Existe una maldición que afecta a los jugadores latinos que debutan exitosamente en la NPB con otro conjunto y después deciden firmar con los Gigantes de Yomiuri, como lo hizo este invierno el lanzador cubano Raidel Martínez.
Martínez está comenzando un contrato de 4 años con Yomiuri
Con la única excepción del venezolano Alex Ramírez, todas esas transiciones han terminado en fracaso, como ocurrió hace no mucho con el cubano Alex Guerrero y el mexicano Luis Cruz, por mencionar los dos casos más recientes.
Eso coloca al derecho pinareño en una posición muy delicada, no sólo porque tendrá que enfrentarse a la historia para tener éxito en su nuevo equipo, sino también porque acaba de firmar el contrato más caro jamás visto en la NPB y eso aumentará mucho las expectativas que se tienen de él.
Sin embargo, creemos que el experimentado cerrador antillano está muy bien preparado para hacer la transición a su nuevo club sin problemas, tal como lo hizo en su momento Ramírez, como ya lo explicaremos más adelante.
Hablemos primero de la maldición como tal, que en realidad afecta a todos los peloteros que se mudan de otro equipo a Yomiuri, independientemente de sus nacionalidades, para así poder entender mejor los obstáculos que deberá enfrentar Martínez.
Todo parece ser el resultado de la confluencia de varios factores que juegan en contra del pelotero en cuestión y que reducen de una manera drástica sus posibilidades de éxito una vez que hace la transición al popular conjunto de Tokio.
El patrón suele ser el siguiente. 1) El jugador tiene mucho éxito con otro club de la NPB. 2) Una vez que se convierte en agente libre Yomiuri se interesa en sus servicios. 3) Como la competencia por firmarlo es fuerte, Yomiuri se ve obligado a pagar un salario muy alto para asegurar sus servicios.
4) Una vez que llega al club, el pelotero es tratado como un soldado y sus libertades son limitadas severamente (el equipo prohíbe a sus jugadores llevar vello facial, mascar goma y tabaco y utilizar las redes sociales en horario laboral).
5) Debido al enorme salario que está ganando, el conjunto coloca expectativas poco realistas sobre sus hombros. 6) El manager se impacienta cuando el jugador no puede cumplir con esas expectativas, le echa la culpa de todos los males del club y lo baja al equipo filial.
7) El jugador se molesta por la manera en la que es tratado y se pelea con el manager, quien como castigo lo deja el resto de la temporada en el conjunto menor. 8) El año termina con resultados muy pobres y el equipo lo deja en libertad.
Cruz no pudo triunfar con Yomiuri
El mexicano Luis Cruz, a quien ya mencionamos anteriormente, cumplió con ese patrón en su momento. Debutó en la NPB con los Marinos de Lotte en 2014 y se quedó con ellos hasta finales de 2015, después de haber mejorado su ofensiva y ganado un Guante de Oro en la segunda base.
Yomiuri lo firmó como agente libre para la temporada 2016 y le pagó el triple del salario que ganó con Lotte, por lo que las expectativas que lo rodearon al momento de su llegada eran muy grandes, ya que el club tenía años buscando un segunda base confiable.
Lamentablemente, las cosas no salieron bien. Tanto su ofensiva como su defensa cayeron en comparación al año anterior y su manager decidió bajarlo al conjunto filial como castigo por no correr lo suficientemente duro a la primera base.
Como el contrato original con Yomiuri fue por 2 años, Cruz regresó al equipo en 2017, pero la pesadilla continuó y en esa ocasión ni siquiera duró hasta el final de la campaña, ya que fue cambiado a las Águilas de Rakuten durante el verano, donde el pobre navojoense tampoco tuvo éxito.
El cubano Alex Guerrero tuvo una odisea casi idéntica. Debutó en la NPB con los Dragones de Chunichi en 2017 y de inmediato ganó el título de jonrones de la Liga Central con 35 estacazos. Una vez finalizada la campaña se declaró agente libre y dejó que su agente le consiguiera la mayor cantidad de dinero posible.
