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Increíbles tradiciones del béisbol profesional japonés

   El reciente inicio del “viaje de la muerte” de los Tigres de Hanshin nos recuerda cómo el béisbol profesional japonés está lleno de extrañas tradiciones que, a pesar de atentar contra su propio bienestar, se mantienen inalteradas con el pasar de los años.
 
   Equipos que son expulsados de sus propios estadios por semanas y canales de televisión que terminan sus transmisiones antes de que se acaben los juegos son sólo dos ejemplos de las muchas costumbres incomprensibles que se ven en la NPB cada temporada.
 
   Si a esto agregamos la falta de una fecha fija para el final de la campaña regular, las gerencias de los equipos que contratan a jugadores más por su fama que por su talento y la negativa a anunciar a los lanzadores abridores con más de un día de antelación podremos darnos cuenta rápidamente de que la liga nipona funciona de una manera totalmente distinta a sus pares occidentales.
 
   No tenemos espacio suficiente para mencionar aquí todas las excéntricas tradiciones que se pueden ver en la NPB cada año, pero queremos compartir con ustedes algunas de las que más nos sorprenden, frustran y fascinan al mismo tiempo.
 
El “viaje de la muerte” de los Tigres de Hanshin.
   En agosto de cada año tiene lugar la versión veraniega del Torneo Anual de Escuelas Secundarias en el venerado Estadio Koshien, sede de los Tigres de Hanshin y equivalente japonés al Wrigley Field de Chicago o el Fenway Park de Boston. Dicho campeonato goza de tanta popularidad que cada uno de sus partidos es transmitido en vivo a nivel nacional, relegando a la NPB y a sus clubes a un segundo plano durante las 3 semanas que toma en completarse. Esto en realidad no molesta mucho a los equipos profesionales, con la notable excepción de Hanshin, que es literalmente expulsado por 21 días seguidos de su propio parque debido a que el torneo no les permite usar sus instalaciones durante ese tiempo. Los Bravos de Atlanta se vieron obligados a jugar fuera de su ciudad por dos semanas y media durante las Olimpiadas de 1996, pero salvo en casos especiales como ese ningún equipo de béisbol profesional pasa tanto tiempo seguido jugando fuera de su casa. ¿Se imaginan a los Medias Rojas de Boston jugando 3 semanas seguidas como visitantes porque el Fenway Park está siendo utilizado para realizar un torneo infantil? Para colmo, esto ocurre durante la recta final de la temporada y por lo general afecta mucho las posibilidades de éxito del club, que para el momento de regresar a su estadio casi siempre ha perdido cualquier ventaja que llegó a tener antes de empezar su viaje. Es por esto que se le denomina “el viaje de la muerte”. Este año, el “viaje de la muerte” de Hanshin comenzó el 5 de agosto y comprenderá 7 series consecutivas de 3 juegos cada una en las que el club jugará fuera de su estadio. Sólo en dos de ellas será el equipo local; en el resto, será siempre el conjunto visitante. La apertura del Kyocera Dome de Osaka en 1997, que queda relativamente cerca del Estadio Koshien, ha facilitado las cosas para el club, que se puede sentir más cercano a casa en las series en las que es el equipo local, pero en el pasado ese extenso período de juego en terrenos ajenos fue en muchas ocasiones tan tenebroso como su nombre lo indica. Al momento de escribir estas líneas, Hanshin ocupa el segundo lugar en la clasificación de la Liga Central y está a juego y medio de distancia del liderato y posee dos juegos de ventaja sobre el tercer lugar. Ya veremos en qué lugar se encuentra cuando regrese al Estadio Koshien el 29 de agosto.
 
