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El debate de la sobrevaloración de los japoneses en MLB

 

Hideo Nomo poncha a 17 jugadores de los Marlins en la campaña 1996

 

   Hace unos días participamos en un interesante debate en Twitter acerca de la sobrevaloración de los jugadores japoneses que han visto acción en las Grandes Ligas, en el que lamentablemente no pudimos ahondar mucho debido a las limitaciones de espacio.

 

   Cada quien tiene una opinión distinta con respecto a este tema, de manera que en esta ocasión simplemente queremos ofrecer nuestro punto de vista y respaldarlo con datos pertinentes para enriquecer aún más la discusión.

 

   Son muchas las cosas que se pueden decir del tema, por lo que haremos nuestro mejor esfuerzo por ser concisos y directos en nuestros comentarios, de manera no desviarnos del punto en discusión.

 

   El debate comenzó con la siguiente frase, que leímos en la popular red social: “los japoneses [que vienen a MLB] están sobrevalorados”. Tal oración, en nuestra opinión, equivale a “TODOS los japoneses que han jugado en las Grandes Ligas están, o han sido sobrevalorados” y esa es, obviamente, una idea con la que no estamos de acuerdo.

 

   Que ALGUNOS de los japoneses que han pasado por MLB han sido sobrevalorados no cabe duda alguna. Que la MAYORÍA de los japoneses que han jugado en la Gran Carpa han sido sobrevalorados es algo discutible, pero es posible que sea cierto.

 

   Ahora, que TODOS los japoneses que han visto acción en las mayores han sido sobrevalorados es algo que simplemente no es cierto, como todos los que lo afirman se apresuran a aclarar poco después de decirlo: “con la excepción de Ichiro [Suzuki]”.

 

   Lo más difícil de este debate es acordar las reglas del mismo. ¿A qué nos referimos cuando decimos que un jugador está sobrevalorado? ¿A que su rendimiento no justifica el dinero que se le está pagando? ¿A que se le alaba demasiado sin que sus números lo justifiquen?

 

   El problema se acrecienta cuando nos damos cuenta de que no podemos colocar a todos los jugadores a los que nos referimos, en este caso a los japoneses, en un mismo grupo, ya que cada uno de sus casos se apegará más a una de estas interrogantes que a otras.

 

   De cualquier forma, trataremos de responder tanto la pregunta general como cada una de las individuales, repetimos, con el único objetivo de enriquecer el debate.

 

   Hablemos primero del balance entre el dinero recibido y el rendimiento sobre el terreno. Si aquello de que los japoneses están sobrevalorados se refiere a este punto, entonces esa afirmación no es cierta porque no TODOS los nipones han decepcionado en ese aspecto.

 

   Además de Ichiro, mencionemos algunos ejemplos que desmienten ese punto de vista. Masanori Murakami, el primer japonés en jugar en las mayores, llegó a los Estados Unidos en 1964 a través de un intercambio entre los Gigantes de San Francisco y su club japonés, los Halcones de Nankai.

 

Los Gigantes de San Francisco celebran los 50 años de la llegada de Murakami al equipo

 

   Murakami comenzó jugando en clase A y le fue tan inesperadamente bien que el club lo subió a las mayores en septiembre y lo mantuvo a ese nivel durante toda la campaña de 1965. San Francisco quiso retenerlo, pero una disputa contractual con Nankai lo obligó a regresarse a Japón después de eso. No cabe duda de que terminó haciendo más de lo que se esperaba de él y que justificó con creces el poco dinero que ganó.

 

   Tomokazu Ohka, un lanzador que nunca tuvo éxito en Japón, fue comprado por los Medias Rojas de Boston a finales de 1998 y enviado a las ligas menores, de donde surgió para convertirse en un abridor regular que terminó disputando 10 temporadas en MLB. Sin duda alguna superó las expectativas que se tenían de él y justificó el dinero que se ganó.

