106 años de encuentros entre MLB y Japón

   Este lunes se reanuda, tras una pausa de 8 años, la tradicional serie de juegos amistosos entre las estrellas de las Grandes Ligas y la NPB, pero este tipo de encuentros entre ambos circuitos tienen ya 106 años realizándose, si bien en distintos formatos.
 
   El primer conjunto conformado por jugadores de las mayores, si bien ninguno de ellos era una estrella, visitó Japón en 1908 y ganó cómodamente todos los partidos que disputó ante la escuadra local, que estuvo conformada por jugadores universitarios.
 
   El béisbol profesional ni siquiera existía en Japón en ese momento, que a pesar de contar con ligas colegiales y universitarias muy populares y bien organizadas consideraba como un sacrilegio la idea de practicar el deporte por dinero.
 
   Un combinado de las Medias Blancas de Chicago y los Gigantes de Nueva York regresó al archipiélago en 1914 y para 1922 el primer comisionado de las Grandes Ligas, Kenesaw Mountan Landis, contribuyó a organizar el tour, que por primera vez incluyó jugadores de renombre, como los futuros miembros del Salón de la Fama Waite Hoyt, Herb Pennock, George Kelly y Casey Stengel.
 
   Durante esta visita, Hoyt se convirtió en el primer lanzador de las mayores en perder un encuentro en Japón, cortesía de la respetable ofensiva de un combinado de estrellas de la Universidad Keio, que le anotó en 9 ocasiones, y de su gran lanzador, Michimaro Ono, que limitó a los norteamericanos a sólo 3 carreras.
 
   El triunfo desató una gran celebración por parte del público japonés, pero enfureció al comisionado Landis, quien decidió no enviar más jugadores de las Grandes Ligas a Japón por el resto de la década.
 
   Para finales de los años 20, el padre del béisbol profesional japonés, Matsutaro Shoriki, quien en 1924 había comprado el Diario Yomiuri, estaba concentrando todos sus esfuerzos en organizar otra gira de estrellas de las Grandes Ligas por Japón, convencido de que un evento de ese tipo aumentaría considerablemente las ventas de su periódico.
 
   Su objetivo principal era traer a Babe Ruth a Japón, debido a que su extraordinaria fama, que se extendía hasta el archipiélago, sin duda garantizaría el lleno de todos los estadios en los que éste jugase y también un buen incremento de las ventas de su diario.
 
   El costo de la organización del evento era sin duda muy elevado, pero convencido de los beneficios económicos del mismo, Shoriki decidió apostar por el mismo.
 
   En 1931, pudo cosechar los primeros frutos de su siembra, cuando logró traer a Japón a un combinado de las mayores que incluía a varios futuros miembros del Salón de la Fama, como Lou Gehrig, Al Simmons, Lefty Grove y Lefty O’Doul.
 
   Shoriki había enviado un telegrama a los Estados Unidos ofreciéndole a Ruth la suma de dinero que él mismo escogiera para venir a Japón en ese momento, pero para su desilusión el famoso pelotero la rechazó. No obstante, el conjunto encabezado por Gehrig realizó una gira muy exitosa por el país y la publicidad que causó la misma contribuyó a un aumento notable del número de suscriptores del periódico.
 
   O’Doul terminó enamorándose de Japón y gracias a su influencia, el comisionado de las Grandes Ligas aprobó una nueva gira de estrellas de las mayores por ese país en 1934. Shoriki, a través de un asistente clave, Sotaro Suzuki, se puso en contacto con O’Doul y entre los tres llegaron a un acuerdo para hacer el evento realidad.
 
   El objetivo primordial de Shoriki seguía siendo traer a Babe Ruth a Japón, pero algo cambió durante los preparativos. En lugar de depender de los estudiantes universitarios para formar el conjunto japonés que se enfrentaría a los visitantes, Shoriki se propuso la idea de formar un combinado de jugadores profesionales y con esa meta empezó a reclutar jugadores.
 
   Fue así como dos lanzadores legendarios en la historia del béisbol japonés se convirtieron en profesionales: Eiji Sawamura, en honor a quien está nombrado el premio al mejor lanzador del año de la NPB, y Víctor Starffin, un ruso que creció en el norte de Japón que se convertiría luego en el primer ganador de 300 juegos en el circuito profesional del país.
 
