Mar, 23 Abr 2024 08:20 AM

La importancia del retiro del venezolano Ramírez

 

   Al ser homenajeado con una ceremonia de retiro en el Estadio de Yokohama el pasado viernes 3 de abril, el venezolano Alex Ramírez rompió una más de las barreras que normalmente afectan a los jugadores extranjeros que ven acción en la NPB.

 

   Haber sido el primer importado en sumar 2.000 hits en su carrera en la historia de la liga ya representa una hazaña extraordinaria, pero convertirse además en el primero en ser honrado con una ceremonia de retiro no tiene menos importancia.

 

   Muchos peloteros foráneos de calidad han tenido carreras muy exitosas en Japón, pero ninguno de ellos, incluyendo los legendarios Randy Bass, Greg “Boomer” Wells y Leron Lee, o más recientemente Karl “Tuffy” Rhodes y Alex Cabrera, tuvo nunca la oportunidad de retirarse formalmente durante una ceremonia realizada en el estadio de su equipo y ante sus fanáticos.

 

   Por lo general, una vez que sus rendimientos entran en declive y son dejados en libertad, los jugadores extranjeros se van del país con la esperanza de que otro equipo de la liga los llame y les dé una nueva oportunidad de jugar, pero eso casi nunca ocurre y sus carreras se terminan sin un adiós formal ni el reconocimiento que merecen.

 

   Durante mucho tiempo, las grandes hazañas de los peloteros foráneos representaban más un motivo de pena que de orgullo para sus equipos, por lo que jugadores como Lee y Wells salieron de Japón por la puerta de atrás a pesar de sus espectaculares carreras.

 

   Sin embargo, las cosas han cambiado mucho en los últimos 15 años, ya que el público japonés ha aprendido a aceptar y apreciar más los aportes de los jugadores importados y una buena parte de ese cambio se lo debemos a la súper amigable personalidad de Ramírez.

 

   Desde que llegó a la NPB en 2001, el venezolano no sólo fue recibido como si fuese uno más de la familia sino que además él mismo hizo el esfuerzo inmediato de adaptarse lo mejor posible a su nuevo ambiente de trabajo.

 

   Aprendió rápido a utilizar frases básicas en japonés para poder comunicarse con sus compañeros de equipo y también con los fanáticos, además de sonreír constantemente y saludar a todos con las mismas reverencias que utilizan los locales.

 

   Más adelante desarrolló su famoso estilo de celebrar sus jonrones, que luego fue actualizando cada año, al punto de que distintas celebridades del país comenzaron a darle consejos y recomendaciones para su próxima versión.

 

   Durante las tres primeras temporadas que disputó con los Gigantes de Yomiuri (2008-2010), que fueron de las mejores de su carrera, su popularidad llegó a tal nivel que recibía constantes ovaciones por parte de los fanáticos en el Tokyo Dome y las camisas del equipo con su nombre llegaron a estar entre las más vendidas en la tienda del club, algo que muy rara vez ocurre con jugadores extranjeros.

 

   Los scouts de Yomiuri incluso empezaron a viajar con más frecuencia a Venezuela para evaluar talentos con la esperanza de encontrar al próximo “Alex Ramírez”.

 

   Cuando en abril de 2013 llegó a los 2.000 hits de por vida en la liga, hazaña que además lo convirtió en el segundo bateador más rápido en alcanzar esa marca, su carrera se encontró de pronto ante una prueba de fuego: ¿sería el criollo admitido al prestigioso Meikyukai?

 

   El Meikyukai, o Club de los Jugadores Extraordinarios, es una especie de Salón de la Fama paralelo que reúne a todos aquellos peloteros que sumaron al menos 2.000 hits, 200 victorias o 250 juegos salvados en sus carreras en la NPB.

 

   En Japón, formar parte de ese grupo representa un honor tan o más grande que ser admitido al Salón de la Fama, pero a diferencia de éste sólo se puede ingresar a él por invitación de los miembros actuales.

 

   Como ningún extranjero formaba parte del club hasta ese momento, todos se preguntaron si el venezolano sería aceptado o no, precisamente por su condición de foráneo, pero al final no hubo ningún tipo de suspenso, su ceremonia de admisión ocurrió a finales de ese mismo mes.

