Vie, 29 Mar 2024 08:54 AM

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Los empates y sus consecuencias en el béisbol japonés

   La columna de esta semana está inspirada en la hilarante reacción de uno de nuestros seguidores en Twitter luego de enterarse de que el partido entre Hiroshima y Yomiuri del pasado 15 de abril terminó en tablas. “¿Empató? ¿Cómo se juega allá en Japón? ¿Es válido empatar?”, escribió entre sorprendido y escandalizado.
 
   Nuestro amigo seguramente encontrará consuelo en saber que no está sólo en su sorpresa. A todos los que alguna vez hemos entrado en contacto con el béisbol japonés –y yo me incluyo en ese grupo– nos ha pasado lo mismo cuando nos hemos enterado de esa peculiaridad y hemos fruncido el ceño haciéndonos la misma pregunta: “¿Empate?”.
 
   Pues sí, para todos aquellos que no lo sabían y que se vivían preguntando que significaba esa “E” que aparece en las tablas de clasificación de ambas ligas, los empates están permitidos en el béisbol profesional japonés, tanto en la temporada regular como en la postemporada y la Serie de Japón.
 
   Sus reglas son bien sencillas. Si un partido no se decide en las nueve entradas regulares se pasa entonces a disputar entradas adicionales. Si luego de 12 episodios el empate persiste, se da por terminado el partido. Este límite se aumenta a 15 capítulos sólo en la Serie de Japón.
 
   Este año entró en vigencia una nueva regla que prohíbe comenzar un nuevo extra inning después de 3 horas y media de juego. La idea de esta medida, que se utilizará sólo por esta campaña, es contribuir con los esfuerzos para ahorrar electricidad que está llevando a cabo el gobierno japonés debido a la escasez de energía provocada por el terremoto y posterior tsunami del pasado 11 de marzo.
 
   La razón para la existencia de los empates en el béisbol japonés es muy simple. La gran mayoría de los fanáticos –entre el 90% y el 95%– que asisten a los estadios a ver los partidos se trasladan utilizando el transporte público (trenes, metro, autobuses, etc.) y éste sólo presta servicio hasta las 11:30 o 12:00 de la noche, por lo que si los juegos se extendiesen más allá de esa hora varias decenas de miles de personas no tendrían cómo regresarse a sus casas.
 
   Es por esta misma razón que los encuentros nocturnos empiezan normalmente a las 6:00 de la tarde y no después de las 7:00 de la noche, como ocurre en las Grandes Ligas y también en Latinoamérica.
 
   Pero más importante que la razón son las consecuencias que los empates traen al béisbol japonés. Luego de seguir las acciones de la NPB por algún tiempo usted notará que algunos partidos terminan empatados a cero carreras luego de 12 episodios. Si usted se pone a pensar cuidadosamente en las implicaciones de este hecho se dará cuenta de que en Japón es posible ver un doble no hit, no run, es decir, un juego en el que ninguno de los dos equipos fue capaz de batear un sencillo o anotar una carrera.
 
   Hasta ahora nunca ha ocurrido, ni siquiera en el caso de que uno de los dos equipos logre la hazaña, pero es una posibilidad que está abierta y que sería fascinante ver en el futuro.
 
   Otra consecuencia importante de los empates son las alteraciones que sufren, de vez en cuando, las series de postemporada y la Serie de Japón. Así como los sacrificios no cuentan como un turno legal para los bateadores, los empates no cuentan como un juego legal para los equipos participantes y esto ha obligado, en ocasiones, a extender las series de postemporada más allá de lo que estaba originalmente planeado.
 
   Un clásico ejemplo de esta situación es la Serie de Japón de 1986, en la que los Leones de Seibu derrotaron a los Carpas de Hiroshima 4-3 en 8 partidos. El primer encuentro de la serie terminó empatado a 2 carreras y tuvieron que disputarse 7 partidos más para determinar al ganador.
 
