Jue, 25 Abr 2024 08:29 AM

El origen del exclusivismo de los Gigantes de Yomiuri

 

Breve segmento acerca de la historia del béisbol en Japón, incluyendo la de los Gigantes de Yomiuri

 

   En nuestra columna de la semana pasada explicamos cómo los Gigantes de Yomiuri son, casi siempre, los que trancan la partida a la hora de trabajar en conjunto con el resto de los equipos de la NPB para promocionar mejor su producto.

 

   El ejemplo más claro de ello lo representa la plataforma internacional para ver deportes por Internet DAZN, que este año transmitirá dentro de Japón los juegos de todos los equipos del circuito, excepto Yomiuri.

 

   Intrigado, uno de nuestros seguidores nos escribió esta semana preguntándonos la razón del conjunto de Tokio para negarse a colaborar con los otros clubes de la liga para transmitir sus partidos en línea.

 

   La respuesta es sencilla: los Gigantes se consideran superiores al resto de los clubes de la NPB, por lo que trabajar en conjunto con ellos significa, desde su punto de vista, rebajar su estatus como institución y eso es algo que obviamente no desean hacer.

 

   Después de todo, esa percepción que tienen de sí mismos no es inventada o imaginada, sino que proviene de un largo historial de fama y éxitos deportivos que ningún otro club en Japón ha estado siquiera cerca de igualar.

 

   Fundado en diciembre de 1934, Yomiuri fue el primer equipo profesional del país y el que más promovió la creación de su primera liga profesional, que luego procedió a dominar ganando 9 títulos entre 1936 y 1949.

 

   Su dueño original, Matsutaro Shoriki, quien también era el dueño del diario Yomiuri, no escatimó esfuerzos ni recursos en contratar siempre a los mejores jugadores disponibles para darle a su equipo las mejores probabilidades de éxito.

 

   Al principio, fueron Eiji Sawamura, el ruso Víctor Starffin y Tetsuharu Kawakami (“El dios del bateo”). Luego, el hawaiano Wally Yonamine, el súper popular Shigeo Nagashima y el legendario Sadaharu Oh. Más adelante, Tatsunori Hara y Hideki Matsui.

 

   Las cosas no cambiaron luego de que la NPB adopatse el actual sistema de dos ligas en 1950. Durante la primera década de existencia del nuevo circuito, los Gigantes capturaron 8 títulos de la Liga Central y 4 de la Serie de Japón.

 

   Después, entre 1965 y 1973, se alzaron con 9 títulos ligueros y de la Serie de Japón consecutivos y además lo lograron sin la ayuda de ningún jugador extranjero, razón por la cual la novena de esos años se mantiene como la más dominante y admirada de la historia del país.

 

   Pero este tipo de éxitos deportivos nunca hubiesen podido, por sí solos, construir la leyenda del equipo. El Diario Yomiuri, que ya era el más leído de la nación, se encargó desde el primer momento de resaltar todos los detalles de sus increíbles logros.

 

   Adicionalmente, la llegada de la televisión catapultó la fama del club a extremos jamás imaginados. Tan pronto como se pudo, los partidos del equipo comenzaron a ser transmitidos todas las noches en vivo a nivel nacional.

 

   Es decir, en lugar de telenovelas, programas de humor o series dramáticas, el entretenimiento preferido del horario estelar de los más de 100 millones de japoneses que habitaban el país eran los juegos del conjunto, que dominaron por décadas los índices de audiencia.

 

   Como si todo eso no fuera suficiente, en 1968 se comenzó a transmitir en la televisión japonesa una serie animada llamada Kyojin no hoshi (La estrella de los Gigantes), que contaba la historia de un joven pelotero local obsesionado con jugar algún día para Yomiuri, tal como lo hizo su padre antes de ser herido en la Segunda Guerra Mundial.

 

   La serie fue un éxito inmediato e hizo soñar a millones de niños locales con la posibilidad de algún día convertirse en jugadores profesionales y defender los colores de la divisa más famosa y laureada del país.

 

   El club, además, representa el modelo a seguir para el resto de los conjuntos de la liga. Sus jugadores no sólo están siempre bien vestidos, sino que también son los que mejor se comportan tanto dentro como fuera del terreno.

 

   La disciplina que siguen es tan intensa que ninguno de ellos puede llevar vello facial o masticar goma o tabaco sobre el terreno, ya que eso pondría en entredicho la poderosa imagen que proyectan a sus fanáticos.

 

   Con este tipo de historia, no es difícil entender la razón por la cual Yomiuri desea mantener su distancia con el resto de los clubes de la NPB. Después de todo, tiene la obligación de proteger su impecable imagen y ese es, como ya lo hemos explicado en tantas ocasiones anteriores, el valor más preciado de la cultura japonesa.

 

   A estas alturas las cosas han cambiado, por supuesto. La llegada de la televisión por cable, Internet y las redes sociales han logrado democratizar el béisbol japonés y darle el justo reconocimiento a cada uno de sus equipos, que han hecho un excelente trabajo cultivando sus fanaticadas en sus respectivas regiones.

 

   Así mismo, la partida de los mejores jugadores locales a las Grandes Ligas ha cambiado el foco de una gran parte del público japonés de los clubes nacionales a los logros individuales de éstos en Norteamérica y eso también ha disminuido el nivel de idolatría del club.

 

   Con 36 títulos ligueros y 22 de la Serie de Japón en sus vitrinas desde 1950, Yomiuri sigue siendo el conjunto más laureado y popular del país, pero la ventaja que le llevaba al resto de sus rivales en esos departamentos, que en algún momento fue de años luz, se ha reducido considerablemente.

 

   Entre 1982 y 1994, por ejemplo, los Leones de Seibu se alzaron con 11 títulos ligueros y 8 de la Serie de Japón, lo que les da un total de 21 y 13, respectivamente, desde 1950 y los coloca como la segunda divisa más ganadora de la historia de la NPB.

 

   Más importante aún, los 6 clubes de la Liga del Pacífico tienen más de una década trabajando en conjunto para promocionar su imagen y sus productos y todos sus juegos se pueden ver en línea a nivel mundial a través de Pacific League TV.

 

   El éxito que ha tenido la compañía es tan grande que ya ha empezado a crear contenido en coreano, chino y español para atender sus mercados internacionales más importantes, por lo que Yomiuri, sin duda, se está quedando atrás en esa carrera.

 

   Deportivamente, la Liga del Pacífico ha ganado 12 de las últimas 15 Series de Japón y ha dominado por completo a la Liga Central en los juegos interligas, por lo que tanto Yomiuri como el resto de sus compañeros de circuito también se están quedando atrás en ese departamento.

 

   La principal razón de su terquedad actual es el dueño del equipo y del Diario Yomiuri, Tsuneo Watanabe, un empresario de 91 años que todavía piensa como se hacía en los años 70 y que no desea que su amado club adopte ideas modernas, en especial aquellas que no fueron propuestas o creadas por su equipo.

 

   Sin embargo, tarde o temprano tendrá que dar su brazo a torcer, ya que si el club no se adapta a las nuevas tendencias su imagen se va a ver más afectada de lo que lo haría al unirse a las mismas.

 

   Es posible, sin duda, que esa terquedad se mantenga hasta el momento de su muerte y que el club siga perdiendo terreno en todas las áreas debido a ello, pero esperemos que ese no sea el caso.

 

   Lo que sí es casi seguro es que, una vez que muera, la nueva generación de dirigentes del club se apresurará a ponerse al día con las tendencias actuales de la liga y que, finalmente, comencemos a ver los juegos de los equipos de la Liga Central por Internet fuera de Japón.