 

Ohka realiza una gran apertura ante los Cardenales de San Luis en 2009

 

   Hisashi Iwakuma firmó con los Marineros de Seattle en 2012 por apenas 1,5 millones de dólares y entre ese año y 2016 fue uno de los mejores abridores del equipo, compilando un récord de 107-67 y una efectividad de 3.25 en ese período.

 

Iwakuma deja sin hits ni carreras a Baltimore en la temporada 2015

 

   No sólo lanzó un juego sin hits ni carreras en 2015 y registró una marca ganadora en todas y cada una de sus primeras 5 temporadas en la Gran Carpa, sino que además su salario anual apenas promedió 6,5 millones. Otro más que superó las expectativas y justificó su inversión.

 

   Kazuhiro Sasaki ganó el Novato del Año tras su debut con Seattle en 2000 y estuvo entre los líderes de salvados de la Liga Americana en sus 3 primeras campañas en MLB. Su cuarto año fue decepcionante debido a varias lesiones y después de eso él mismo decidió regresarse a Japón por razones personales, a pesar de que todavía le quedaba un año de contrato.

 

Sasaki suma el salvado en la victoria número 116 de los Marineros de Seattle en 2001

 

   Sin embargo, sus 129 salvados en 4 años y su efectividad de 3.14 en ese período dan fe de su calidad como cerrador y relevista. Si bien su sueldo de 8 millones anuales en 2003 no estuvo acorde con su rendimiento ese año, su actuación entre 2000 y 2002 superó con creces su salario anual de 5 millones de dólares y justificó su contratación.

 

   Otros japoneses que cumplieron o superaron las expectativas que se tenían de ellos y que justificaron los sueldos que ganaron fueron Hideo Nomo, Hiroki Kuroda, Hideki Matsui, Koji Uehara, Tadahito Iguchi, Norichika Aoki, Junichi Tazawa, Hideki Okajima, So Taguchi y Kenji Johjima (no tenemos el espacio suficiente como para analizar las actuaciones de todos).

 

   Es posible que la frase “los japoneses están sobrevalorados” esté inspirada más bien en jugadores como Daisuke Matsuzaka, Yu Darvish y Masahiro Tanaka, por quienes se pagaron cientos de millones de dólares para traerlos a la Grandes Ligas.

 

   Aunque es discutible, en esos 3 casos sí podría decirse que los 3 fueron sobrevalorados, pero entonces con más razón rechazamos la frase “los japoneses están sobrevalorados” porque no TODOS ellos costaron tan caro como estos 3.

 

   De hecho, de los casi 60 japoneses que han dado el salto a la Gran Carpa, sólo 15 de ellos lo han hecho a través del llamado Sistema de Traspasos, que es el que obliga a los clubes de MLB a pagarle un monto a los equipos japoneses para que dejen en libertad a sus jugadores. Todos los demás llegaron en calidad de agentes libres.

 

   Ese grupo de 15 incluye a Ichiro y a Aoki, por lo que técnicamente sólo estaríamos hablando de 13 japoneses que han sido sobrevalorados, lo que representa apenas un 22 por ciento del total. Sin duda, no se trata de TODOS.

 

   Otro dato importante a tener en cuenta es que los equipos japoneses no les ponen precio a sus jugadores. Hace poco leímos un artículo en el que un periodista latino catalogaba la firma de jugadores japoneses como un “atraco a mano armada” debido a las altas sumas que había que pagar por ellos.

 

   Eso, obviamente, no es cierto. Como ya lo explicamos, el 78 por ciento de los japoneses que han llegado a las mayores lo han hecho como agentes libres y sus firmas sólo han requerido el pago de sus salarios, que en la mayoría de esos casos han sido muy modestos.

 

   Ahora, el 22 por ciento que llegó a través del Sistema de Traspasos sí requirió de altas sumas de dinero para que sus equipos en Japón los dejaran en libertad, si bien ese no fue siempre el caso. Originalmente, el sistema funcionaba como una subasta ciega en la que el equipo de MLB que ofrecía más dinero ganaba los derechos de negociación con el jugador en cuestión.