La NHK terminando sus transmisiones antes de que finalicen los juegos.
   La televisora nacional japonesa, mejor conocida como NHK, ha estado ligada al béisbol profesional prácticamente desde su fundación en 1950. Durante la era dorada de los Gigantes de Yomiuri en los años 60 y 70, transmitía incluso los juegos del equipo cada noche en horario estelar, lo que rápidamente convirtió al club en el favorito del público japonés. No obstante, su compromiso con la puntualidad y con el noticiero de las 9 de la noche la obligó en innumerables ocasiones a terminar su transmisión antes de que finalizase el partido, sin importar el marcador, su importancia de cara al título o su nivel de audiencia, lo que puso a prueba en más de una oportunidad la salud cardiaca de muchos televidentes. Increíblemente, dicha costumbre se mantiene hoy día, incluso en un formato en el cual la transmisión comienza a las 7 de la noche (una hora después de comenzado el juego) y termina a las 9, sin importar las condiciones en las que esté el partido. Afortunadamente para los fanáticos, la llegada de la televisión por cable ha resuelto el problema y les provee la opción soñada de poder ver los juegos de su equipo favorito (no sólo los de Yomiuri) desde la ceremonia previa a los mismos hasta la entrevista a los jugadores más destacados de la jornada después de terminada la acción, sin importar si se tuvo que acudir a extra innings o no.
 
Equipos contratando a jugadores más por su nombre que por su talento.
   Ya hemos explicado en diversos artículos anteriores cómo la imagen, tanto personal como corporativa, es quizás el tesoro más valorado que existe en la sociedad japonesa. Como consecuencia, muchas decisiones en todos los niveles se toman pensando más en la imagen que en cualquier otra cosa, lo que en el mundo del béisbol se traduce en la firma de jugadores o entrenadores más por su fama que por su talento. Un ejemplo claro de esto lo representa el caso del zurdo Kei Igawa, cuyo fracaso en las Grandes Ligas con los Yanquis de Nueva York fue tan estrepitoso que prácticamente puso fin a su carrera a pesar de su corta edad. No obstante, como antes de su partida a los Estados Unidos era una estrella en Japón, al momento de completar su desilusionante contrato con Nueva York varios clubes de la NPB le presentaron ofertas y al final los Búfalos de Orix terminaron firmándolo. Poco importó que estuviese en mala forma física y que todo indicase que su carrera estuviese acabada, el club todavía le ofreció un buen contrato. Por si esto fuera poco y a pesar de su pobre rendimiento después de su regreso, su club original, los Tigres de Hanshin, se mostró incluso interesado en contratarlo de nuevo. Otro ejemplo de esta increíble tendencia fue el despido de Hiromitsu Ochiai como manager de los Dragones de Chunichi a finales de la campaña 2011. En sus 8 años al mando, Ochiai le dio al club 4 títulos de liga y su primera Serie de Japón en 53 años, además de participar 7 veces en la postemporada y alcanzar la final en 5 ocasiones. En resumen, ha sido el mejor manager en la historia de la franquicia. Sin embargo, la gerencia decidió despedirlo debido a que no estaba satisfecha con su rendimiento como imagen de la organización y decidió remplazarlo con un estratega de 70 años que supuestamente iba a ser más amigable con los fanáticos. La decisión no pudo ser más errónea. El rendimiento del equipo bajó y también la asistencia de los fanáticos, por lo que 3 años después el dueño del club, de manera sorprendente, contrató de nuevo a Ochiai y lo nombró gerente general.
 
La falta de una fecha fija para el final de la temporada regular.
   En las Grandes Ligas, la campaña regular termina siempre en una fecha fija y esto por lo general trae muchas emociones de última hora al momento de determinar los equipos que avanzarán a la postemporada. En la NPB, ilógicamente, el calendario nunca termina en una fecha predeterminada. Por el contrario, al final de cada temporada se dejan como 3 semanas libres para disputar los partidos que fueron suspendidos por lluvia durante el año. Esto comúnmente produce escenarios que atentan contra toda lógica, como equipos que pasan 2 o 3 semanas sin jugar un solo partido desde el final de la campaña hasta el inicio de la postemporada o clubes que completan su calendario una o dos semanas antes que otros. Adicionalmente, tal desorganización le resta emoción al final de la temporada y dispersa el interés de los fanáticos, que de otra forma estarían muy pendientes de todos los juegos. La razón para tal forma de trabajo es la negativa de los jugadores a disputar dobles jornadas para recuperar los partidos suspendidos por lluvia a lo largo del año, lo que nos lleva a un tema mucho más complicado que no tenemos tiempo de discutir aquí. Pero digamos que la NPB se haría un gran favor a sí misma adoptando una fecha única para culminar la temporada regular cada año.
 
