Mejores y peores retornos japoneses a la NPB

   El reciente retorno a la NPB del lanzador Daisuke Matsuzaka, quien firmó el jueves un contrato de 3 años con los Halcones de SoftBank, nos recuerda los casos de varios otros jugadores japoneses que han decidido regresar a continuar sus carreras en su país.

 

   La mayoría de los que retornan parecen trasladar a Japón el declive que ya empezaron a experimentar en los Estados Unidos, por lo que sus regresos no representan más que una anécdota debido a los pobres resultados deportivos que arrojan.

 

   No obstante, algunos de ellos sí logran hacer la transición con éxito y revivir viejas glorias ante sus fanáticos, además de extender sus carreras por mucho más tiempo del esperado.

 

   Matsuzaka, quien tuvo éxito en sus 2 primeros años en las mayores pero ha venido decayendo progresivamente en los últimos 6, parece destinado a formar parte del primer grupo.

 

   Lo mismo ocurre con el campo corto Hiroyuki Nakajima, quien tras pasar los últimos 2 años en las categorías menores de los Atléticos de Oakland ni siquiera tuvo el chance de debutar con el equipo mayor. Su regreso a la NPB se concretó el viernes, cuando firmó un contrato de 3 años con los Búfalos de Orix.

 

   Por el contrario, un ejemplo de un retorno exitoso a la NPB lo representa el campo corto Kazuo Matsui, quien si bien no ha arrojado tras su regreso los números excepcionales que registró antes de irse a las Grandes Ligas, acaba de extender su contrato con las Águilas de Rakuten por 2 años más, lo que lo llevará a completar 6 campañas con el club tras su retorno a Japón.

 

   A continuación les presentamos entonces, para que tengan una mejor idea de cómo les va a los peloteros japoneses que deciden regresar a jugar en su país tras pasar por las Grandes Ligas, dos listas que reflejan, en nuestra humilde opinión, los 5 mejores y los 5 peores retornos de jugadores nipones a la NPB.

 

Los 5 mejores

 

   1. Tadahito Iguchi. Luego de disputar 8 exitosas campañas con los Halcones de Daiei (hoy Halcones de SoftBank), el respetado camarero firmó un contrato de 2 años con los Medias Blancas de Chicago y de inmediato arrojó una buena impresión al ayudar al equipo a ganar su primera Serie Mundial en 88 años en la temporada 2005. Al año siguiente registró números incluso mejores, pero en 2007 y 2008 empezó a decaer y al final tomó la decisión de regresar a la NPB a disputar la campaña 2009. Para la satisfacción de los fanáticos de los Marinos de Lotte, su nuevo equipo, su rendimiento al regresar a Japón fue muy similar al que registró antes de irse, por lo que de inmediato se convirtió en un ídolo local. Comparemos sus mejores campañas antes de irse a las Grandes Ligas, durante su estadía allá y luego de regresar a Japón para que tengan una mejor idea de la consistencia de su juego. En 2003, con Daiei, bateó para .340, con 27 jonrones, 37 dobles, 112 carreras anotadas y 109 empujadas. En 2006, con Chicago, bateó para .281, con 18 jonrones, 24 dobles, 97 anotadas y 67 empujadas. En 2010, con Lotte, bateó para .294, con 17 jonrones, 44 dobles, 88 anotadas y 103 empujadas. No sólo se trata de que su productividad se ha mantenido a un buen nivel durante toda su carrera y de que apenas se ha lesionado, sino de que además su carrera ha sido muy longeva: ya lleva 6 años jugando con Lotte desde que regresó a Japón y en 2015 defenderá los colores del equipo por séptima campaña en fila. Esta longevidad le permitió incluso llegar a los 2.000 hits en su carrera (combinando los obtenidos en NPB y MLB), que es una de las metas más respetadas para un bateador en Japón. Por la consistencia de su juego, su longevidad y su éxito (ganó la Serie de Japón antes de irse a los Estados Unidos y también después de regresar, además de ganar la Serie Mundial), no cabe duda de que se trata del japonés repatriado más exitoso de la historia.