Yomiuri, siempre necesitado de un buen bateador importado de poder, le ofreció un contrato de 2 temporadas y más de 7 millones de dólares, lo que fue representó en ese momento casi el triple del salario que le pagó Chunichi el año anterior.
Así, cuando el antillano llegó al equipo en 2018 tuvo que afeitarse su barba y dejar de mascar goma y se encontró de inmediato con un ambiente muy estricto que lo llevó a pelearse con su manager, quien lo bajó al conjunto filial como castigo.
Como consecuencia, su rendimiento cayó de una manera significativa y la campaña terminó con resultados muy modestos. La llegada de un nuevo manager mejoró un poco la situación en 2019, pero eso no cambió el rumbo de las cosas y a finales de año fue dejado en libertad después de otra decepcionante actuación.
Yomiuri es una de la organizaciones más veneradas de Japón
Yomiuri no sólo es el conjunto más popular y exitoso de todo Japón, sino también una institución muy venerada que el escritor estadounidense Robert Whiting compara con la prestigiosa academia militar estadounidense West Point. Se trata de un ejemplo a seguir para el resto de Japón.
Es por eso que sus reglas de apariencia y comportamiento son tan estrictas, porque todos esperan que los jugadores del club sean ejemplos de liderazgo, excelencia y caballerosidad. Se trata, sin duda, de un ambiente al que cuesta mucho adaptarse si uno no está acostumbrado.
El venezolano Alex Ramírez tuvo un éxito extraordinario en sus 3 primeros años con el club, no sólo porque ya tenía 7 campañas de experiencia en Japón y conocía muy bien a los equipos rivales, sino porque además supo adaptarse muy bien a su nuevo ambiente de trabajo.
En muy poco tiempo, adoptó sin quejas la filosofía de la organización y se convirtió en un líder nato que trabajaba más que el resto de sus compañeros, lo que no es fácil de lograr en un conjunto que de por sí ya trabajaba más duro que el resto de la NPB.
Como el criollo no sólo se adaptó muy rápido a su nuevo equipo sino que además arrojó resultados espectaculares sobre el terreno, el contrato original de 2 años se extendió pronto por 2 temporadas más, tras las cuales él mismo decidió cambiar de aires, a pesar de que el club quería renovarlo.
Esto nos trae al caso del cubano Raidel Martínez, cuyo perfil es muy similar al del venezolano. Tal como Ramírez, llega a Yomiuri con 7 años de experiencia en la NPB con otro conjunto de la Liga Central con el que tuvo mucho éxito y ganó títulos individuales.
La única diferencia es que Martínez está llegando con el contrato más caro en la historia de la NPB (8 millones de dólares anuales por 4 temporadas), pero eso no parece que va a cambiar su enfoque de ganar un título con su nuevo equipo.
Martínez está en mejores condiciones que el resto de los lanzadores de Yomiuri
Tal como lo hizo Ramírez en su momento, el derecho pinareño no sólo se ha adaptado muy rápido al ambiente de trabajo de Yomiuri sino que además ya demostró en su primera sesión de bullpen de la primavera que está en mejores condiciones que el resto de los lanzadores del club.
En la rueda de prensa en la que fue presentado a los medios, apareció con un traje muy elegante, completamente afeitado y con su cabello negro (se lo había teñido rubio cuando estaba con Chunichi) y utilizando lentes, para dar la impresión de seriedad y compromiso a la organización.
Así mismo, en sus declaraciones a los medios ha dejado muy claro que su motivación al firmar con Yomiuri no fue el dinero sino la posibilidad de ganar un título de liga y jugar en la postemporada, que son cosas casi imposibles de lograr con Chunichi.
Es por eso que confiamos que Martínez podrá tener éxito con Yomiuri, a pesar de la enorme presión que deberá enfrentar por ser extranjero y por el enorme salario que estará ganando. Su experiencia previa es enorme, su condición física es inmejorable y su compromiso con su objetivo de ganar un título es total. Además, apenas tiene 28 años y todavía tiene mucha carrera por delante.