El anuncio de los lanzadores abridores con sólo un día de antelación.
   Muchos fanáticos nos preguntan a menudo cuándo lanzará nuevamente un particular lanzador latino. Nuestra respuesta siempre es la misma: no tenemos idea. Mientras que en las Grandes Ligas los clubes anuncian a sus lanzadores abridores para los siguientes 4 o 5 días, en Japón sólo se anuncian el día anterior y esta es una costumbre que la Liga Central decidió adoptar apenas 2 años atrás y que todavía no se utiliza en la Serie de Japón. El secretismo y la sorpresa como estrategia de juego son tradiciones muy arraigadas en el béisbol japonés y que ha costado mucho empezar a cambiar. Desde el punto de vista de los managers, anunciar a sus lanzadores abridores con días de antelación es como revelar sus planes de juego al enemigo y por eso se resisten a hacerlo tanto como pueden. No obstante, lo que están obviando es lo mucho que esto dificulta promocionar los juegos del club, ya que es muy probable que más gente asista al estadio y vea un partido por televisión cuando sepa que su lanzador favorito verá acción. Los primeros pasos para el cambio ya han sido dados, pero es probable que pasen muchos años más antes de que se complete la trayectoria.
 
Las decisiones controversiales de los managers.
   Buscando precisamente sorprender a sus rivales, los managers japoneses muchas veces toman decisiones que desafían toda lógica y que terminan creando un problema mayor al que estaban tratando de prevenir. Cosas como otorgar un boleto intencional a un bateador cuyo promedio es de .188 o acercar a los jardineros al cuadro con un out y corredores en primera y segunda para tratar de evitar la carrera del empate se pueden ver a cada rato en la NPB. Una de las decisiones más atrevidas de las que se tienen historia y que, al parecer, ha ocurrido varias veces, fue la de un manager que, perdiendo por una carrera y desesperado por evitar un doble play con las bases llenas, ordenó un squeeze play con un out y cuenta de 3 y 2 para el bateador. El manager rival captó la seña y decidió combatir la estrategia con una movida más extraña todavía: ordenó una bola intencional (¡con las bases llenas y en cuenta de 3 y 2!). Sorprendentemente, el bateador estaba tan concentrado en hacer su trabajo que trató de tocar la bola mala, se ponchó y terminó provocando un doble play que cerró la entrada. Sin embargo, la decisión más controversial de la que se tiene registró la tomó el antes mencionado Hiromitsu Ochiai en el quinto y decisivo juego de la Serie de Japón de 2007. Con ventaja de 3-1 en la final y ganando 1-0 tras 8 entradas completas, decidió sacar a su abridor, que había lanzado 8 episodios perfectos, para traer a su cerrador estelar y tratar de asegurar el título. El cerrador respondió y el club ganó su primer título en 53 años, pero las críticas por no haber dejado al abridor terminar su juego perfecto no se hicieron esperar. El abridor, Daisuke Yamai, declaró luego a los medios que él mismo le pidió al manager que lo sacara porque su mano estaba sangrando, pero no muchos parecen creer esa historia. Ochiai, por su parte, siempre responde lo mismo cada vez que le traen el tema a colación: “¡ganamos!”.
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Columna: El Bate del Samurai

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El Dato

El cubano Dayán Viciedo se convirtió en 2018 en el cuarto latino en ganar un título de bateo en la NPB, luego de liderar la Liga Central con un promedio de .348. Le precedieron en esa hazaña el dominicano Tony Blanco (.333 en 2013), el venezolano Alex Ramírez (.322 en 2009) y el puertorriqueño Félix Millán (.346 en 1979).

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