 

   Cuando los Medias Rojas de Boston ofrecieron 51 millones de dólares para negociar con Daisuke Matsuzaka en 2006, todo el mundo quedó sorprendido, incluyendo su equipo en Japón, Leones de Seibu, que nuncá pensó que podría recibir tanto por él.

 

   ¿Es acaso culpa de los japoneses que los clubes de MLB no puedan controlar sus impulsos y estén dispuestos a tirar tanto dinero sobre la mesa? Cinco años más tarde, los Vigilantes de Texas pagaron casi 52 millones para negociar con Yu Darvish sin que éste, o su club Luchadores de Nippon Ham, se los pidiera.

 

   Cuando llegó el turno de Masahiro Tanaka en 2013, la expectativa era que en una subasta ciega iba a costar al menos 75 millones de dólares asegurar los derechos para negociar con él, por lo que MLB se apresuró a presionar a la NPB para cambiar las reglas del sistema.

 

   Se decidió entonces que los clubes nipones no podrían cobrar más de 20 millones de dólares por el traspaso, de manera que todos los equipos de MLB tuviesen el mismo chance de contratar al jugador en cuestión, pero esa estrategia no dio resultado.

 

   Al final, los equipos más ricos continuaron teniendo la ventaja, ya que con el costo del traspaso limitado a sólo 20 millones ahora podían ofrecerle un contrato más caro al jugador nipón y fue así como los Yanquis de Nueva York terminaron pagando 175 millones por Tanaka sin que éste los solicitara.

 

   Esto nos trae a otro punto muy importante. La mayoría de los contratos que han superado los 100 millones de dólares en las Grandes Ligas, independientemente de la nacionalidad del pelotero, no han rendido los frutos esperados. En algunos casos particulares, los jugadores han justificado lo que se invirtió en ellos, pero esa no ha sido la norma sino la excepción.

 

Analistas de Sports Illustrated hablan de los peores contratos en MLB

 

   Por citar algunos ejemplos de jugadores que no cumplieron o han cumplido con las expectativas después de haber firmado contratos de más de 100 millones de dólares mencionemos los casos de Alex Rodríguez (275 millones, 2008-2017), Robinson Canó (240 millones, 2014-2023), Albert Pujols (240 millones, 2012-2021), Prince Fielder (214 millones, 2012-2020), Joe Mauer (184 millones, 2011-2018), Carl Crawford (142 millones, 2011-2017) y Vernon Wells (126 millones, 2008-2014).

 

   Esta lista demuestra que no son sólo Matsuzaka, Darvish y Tanaka los únicos jugadores que no han cumplido con las expectativas después de haber firmado contratos por más de 100 millones de dólares.

 

   Habrá quienes argumenten que todos los que componen esa lista merecían ganar ese dinero porque ya habían demostrado su talento en años anteriores. Si ese es el caso, lo mismo se puede decir de los 3 japoneses que mencionamos, quienes registraron números increíbles en la NPB antes de venirse a MLB y, por lo tanto, merecían los contratos que recibieron.

 

   Otros llamarán la atención al hecho de que los primeros probaron su valía en las mayores, mientras que los 3 nipones nunca lo hicieron antes de firmar. Si ese es el caso, los clubes de MLB también han otorgado contratos millonarios a otros jugadores extranjeros que nunca habían visto acción en la liga, como los cubanos que desertaron su país o los surcoreanos. Esa lista no sólo se limita a jugadores japoneses.

 

   Quizás lo que moleste a los que piensan que los japoneses están sobrevalorados es que se hable mucho de ellos sin que, desde su punto de vista, exista una justificación. Si ese es el caso, Matsuzaka, Darvish, Tanaka y ahora Shohei Otani no tienen el monopolio en ese departamento.