   Suzuki, en representación de Shoriki, viajó a los Estados Unidos para convencer a Ruth de viajar a Japón y no sólo logró su objetivo, sino que también logró persuadir a otros jugadores de la talla de Lou Gehrig, Jimmie Foxx y Charlie Gehringer, además del legendario manager Connie Mack, de acompañar a Ruth durante el viaje.
 
   La gira de las estrellas de las Grandes Ligas por Japón en 1934 generó un éxito tal que Shoriki no sólo cosechó grandes ganancias para él y su diario, sino que además logró su sueño de formar un equipo profesional, los Gigantes de Yomiuri, y de crear luego la primera liga de béisbol profesional de Japón, que disputó su primera temporada en 1936.
 
   La Segunda Guerra Mundial interrumpió este tipo de intercambios deportivos entre ambas naciones, pero para 1951 otro combinado de estrellas de las mayores, que en esa ocasión incluyó al legendario Joe DiMaggio, regresó al país a realizar la típica gira de encuentros amistosos.
 
   A partir de entonces, las visitas se hicieron más frecuentes (cada uno o dos años), si bien se redujeron a un equipo en particular en lugar de ser un conjunto de estrellas.
 
   Así, en 1955 los Yanquis de Nueva York de Mickey Mantle visitaron Japón, como luego lo hicieron los Dodgers de Brooklyn de Duke Snider en 1956, los Cardenales de San Luis de Stan Musial en 1958, los Gigantes de San Francisco de Willy Mays en 1960, los Cardenales de San Luis de Bob Gibson en 1968, los Orioles de Baltimore de Brooks Robinson en 1971 y los Mets de Nueva York de Tom Seaver en 1974, entre otros.
 
   En 1974, durante la visita de los Mets de Nueva York, la cadena estadounidense CBS organizó un concurso de jonrones entre los legendarios Hank Aaron y Sadaharu Oh en el Estadio Korakuen de Tokio, que ganó el primero 10 a 9.
 
   A partir de 1986, los encuentros amistosos entre ambas ligas comenzaron a disputarse bajo el formato más conocido hasta ahora: un combinado de estrellas de las Grandes Ligas (MLB) enfrentándose a un combinado de estrellas de la liga japonesa (NPB) en un número determinado de partidos (entre 5 y 8), al más puro estilo de una serie de postemporada.
 
   Este tipo de encuentros, que esta vez sí incluyeron a las estrellas más destacadas de la Gran Carpa en ese momento, también han dejado muchos momentos para el recuerdo, como el regreso de Hideo Nomo a su país como lanzador de los Dodgers de Los Ángeles en la edición de 1996, un año después de haber “desertado” del béisbol japonés, o el jonrón de 525 pies del dominicano David Ortiz en el Tokyo Dome en la edición de 2004.
 
   El periodista e historiador norteamericano del béisbol japonés, Robert Whiting, relata en su libro “El significado de Ichiro” (2004) que durante la serie de 1990, el legendario Randy Johnson quedó tan impresionado con la actuación de Hideo Nomo, quien acababa de concluir su histórica primera campaña como profesional en la NPB, que durante una cena en ese gira lo agarró por la camisa y le dijo que estaba perdiendo su tiempo en Japón y que se fuera a jugar a las Grandes Ligas.
 
   Este año, Japón está introduciendo un nuevo formato al evento. El Equipo Samurai, como se conoce a la selección japonesa de béisbol, representará a la NPB en lugar del tradicional conjunto de estrellas.
 
   La liga tiene el plan de convertir al Equipo Samurai en una empresa independiente que esté activa constantemente, no sólo porque representa una gran oportunidad de negocios debido a su popularidad sino también porque le permite al conjunto mantenerse en forma de cara a futuras competencias internacionales como el Clásico Mundial de Béisbol.
 
   Como siempre, el éxito del evento ya está garantizado debido la enorme popularidad que tienen en Japón las visitas de los equipos de Grandes Ligas, que esta vez contará además con la presencia del Equipo Samurai, el mayor orgullo deportivo de la nación.
 
   Robinson Canó, Yasiel Puig y Evan Longoria son las figuras más sobresalientes de la escuadra de las mayores, mientras los ganadores del Premio Sawamura Kenta Maeda y Chihiro Kaneko verán acción por la novena japonesa, que también contará con quizás la mayor promesa del béisbol mundial en los últimos años, el súper novato Shohei Otani.
 
   Sea cual sea el resultado del enfrentamiento, lo que sí es seguro es que será muy entretenido de ver y que dejará muchos buenos recuerdos. Esperemos que la serie continúe celebrándose por muchos años más.
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