 

   2. Ryota Igarashi. El relevista intermedio gozó de una exitosa carrera de 10 años en Japón con las Golondrinas de Yakult antes de tomar la decisión de probar suerte en las Grandes Ligas, a donde se fue en 2010 tras firmar con los Mets de Nueva York. Su estadía en las mayores, a pesar de durar 3 campañas, no arrojó los resultados esperados, por lo que decidió regresar a la NPB en 2013 para jugar con los Halcones de SoftBank. Lo más curioso de su caso es que las dos mejores temporadas de su carrera las ha registrado en su país precisamente después de regresar de las Grandes Ligas. En 2013, ponchó a 58 rivales en 51 apariciones desde el bullpen y dejó una efectividad de 2.53, mientras que en 2014 abanicó a 71 bateadores en 63 salidas y redujo su efectividad 1.52, la más baja de su carrera por una amplia ventaja. Todavía le queda un año más de contrato con SoftBank, pero con apenas 35 años es probable que pueda mantenerse activo por varios años más, especialmente si continúa rindiendo de la manera en que lo ha hecho hasta ahora.

 

   3. Kazuo Matsui. El espectacular campo corto registró números de leyenda en las 9 temporadas que disputó con los Leones de Seibu antes de irse a las Grandes Ligas. Bateó sobre .300 en las últimas 7 de esas 9 campañas, disparó al menos 20 jonrones en las últimas 4, robó más de 30 bases en 5 años distintos, ganó un galardón al Jugador Más Valioso y 4 Guantes de Oro y, por si eso no fuera suficiente, jugó 1.143 partidos consecutivos, la quinta racha más larga en la historia de la NPB. Los Mets de Nueva York lo firmaron para la temporada 2004 entre muchas expectativas, pero sólo para quedar decepcionados con el resultado. El propio jugador confesaría luego que el ajetreado itinerario de viaje en las mayores simplemente destruyó sus condiciones físicas. Luego de 3 campañas intrascendentes en los Estados Unidos, en 2007 logró mejorar su nivel para ayudar a los Rockies de Colorado a clasificar a la primera Serie Mundial de su historia. Ese año bateó para .288, con 84 carreras anotadas y 32 robos, si bien apenas conectó 4 jonrones y empujó 37 carreras. A pesar de todo, logró jugar 3 años más en la Gran Carpa antes de regresar a Japón en 2011 con las Águilas de Rakuten. Un vez de vuelta en su país, sus números han estado muy lejos de igualar los que registró originalmente con Seibu, pero al menos ha podido jugar consistentemente y, más importante todavía, fue una pieza fundamental del conjunto que le dio a Rakuten el primer título de la Serie de Japón de su historia en 2013. En un caso similar al de Iguchi, Matsui ha podido extender su carrera en la NPB por más tiempo del esperado. Ya ha disputado 4 campañas con Rakuten y recientemente extendió su contrato por 2 años más, lo que sin duda representa un éxito para un jugador que cumplirá 40 años la temporada que viene.

 

   4. Kazuhisa Ishii. El caso del zurdo de las Golondrinas de Yakult es muy similar al de Matsui. Luego completar 10 exitosas campañas con el conjunto de Tokio, en las que ganó nada menos que 4 Series de Japón, 2 títulos de ponches y uno de efectividad, decidió probar suerte en las Grandes Ligas con los Dodgers de Los Ángeles, equipo con el que jugó entre 2002 y 2004. Su efectividad subió bastante comparada a la de sus años en Japón, pero registró una marca ganadora en cada una de esas tres campañas. Luego de un año poco productivo con los Mets de Nueva York en 2005, decidió regresar a Japón en 2006, donde se mantuvo activo por nada menos que 8 temporadas más, primero con Yakult y luego con los Leones de Seibu, con quienes ganó la Serie de Japón en 2008. Al igual que Matsui, los números que registró luego de su regreso no estuvieron ni cerca de parecerse a los que cosechó antes de su partida, pero no puede dejar de admirarse la consistencia de su juego, que sin duda representa una señal de éxito.

 

   5. Kenji Jojima. Para el momento de su partida a las Grandes Ligas en 2006, tras firmar un contrato de 3 años con los Marineros de Seattle, el famoso receptor había disputado 11 sólidas campañas en la NPB que le ganaron la reputación de ser el mejor en su posición en el país. Sus 34 jonrones, 119 carreras empujadas y 101 anotadas en la temporada 2003 le valieron el premio al Jugador Más Valioso de la Liga del Pacífico y también una participación en la Serie de Japón de ese año, de la que salió victorioso. Su paso por las mayores con Seattle fue también exitoso, especialmente durante sus 2 primeros años, pero después de bajar su rendimiento en las 2 temporadas siguientes decidió regresar a Japón a pesar de tener una opción para quedarse en los Estados Unidos por 2 campañas más. Para la satisfacción de los fanáticos de los Tigres de Hanshin, el equipo con el que firmó para disputar la temporada 2010, su regresó a la NPB fue espectacular. No sólo conectó 28 cuadrangulares y remolcó 91 carreras, sino que además disputó todos y cada uno de los partidos del calendario y ayudó a su club a clasificar a la postemporada de la Liga Central. Lamentablemente, una lesión lo limitó a apenas unos pocos juegos en las campañas 2011 y 2012, por lo que decidió retirarse, pero es muy probable que de haberse mantenido sano hubiese podido continuar jugando a un gran nivel en Japón.