   Sin ir muy lejos, la Serie de Japón del año pasado la ganaron los Marinos de Lotte 4-2 ante los Dragones de Chunichi en 7 juegos. El sexto partido, que tras 5 horas y 43 minutos se convirtió en el más largo de la historia del certamen, terminó empatado a 2 carreras tras 15 cerrados episodios.
 
   Otro caso interesante fue el de la Serie de Japón de 1975, en la que los Bravos de Hankyu “barrieron” 4-0 a los Carpas de Hiroshima en 6 partidos. Los encuentros uno y cuatro de la serie terminaron en tablas y Hankyu ganó los otros cuatro para coronarse campeón.
 
   Adicionalmente, como los empates no cuentan como juegos legales es el porcentaje de triunfos el que determina al campeón de la temporada regular y no el número de victorias. La razón de esta medida es que un equipo que sólo tuvo un empate durante toda la campaña –es decir, que disputó 143 partidos legales– tuvo más oportunidades de ganar partidos que otro que tuvo 11 empates –es decir, que sólo disputó 133 partidos legales–.
 
   Esta regla también produce ocasionalmente situaciones muy curiosas. Sin ir muy lejos, los Halcones de SoftBank se coronaron campeones de la Liga del Pacífico el año pasado con récord de 76 victorias, 63 derrotas y 5 empates, para un porcentaje de triunfos de .547 (76÷139), por encima de los Leones de Seibu, que quedaron segundos con 78 ganados, 65 perdidos y un empate, para un porcentaje de triunfos de .545 (78÷143).
 
   SoftBank ganó dos partidos menos que Seibu, pero se llevó el título por tener un porcentaje de triunfos más elevado.
 
   Dos títulos de liga se han decidido hasta ahora por un sólo punto porcentual de ventaja. El más dramático de ellos fue el que en 1974 consiguieron los Dragones de Chunichi (70-49-11=.588) sobre los Gigantes de Yomiuri (71-50-9=.587), poniéndole fin a la seguidilla de 9 banderines de liga y 9 títulos de la Serie de Japón que Yomiuri había conseguido hasta el momento.
 
   Aunque con menos dramatismo, la historia se repitió en la Liga del Pacífico en 1989, cuando los Búfalos de Kintetsu (71-54-5=.568) se impusieron por un sólo punto porcentual a los Bravos de Orix (72-55-3=.567) para llevarse el banderín.
 
   Personalmente, esta medida me gusta porque me parece que es a la vez efectiva, en el sentido de que resuelve el problema de qué hacer con los empates, y justa, porque premia al equipo más dominante de la liga. ¿Qué valor real tiene el hecho de que un lanzador alcance las 200 victorias en su carrera si en su camino a esa marca ha perdido 250 veces?
 
   Katsuya Nomura, el jugador con más jonrones de por vida (657) en Japón después de Sadaharu Oh (868) y quien también ha sido uno de los managers más exitosos de la NPB, alcanzó su victoria número 1.500 como estratega en abril de 2009, pero para ese momento tenía más derrotas que victorias en su haber. ¿Tiene su hazaña un mérito verdadero?
 
   Desde mi punto de vista, un campeón real no sólo debe ganar partidos sino también ser efectivo, debe demostrar dominio sobre sus adversarios a través de un porcentaje de triunfos más elevado que el de sus rivales.
 
   El límite de 3 horas y media de juego impuesto este año a los partidos como consecuencia del terremoto del 11 de marzo producirá sin dudas un elevado número de empates durante la temporada regular y, con ellos, una serie de situaciones únicas como las que hemos descrito anteriormente que sólo pueden verse en el béisbol profesional japonés.

   Los invitamos a que revisen nuestra sección Características del Béisbol Japonés para conocer más detalles curiosos que hacen de la NPB una liga única en el mundo.

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Columna: El Bate del Samurai

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El Dato

El venezolano Roberto Petagine posee el récord de más carreras empujadas en la Liga Central para un jugador extranjero en su primer año en el circuito. El toletero criollo remolcó a 112 compañeros en 1999 en su primera campaña en la NPB.

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