 

   Las Grandes Ligas están llenas de jugadores de los que se habla mucho sin que sus números respalden la idolatría que se les profesa. Las discusiones anuales acerca de quienes merecen o no merecen entrar en el Salón de la Fama son prueba de ello.

 

   Quizás el mejor ejemplo de este punto sea el caso de Derek Jeter, un jugador que fue muy bueno y muy popular, pero que no está ni remotamente cerca de ser el mejor pelotero de todos los tiempos o de la historia de su equipo, los Yanquis de Nueva York.

 

Keith Olbermann explica porqué Derek Jeter no es el mejor jugador de la historia de MLB

 

   El caso de Otani es muy particular, porque para firmarlo los Angelinos de Los Ángeles no tuvieron que pagar más de 100 millones de dólares sino apenas 23 millones. A muchos les molesta que se hable tanto de él sin que nunca haya jugado en las mayores. Desde su punto de vista, él no se merece tanta atención.

 

   Sin embargo, para los que hemos estado siguiendo su carrera desde que debutó como profesional en Japón hace 5 años, todo lo bueno que se dice de él es cierto y merecido. Su talento es tal que ha logrado hacer algo que ningún otro pelotero ha logrado en los últimos 100 años en las Grandes Ligas o la NPB: ganar 10 juegos como abridor y conectar 10 jonrones en una misma temporada.

 

   Sus detractores dirán que él hizo eso en una liga de inferior calidad a MLB y que una vez que debute en las mayores no podrá hacer lo mismo. Eso, en realidad, no lo sabemos. Es posible que fracase, sin duda, pero también es posible que tenga éxito. Eso no lo podemos saber desde ahora, sólo nos queda esperar para ver qué ocurre.

 

   Hay quienes incluso lo llaman sobrevalorado, argumentando que los 3 millones de contrato que recibió “son mucho para él”. Obviamente, estamos en desacuerdo con esa opinión. Todo lo contrario, Otani está siendo subvalorado.

 

   Muchos analistas y scouts de las mayores estimaron que de haber esperado 2 años más y haberse venido a la Gran Carpa después de cumplir los 25 años su contrato hubiese superado los 200 millones de dólares, de manera que es ridículo afirmar que esté sobrevalorado por estar cobrando 3 millones.

 

   Si el problema entonces no es el dinero sino que se hable mucho de él sin que lo merezca, pues también estamos en desacuerdo con ese punto de vista. Su talento es innegable. No sólo puede lanzar a 100 millas, sino que también tiene un excelente control, una gran velocidad para correr las bases, puede cubrir bien los jardines y además batear para promedio y poder.

 

Lo mejor de Otani, tanto al bate como desde el montículo, en la temporada 2016

 

   Es cierto que no existe garantía de que ese talento se vaya a traducir bien en un terreno de Grandes Ligas, pero eso no quiere decir que no haya justificación cuando se habla de él. El simple hecho de que esté intentando hacer algo que ningún otro pelotero ha hecho en mucho tiempo sin duda merece la atención que está recibiendo.

 

   Con todo esto no queremos decir que tengamos la razón absoluta de todo ni que consideremos que los que afirman que los japoneses están sobrevalorados estén equivocados. Sólo queremos expresar nuestra opinión al respecto y respaldarla con datos para enriquecer el debate. Cada quien es libre de opinar lo quiera.

 

Columna: El Bate del Samurai

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El Dato

El venezolano Alex Cabrera es el jugador que más rápido ha llegado a los 150, 200, 250 (compartido), 300 y 350 jonrones en la historia de la NPB. Sumó su cuadrangular número 350 el 14 de mayo 2011 en su partido número 1.169. El segundo toletero más rápido en alcanzar esa marca, el ex manager de los Dragones de Chunichi y miembro del Salón de la fama japonés Hiromitsu Ochiai, necesitó 88 juegos más para lograrlo.

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