Vie, 19 Abr 2024 09:25 AM

El prometedor futuro de Ariel Martínez en la NPB

 

Martínez sonó 3 imparables en el juego de ayer ante Yomiuri

 

   Luego de conectar 3 sencillos en 4 turnos, anotar una carrera y comenzar el juego de ayer de los Dragones de Chunichi como el receptor titular del equipo, no cabe duda de que el futuro del cubano Ariel Martínez en la NPB luce muy prometedor.

 

   Hasta ahora, todos los extranjeros que han intentado trabajar regularmente detrás del plato en el circuito nipón han fracasado en el intento, al punto de que varios de ellos sólo disputaron un partido en esa posición.

 

   No es que la lista de receptores foráneos que han pasado por la liga sea particularmente corta. Diversas fuentes indican que hasta 16 importados han hecho el intento de cumplir ese rol en la máxima categoría de la NPB.

 

   El primero de ellos fue el estadounidense “Bucky” Harris Galliard, quien llegó a Japón en 1936 con el nacimiento de la primera liga profesional del país. Le siguieron sus compatriotas Jun Hirota (1952), Charlie Hood y Mitsuru Watanabe (1953), Charlie Lewis y Sal Recca (1954), Don Bussan (1955), Noboru Fujishige (1956), Ron Bottler (1959), Dick Kamiya (1961) y Nick Testa (1962).

 

   Tras una pausa de 15 años, el también estadounidense Adrian Garrett (1977) aterrizó en el archipiélago para repetir el intento, como lo hicieron luego su compatriota Mike Díaz (1989), el dominicano Francisco Cabrera (1994), el australiano Dave Nillson (2000) y ahora Martínez.

 

   Incluso 2 jóvenes receptores venezolanos fueron firmados a mediados de la década del 2010 con la idea de desarrollarlos para el futuro, tal como está ocurriendo ahora con el cubano, pero ninguno de ellos logró ser promovido a la máxima categoría del circuito.

 

Moscatel jugó 2 años en el equipo menor de DeNA, pero no logró ser promovido al conjunto mayor

 

   Nos referimos a Kevin Moscatel, quien pasó 2 temporadas (2013-2014) con el equipo menor de las Estrellas de DeNA, y a Alejandro Segovia, quien duró sólo una campaña (2015) en el conjunto filial de las Águilas de Rakuten.

 

   Son varios los obstáculos que dificultan el transitar de los extranjeros que llegan a la NPB con la intención de ganarse la titularidad en la receptoría de sus respectivos conjuntos.

 

   Antes que nada, está el idioma. Para poder trabajar regularmente detrás del plato en el circuito nipón, el aspirante debe poder comunicarse bien con el lanzador sin la necesidad de utilizar un intérprete.

 

   El japonés es particularmente complicado de aprender para los occidentales y salvo que éstos le dediquen tiempo suficiente al estudio del mismo, lo más probable es que nunca lo aprendan de manera fluida.

 

   Esa barrera, por sí sola, es la principal culpable de que no veamos más foráneos en Japón tratando de convertirse en receptores.

 

   Aquellos que logren superarla deberán enfrentarse entonces con otra traba incluso mayor: la filosofía de pitcheo de los japoneses, que demás está decir es bien diferente a la de los lanzadores occidentales.

 

   En términos generales, la filosofía de pitcheo que se ve en las Grandes Ligas y el béisbol latinoamericano es la de la ley del más fuerte. Es decir, el lanzador reta al bateador con su mejor lanzamiento, que además tira por el medio del plato, y que gane el más macho.

 

   En Japón, por el contrario, los lanzadores apelan a la ley del más inteligente. ¿Por qué correr el riego de tirar la pelota por el medio del plato cuando se puede retirar a los bateadores con lanzamientos malos?

 

Sugano, el mejor lanzador japonés que queda en la NPB, es un maestro evitando la zona de strike

 

   La idea, entonces, no es retar al bateador, sino engañarlo. La mayoría de los lanzadores japoneses tiran sólo una o dos bolas buenas por turno. El resto son lanzamientos que parecen buenos pero terminan cayendo fuera de la zona de strike.

