos durante una campaña completa, en especial después de invertir una buena cantidad de dinero en ellos, eso puede que limite su interés de continuar con el intercambio.
 
   En comparación, esos mismos conjuntos podrían continuar recurriendo a sus fuentes regulares de refuerzos en República Dominicana y Venezuela y firmar por un monto tres veces inferior a peloteros como Rainel Rosario y Ernesto Mejía, quienes esta temporada tuvieron un debut espectacular en la NPB y arrojaron números mucho mejores que los de Despaigne y Gourriel.
 
   Además, el hecho de que el gobierno cubano limita los contratos con sus jugadores a sólo una campaña también promete hacer las cosas más difíciles en el futuro, ya que éstos podrían verse obligados a adaptarse a un equipo, una liga o incluso un país nuevo cada año y eso sin duda afectaría sus rendimientos sobre el terreno.
 
   En general y a pesar de sus altibajos, puede decirse que este primer intercambio entre el béisbol cubano y la NPB fue muy interesante, pero en este momento su futuro no podría ser más incierto debido a las estrictas reglas que impone la política del gobierno caribeño.
 
   ¿Se repetirá la experiencia en 2015? Si ocurre, ¿cuáles serán las condiciones? ¿Repetirán los peloteros cubanos el buen rendimiento que mostraron este año? ¿Jugarán mejor, o quizás peor? No queda más que esperar para conocer las respuestas a todas estas interrogantes.
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