 

Los 5 peores

 

   1. Masanori Murakami. Por suerte simple y pura, el espigado zurdo se convirtió en septiembre de 1964 en el primer japonés en jugar en las Grandes Ligas. Su club en Japón, los Halcones de Nankai (hoy Halcones de SoftBank), lo había enviado a los Estados Unidos como parte de un intercambio cultural con los Gigantes de San Francisco, a través del cual se esperaba que el jugador desarrollara su limitado talento para practicar el béisbol. Nankai no lo consideraba un prospecto particularmente prometedor y esa fue la única razón por la que lo dejó ir. Una vez llegado a Norteamérica, San Francisco lo envió a Fresno a jugar en su conjunto de la categoría A. Para sorpresa de todos, el joven serpentinero se convirtió de repente en un relevista altamente efectivo, por lo que San Francisco lo subió a su primer equipo en septiembre. Allí, el lanzador se convirtió en una sensación tras registrar una efectividad de 1.80 en 9 apariciones desde el bullpen. Tal fue la satisfacción del club, que de inmediato lo firmaron para que continuase jugando en la organización, algo que el pelotero aceptó de inmediato. No obstante, ese hecho desató una batalla legal entre la NPB y MLB, ya que Nankai declaró que nunca tuvo la intención de ceder a su jugador para quedarse en los Estados Unidos, a pesar de que el acuerdo de intercambio que había firmado con San Francisco lo obligaba a hacerlo. Luego de un intenso debate, ambos bandos llegaron a un acuerdo a través del cual Murakami volvería a jugar con San Francisco en 1965 y pero luego tendría que regresar a jugar a Japón con Nankai a partir de 1966. Su deseo era quedarse en las Grandes Ligas, pero debido a la presión recibida de parte de su padre y su club, accedió regresar a Japón, donde jugó nada menos que 17 temporadas más, pero a un nivel realmente intrascendente. Su regreso a la NPB lo tildamos como el peor de la historia porque no sólo ocurrió en contra de su voluntad sino porque además interrumpió una carrera en las mayores que hubiese podido ser larga y fructífera. En 1965, la única temporada que jugó completa en la Gran Carpa, dejó récord de 4-1, con 8 juegos salvados, 85 ponches y una respetable efectividad de 3.75 en 45 apariciones desde el bullpen. San Francisco llegó a ofrecerle 30 mil dólares para regresar al equipo en 1966, una suma considerable en aquella época, pero la presión para que regresase a Japón fue demasiado fuerte como para poder cumplir su deseo de quedarse en los Estados Unidos.

 

   2. Kei Igawa. Luego de ser uno de los abridores más dominantes de la Liga Central con los Tigres de Hanshin desde su debut en 1999 hasta la temporada 2006 y ganar varios títulos de pitcheo, incluyendo el Premio Sawamura en 2003, el habilidoso zurdo decidió probar suerte en las Grandes Ligas apelando al famoso Sistema de Traspasos. Los Yankees de Nueva York ganaron los derechos exclusivos para negociar con él y le dieron un contrato de 20 millones de dólares por 5 años que pronto se convertiría en uno de los más nefastos de la historia. Durante ese período, que comenzó en 2007 y culminó en 2011, el una vez cotizado lanzador sólo pudo ver acción en 16 partidos con el primer equipo de los Yankees y no porque haya sufrido lesiones sino porque simplemente nunca alcanzó el nivel de juego necesario como para mantenerse activo al máximo nivel. En esos 16 encuentros, registró una marca de 2-4 y una efectividad de 6.66. A pesar de que no disputó ni un solo juego en las mayores entre 2009 y 2011, una vez culminado su contrato con Nueva York los Búfalos de Orix le ofrecieron regresar a la NPB y al final terminaron firmándolo por 2 años. La gerencia del club de Osaka pensó que de alguna manera el retorno a su país le permitiría revivir viejas glorias, pero su nefasto paso por la Gran Carpa básicamente acabó con su carrera. En las 3 campañas que ha disputado hasta ahora con Orix nunca ha podido registrar una marca ganadora y su efectividad se ha mantenido mucho más alta de lo esperado. Paradójicamente se mantiene activo, pero ya está claro que cualquier esperanza de que pudiera volver a su vieja forma ha desaparecido.