 

   Si los extranjeros que aspiran a ser receptores en la NPB no entienden esa filosofía y no se adaptan a ella, difícilmente podrán tener éxito en su trabajo.

 

   Por ejemplo, un receptor con buena experiencia en las Grandes Ligas no puede llegar a Japón pidiéndole a los lanzadores locales un cambio de velocidad en cualquier cuenta o una recta por el medio del plato en cuenta de 3 y 2. Si lo hace, su fracaso estará asegurado.

 

   Primero, porque el cambio de velocidad es un lanzamiento muy poco utilizado en Japón, y segundo, porque los lanzamientos quebrados son los mejores que tienen los pitchers japoneses en su arsenal y, por lo tanto, son los que casi siempre utilizan en cuenta de 3 y 2.

 

   A ese par de estorbos cruciales debemos agregar otros más modestos pero igualmente importantes, como el número de señas que utilizan los equipos y la predilección de los lanzadores de llevar la cuenta a 3 y 2 antes de hacer otro lanzamiento bueno.

 

   El mexicano Luis Alonso Mendoza, que disputó 4 campañas en Japón (2014-2017) con los Luchadores de Nippon Ham y los Tigres de Hanshin, nos explicó una vez en una entrevista que una de las cosas más difíciles que tuvo que hacer en Japón fue aprenderse las señas.

 

   “No te miento, tuve que aprenderme como 25 señas sólo para hacer un lanzamiento. Cada vez que uno va a lanzar la pelota siempre tiene que estar pendiente de una jugada o una seña, porque así es el béisbol aquí, de robos de base, de toques de bola, de jugadas pequeñas que se están haciendo todo el tiempo”, nos comentó en 2014.

 

   Como consecuencia de una filosofía que busca engañar al bateador en lugar de retarlo, el número de veces que los lanzadores llevan la cuenta a 3 y 2 es exageradamente alto y cualquier catcher foráneo que aspire a mantenerse en su puesto debe aprender a adpatarse a esa costumbre y sacar el mejor provecho de ella.

 

Mika Díaz es el extranjero con más juegos disputados como receptor en la NPB

 

   A pesar de que no tenemos información suficiente como para confirmarlo al cien por ciento, el consenso general de los periodistas que cubren periódicamente la NPB es que Mike Díaz es el importado que más juegos ha disputado detrás del plato en el circuito.

 

   Por las razones descritas con anterioridad su intento de ganarse la titularidad en esa posición fracasó, pero entre 1990 y 1991 el californiano defendió esa posición con los Oriones de Lotte (hoy Marinos de Lotte) en 21 encuentros distintos.

 

   A pesar de que sólo ha completado un par de juegos como receptor con Chunichi, el cubano Martínez parece tener todo lo necesario para ser una excepción y convertirse en el primer importado en tener éxito como receptor en la liga japonesa.

 

   Primero, porque según su manager ya ha aprendido a comunicarse bien con los lanzadores en japonés y eso significa que ya ha superado el primero de los dos grandes obstáculos que debe pasar para cumplir con su objetivo.

 

   Luego, está la ventaja de que llegó a Japón joven y fue desarrollado por 2 años en las categorías menores del conjunto, lo que le brindó tiempo suficiente para adaptarse bien al estilo y la filosofía de juego de los japoneses y sus lanzadores.

 

El futuro de Martínez en la NPB luce muy prometedor

 

   Si a eso le agregamos el hecho de que está bateando bien, que es algo que casi nungún receptor japonés hace, y además cuenta con el respaldo incondicional de su manager, entonces no debería extrañarnos que su futuro luzca tan promosorio.

 

   Todavía falta mucho camino por recorrer y muchas cosas podrían ocurrir entre ahora y el final de la temporada, pero no cabe duda de que el joven antillano parece encaminado a hacer historia este año en el béisbol japonés.