 

   De manera que el homenaje que recibió este viernes en el Estadio de Yokohama por motivo de su retiro no representa sino la destrucción de una más de las barreras que comúnmente afectan a los jugadores extranjeros que ven acción en la liga.

 

   Primero fue su rápida adaptación al estilo de juego y a la cultura del circuito. Luego, el haberse ganado el cariño y el respeto de los fanáticos y el resto de los peloteros de la liga. Después, el haber establecido una serie de récords deportivos que, jugando además para el equipo más popular del país, terminaron por convertirlo en una celebridad. Más adelante, el haber sido admitido al Meikyukai y, ahora, el haber sido honrado con una ceremonia de retiro.

 

   Lo mejor de todo es que su trayectoria no termina aquí, porque con el increíble curriculum que tiene ya está en camino a lograr dos hazañas más que ningún otro hispano ha logrado nunca: convertirse en el primer manager latino en la NPB y también en el primer pelotero latino en ser admitido al Salón de la Fama japonés.

 

   Su entrenamiento para ser manager ya empezó, luego de trabajar toda la temporada 2014 como jugador y coach de bateo para los Pegasos de Gunma del circuito independiente BC League y además ser ahora uno de los miembros de su directiva.

 

   Al momento de saludar a los fanáticos en el Estadio de Yokohama el pasado viernes, no perdió la oportunidad de hacer referencia a ese punto, diciendo que espera poder regresar al club en el futuro como manager, por lo que es muy probable que ya exista un acuerdo entre ambas partes para que eso ocurra en el futuro.

 

   En lo que respecta a su admisión al Salón de la Fama, su impresionante lista de títulos y marcas personales no dejan lugar a dudas de que eso ocurrirá en el futuro. Hagamos un breve recuento de las mismas para tener una mejor idea de sus envidiables credenciales.

 

   En las 13 temporadas que disputó en la NPB (2001-2013), el venezolano capturó 4 títulos de carreras empujadas, 2 de jonrones, uno de bateo, uno de porcentaje de slugging, 3 de hits conectados y uno de dobles, además de obtener 2 galardones al Jugador Más Valioso de la temporada regular y 9 al Jugador Más Valioso del mes.

 

   Adicionalmente, fue electo 4 veces al Equipo Ideal de la temporada y participó en 9 ocasiones en la Serie de las Estrellas, además de ser campeón de la Serie de Japón en 2 oportunidades y campeón de liga en 3 ocasiones.

 

   Por si esto fuera poco, también implantó una serie de marcas individuales de mucha importancia en la liga, como haber remolcado 100 o más carreras en 8 campañas consecutivas, que es algo que ningún otro pelotero ha logrado en la NPB hasta ahora. La marca anterior de 7 pertenecía nada menos que al legendario Sadaharu Oh.

 

   A la fecha de hoy, el criollo lidera a todos los jugadores extranjeros que han pasado por la liga en partidos disputados (1.744), hits (2.017) y carreras empujadas (1.272), además de ser segundo en jonrones (380), poseer la octava racha de partidos disputados de manera consecutiva más larga en la historia de la liga (985) y ser apenas uno de dos extranjeros en haber superado la barrera de los 200 hits en una campaña.

 

   Todos estos números, sumados a su amigable personalidad, su estatus de celebridad y el amor y respeto que se ha ganado entre los fanáticos, cronistas deportivos y jugadores de la liga, además de haber establecido su residencia permanente en Japón, hacen prácticamente imposible que no sea electo al Salón de la Fama local en el futuro.

 

   No nos queda más que felicitar a "Rami-chan", como cariñosamente le llaman los japoneses, por su extraordinaria carrera, por haber recibido el merecido honor de tener una ceremonia de retiro y por poner tan alto el nombre del béisbol latino en la NPB.

 

   Le deseamos la mejor de las suertes en su intento de convertirse en el primer manager latino en Japón y también en el primer hispano en ser admitido al Salón de la Fama local, cosas que estamos seguros logrará en el futuro.