 

   3. Akinori Iwamura. Luego de disputar 9 exitosas campañas con las Golondrinas de Yakult, en las que ganó 6 Guantes de Oro cubriendo la tercera base, el prolífico toletero decidió probar su suerte en las Grandes Ligas luego de terminada la campaña 2006. Las Mantarrayas de Tampa Bay fue el conjunto que decidió contratarlo y el experimentado pelotero respondió a las expectativas registrando dos sólidas campañas e incluso ayudando al equipo a clasificar a la primera Serie Mundial de su historia en 2008. No obstante, las lesiones empezaron a molestarlo en 2009 y para el final de la campaña 2010 tomó la decisión de regresar a Japón. Las Águilas de Rakuten lo contrataron con la intención de utilizarlo como su cuarto bate titular durante la temporada 2011, pero lamentablemente éste no pudo responder a las expectativas, tanto por las lesiones que lo aquejaban como por el rápido deterioro de sus condiciones físicas. A pesar de que terminó jugando 4 campañas después de que regresó a la NPB, su rendimiento fue particularmente decepcionante. Apenas pudo promediar 54 juegos por año y conectar un total de 4 jonrones durante ese período, además de registrar un promedio ofensivo de .216. Al momento de su retorno a la NPB apenas tenía 31 años de edad, por lo que las posibilidades de éxito tras su regreso parecían altas. No obstante, eso no fue lo que ocurrió. Hoy día, a sus 35 años se prepara a ejercer el rol de manager-jugador para la campaña 2015 con las Esperanzas de Fukushima, un conjunto del circuito independiente BC League.

 

   4. Kenshin Kawakami. Tras 11 exitosas campañas en la NPB con los Dragones de Chunichi, en las que ganó el premio al Novato del Año, el Jugador Más Valioso y el Premio Sawamura, además de un título de la Serie de Japón, el cotizado derecho decidió dar el salto a las Grandes Ligas en 2009, para lo cual firmó un contrato de 3 años con los Bravos de Atlanta. En su primera temporada en las mayores registró un récord perdedor (7-12), pero también una respetable efectividad de 3.86. No obstante, a partir de su segunda campaña en 2010 todo fue en picada. Comenzó el año perdiendo 9 juegos de manera consecutiva y su marca final fue de 1-10 con una efectividad de 5.15. En 2011 ni siquiera pudo jugar al máximo nivel, por lo que se vio obligado a pasar todo el año en las ligas menores. Chunichi, esperando de alguna forma cambiar la dirección descendente que tomó su carrera, le ofreció regresar a la NPB para la temporada 2012 y éste aceptó, sólo para continuar su declive ante los fanáticos de su país. En las 3 campañas que ha disputado hasta ahora desde su regreso apenas ha podido promediar 6 juegos por año y sólo en una de ellas pudo arrojar un récord ganador: 3-1, en 2012. A la fecha de hoy todavía se mantiene en el roster de Chunichi, pero sin duda representa apenas una sombra del lanzador que fue antes de irse a las Grandes Ligas.

 

   5. Kazuhiro Sasaki. En las 10 temporadas que disputó en Japón con las Estrellas de Yokohama (hoy Estrellas de DeNA) antes de irse a las Grandes Ligas el espigado derecho se convirtió en el mejor cerrador de la historia de la NPB. Su dominio en la novena entrada era tal que los equipos rivales comenzaron a planificar sus juegos basados en 8 episodios, porque sabían que al momento de enfrentarlo en el noveno sus posibilidades de producir carreras eran casi inexistentes. En 2000, tomó la decisión de irse a las Grandes Ligas y de inmediato dejó sentir su presencia al alzarse con el premio al Novato del Año de la Liga Americana con los Marineros de Seattle. Sus tres primeras campañas en las mayores fueron muy exitosas, pero luego de decaer en la cuarta y verse afectado por problemas personales fuera del terreno, decidió regresar a Japón a pesar de tener la opción de quedarse un año más en los Estados Unidos. Su retorno a la NPB fue tremendamente publicitado, entre otras cosas porque su antiguo club, Yokohama, le otorgó el contrato más alto jamás dado a un jugador local: 650 millones de yenes por año (5,8 millones de dólares en ese momento). Su dominio sobre el montículo ya no era el mismo, pero a pesar de todo logró salvar 19 juegos en 2004 para un equipo que quedó en el último lugar de la clasificación. No obstante, un par de lesiones lo limitaron a sólo 9 apariciones en 2005, razón por la cual se vio obligado a retirarse una vez culminada la temporada.